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domingo, 22 de julio de 2012

¡Cuidado con tus Promesas!


No sé si usted se ha dado cuenta como han cambiado las cosas en los últimos tiempos. Yo recuerdo cuando era niño que mi padre siempre hablaba de lo importante que era  el valor de una promesa. El decía que en su época era de costumbre hacer las cosas confiando en la seriedad de las personas y se le prestaba atención a la frase “empeñar su palabra”. En ese tiempo no tenían tanta importancia los contratos y las firmas, porque la palabra de alguien tenía gran peso y se respetaba.

Hoy en día se han perdido esos usos y costumbres. Los hombres en su gran mayoría se han tornado en seres mentirosos e incumplidores, al punto de que para poder confiar en la seriedad de alguien se requiere de una firma o del aval de otras personas con mayor credibilidad.

En esta ocasión Dios nos esta exhortando a prestar mucha atención a la importancia que tiene para nuestras vidas el cumplir con nuestras promesas y nos muestra a través de su palabra lo letal que puede llegar a ser para un individuo, familia y hasta para una Nación el faltar a una promesa.

Hechos 5: 1-11 nos relata un acontecimiento que tuvo lugar en el tiempo de los apóstoles veamos:

“Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo  una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido.
Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.
Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas”.

Esta porción de la biblia relata la última historia que muestra la parte del carácter de “fuego consumidor” de Dios, digo esto porque después de este acontecimiento entro en efecto el periodo de la gracia, donde por amor a su hijo Jesús, Dios se ha tornado mas misericordioso y paciente para con los hombres. 

Hasta cierto punto una gran parte de la humanidad ha abusado del carácter amoroso  del eterno y ha comenzado a vivir de espalda a los valores éticos y morales.  La mentira y el engañó se han convertido en el pan nuestro de cada día.

 La verdad es que ya Dios no está usando estos métodos tan drásticos de castigo, como dice la biblia “es por su misericordia que no hemos sido consumidos” (Lamentaciones 3:22); pero si podemos ver como muchos por consecuencia de sus mentiras, impuntualidad y falta de compromiso han caído en desgracia espiritual.  Les explico:

Una persona cae en desgracia espiritual cuando se sale de la gracia de Dios.

¿Cómo se sale alguien de su gracia?  

El Espíritu Santo que mora en nuestros corazones tiene una encomienda muy importante para que nosotros podamos vivir una vida de victoria por la gracia de Jesús que nos fue dada en el momento en que nos envió al consolador, es dirigirnos a toda verdad, es decir, siempre dirigirnos a Jesucristo.

Jesús dijo: “Yo soy la verdad y la vida” (Juan. 8:12), queriendo decir que donde está la verdad, está la vida, lo que demuestra que la carencia de verdad es la mentira, que a su vez es pecado y la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23).

 ¿Porque la mentira es pecado? 

Porque proviene de Satanás quien es el padre de la mentira y todo lo que de Él procede es maldad.

Notemos que en nuestro relato bíblico Pedro le pregunta a Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?
Cuando alguien miente faltando a una promesa e incumpliendo con su palabra, es porque Satanás llena su corazón de mentira y si esa persona es un creyente, en su corazón vive el Espíritu Santo, por lo tanto no puede morar la mentira.

Cuidado con la mentira blanca, eso no existe. Una mentira es siempre una mentira no importa lo pequeña e insignificante que parezca y trae consecuencias funesta para nuestras vidas
  • ·       Cuando alguien te convoca a una hora y tú llegas más tarde eres impuntual y estas mintiendo.
  • ·       Cuando le haces una promesa a tus hijos para que se tranquilicen y no le cumples, estas mintiendo.
  • ·       Cuando haces una promesa de fe a tu Iglesia y no la cumples, estas mintiendo.

Cuando esto sucede el Espíritu Santo se contrista y el cristiano cae en desgracia. En el caso de Ananías fue la muerte física, pero hoy en día muchos creyentes parecen muertos vivientes porque han caído de la gracia de Dios. Viven una vida de derrota, sin gozo, en una constante depresión, no tienen paz. Están espiritualmente muertos.

En lo adelante cuando tu no estés seguro de poder cumplir con tus promesas, no comprometas tu palabra, no sea que te salgas de la gracia de Dios por mentirle al Espíritu Santo que mora en tu corazón. Recuerda que cuando mientes no les mientes a los hombres sino a Dios. Habla siempre con la verdad y siempre tendrás vida abundante.

Dios te bendiga!!




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