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sábado, 28 de julio de 2012

Viendo lo que no se ve.



En los programas de detectives e investigación de crímenes, con frecuencia aparece una substancia que se llama Luminol.  Al rociarse en forma líquida sobre la escena de un crimen, el Luminol produce luz al realizar una reacción química con pequeños rastros de sangre que el ojo humano no distingue. El criminal podría haber dejado el lugar totalmente limpio, al parecer; pero el Luminol permite a los investigadores ver lo invisible. Les permite detectar evidencias de un crimen que el ojo humano solo no ve.

En cierto sentido, la Biblia funciona como el Luminol. Nos permite ver lo invisible. 
En este mundo de apariencias, de cosas que parecen ser sólidas pero son realmente pasajeras, la Biblia nos revela la realidad invisible que es eterna. 
Al mostrarnos la realidad espiritual, la Palabra de Dios nos lleva a una vida verdadera y mejor.

Abramos nuestras Biblias en 2 Corintios 4:16-18:

"Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas".

El apóstol Pablo ha estado hablando de las dificultades que enfrenta como apóstol. Sin embargo, dice: "no nos desanimamos" (v. 16). 
¿Por qué?  Porque "no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible" (v. 18). ¿Te fijas en lo visible, o en lo invisible?

Lo que se ve es pasajero, pero lo que no se ve es eterno. Dios
es invisible. Nadie lo ha visto jamás. Sin embargo, El siempre
ha existido. En cambio, este universo, con todo lo que contiene,
tuvo un principio - y tendrá un final.

Lo más duradero - y por ende, lo más importante - es invisible.  Las cosas de este mundo pasarán, pero el reino de Dios jamás pasará.
 ¿Para qué, entonces, vas a vivir?  Si vives para las cosas de este mundo, tu vida quedará sin significado cuando el mundo deje de existir.

En cambio, si vives para lo eterno - para lo invisible.  hallarás bendición. Veamos dos bendiciones específicas que recibimos cuando aprendemos a vivir para lo invisible, en lugar de enfocarnos en lo que vemos. 

La primera bendición es ésta: ver lo invisible nos permite sobrellevar el sufrimiento.

Observen lo que dice Pablo  en el verso 17.

 Describe los sufrimientos que él enfrentaba como "ligeros y efímeros". ¿A qué sufrimientos se refiere Pablo?  ¿Qué cosas padeció él?  Sabemos que él fue falsamente acusado, encarcelado, náufrago, fue azotado, sufrió fuertes problemas de salud, fue abandonado por algunos de sus compañeros,  en fin, sufrió cosas fuertes.  Sin embargo, él los puede describir como "ligeros y efímeros".

Los describe así, no porque no le dolían, sino porque estas cosas son pequeñas a comparación con la gloria que vamos recibiendo cuando vivimos para lo eterno e invisible. Aunque sufrió cosas pesadas, Pablo sabía que el peso de la gloria que recibiría de parte de Dios sería mucho mayor.


Un famoso predicador de antaño, poco antes de morir, fue diagnosticado con una enfermedad mortal. El dijo lo siguiente:

"Salí a caminar y miré aquella montaña que me encanta. Observé el río tan lindo, y los árboles altos que son como poesía para mi alma. Al ocaso, vi el cielo donde Dios encendía sus lámparas, y dije: quizás no te vea muchas veces más, pero montaña, yo seguiré viviendo cuando tú ya no estés, y río, estaré vivo cuando tú dejes de correr al mar, y estrellas, viviré cuando ustedes se hayan caído del cielo".

Cuando aprendemos a ver lo invisible, podemos sobrellevar el sufrimiento.  Aun la muerte deja de asustarnos cuando llegamos a conocer a Aquel que venció la muerte. 

Vayamos ahora a 1 Corintios 7:29-31 para encontrar la segunda bendición que recibimos cuando aprendemos a ver lo invisible:

"Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo
disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa".

Ver lo invisible significa reconocer que le queda poco tiempo a este mundo de pecado.
 ¿Cuánto tiempo? No lo sé, los tiempos de Dios no son como los nuestros. Pero ver lo invisible significa un cambio de perspectiva, de valores; significa ver las cosas de forma distinta.

Se trata de vivir como si no. Dice: "los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran" (v. 29).     ¿Qué significa esto?

¿Significa tener amantes?  ¿Descuidar a la familia, y andar siempre fuera del hogar?  No, no significa eso. Significa que uno deja de pensar que su pareja le va a traer la verdadera felicidad, cuando sólo Dios lo puede hacer.

De igual manera, cuando lloramos o cuando nos regocijamos, reconocemos que estas cosas son pasajeras. Cuando compramos algo, lo sostenemos ligeramente. No permitimos que nuestras posesiones nos posean.  ¿Cuál es el resultado de todo esto?  El resultado es hallar el sentido de la vida. Ver lo invisible nos lleva a una vida de verdadero significado.

Si tú has tratado de buscar satisfacción para tu alma en las cosas temporales o en alguna relación, en las posesiones, en tu posición social o en algún trabajo; sólo para descubrir que no te satisfacen, estás listo para aprender a vivir para lo eterno. Lo irónico es que, al hacerlo, vivirás mejor.

¿Te has dado cuenta de que las personas que más esperan de su pareja son las que más parejas tienen? 

Me explico. Cuando tú esperas que otra persona te dé el amor que sólo Dios te puede dar, pasas por una etapa de enamoramiento donde todo parece color de rosa. Pasa el tiempo, sin embargo, y se te caen las escamas de los ojos. Te das cuenta de las imperfecciones de tu pareja.

Pronto el encanto se convierte en desilusión, y hay que buscar a otra persona que pueda lograr lo que la anterior no pudo. ¡Se convierte en un cuento de nunca acabar! Esto es lo que sucede cuando buscas tu felicidad en este mundo, que está por desaparecer.

En cambio, cuando aprendes a ver lo invisible, cuando conoces a Dios y su amor, quedas libre para amar verdaderamente a tu esposa o esposo porque ya no esperas más de lo que te puede dar. 

Lo mismo sucede con tus hijos, con tu trabajo, con tus posesiones, los tratas mejor y los disfrutas más precisamente porque tienes una base sólida para tu vida, y no tienes que buscar en ellos más de lo que te pueden dar.

Ver lo invisible le da un sentido verdadero a la vida. Lo que haces para el Señor no es en vano, ni es tiempo perdido. Al contrario; es lo más importante que puede existir. Algunos años atrás, un pueblo del estado de Colorado decidió construir un gran palacio para atraer turistas.

El palacio medía 150 metros por 100 metros. Las torres que marcaban la entrada medían 30 metros de alto. Lo insólito del palacio, sin embargo, es que se construyó de hielo. Aunque llegó a ser alto e impresionante, a los pocos meses, se derritió. Para colmo, ¡pocos turistas llegaron para verlo!

Así de pasajero es lo que construimos con nuestra vida, cuando sólo es para este mundo. En cambio, cuando vivimos para el reino de Dios y de Jesucristo, nuestra vida tiene importancia eterna.
No construyas castillos de hielo ni de arenas en tu vida, vive siempre prestando le atencion a lo invisible y te convertirás en un ser invencible.

Dios te Bendiga!!

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