Actualmente los padres han sido muy atacados por
varios medios. Los presentan como seres inútiles, inservibles, súper flojos.
Una autora feminista de algunas décadas
atrás dijo esto: "Una mujer sin un hombre es como un pez sin bicicleta". En otras palabras, en
la familia, ¡el hombre viene sobrando! Quizás sea necesario para empezar las
cosas, pero su presencia no es esencial para el
buen funcionamiento de la familia.
Para ser justos, es necesario reconocer que
estas actitudes muchas veces nacen en reacción al machismo, la
actitud que
deshonra a la mujer. Frente al machismo, muchas
mujeres han dicho: ¡Esa clase de hombre no me hace falta!
Uno comprende su reacción, porque hay muchos que han nacido
siendo varones, pero nunca han aprendido a ser la clase de hombre que
Dios quiere que sean.
Hoy quiero decirte que ni el feminismo radical,
que desearía
acabar con todos los hombres, ni el machismo es
la voluntad de Dios. Más bien, Dios creó al hombre con un
propósito especial.
Lo puso como cabeza del hogar para amar a su
esposa, criar a sus hijos y reflejar como hombre la naturaleza misma
de Dios.
Dios mismo se llama Padre de todos los que El
adopta como sus hijos, los que reciben por fe a su Hijo
Jesucristo y lo
reconocen como Señor y Salvador.
Así lo dice
Juan 1:12:
"A cuantos lo recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios". Al llamarse
Padre, Dios honró a todos los padres humanos. El ser padre es algo
muy valioso. Si tú eres padre, Dios te ha llamado a tomar en
serio el privilegio que tienes.
En esta ocasión, quiero que consideremos
primeramente para qué sirve un padre o cual es su importancia. Al hablar de lo que Dios llama a
los padres a hacer, también pensaremos en la clase de Padre
que es Dios para nosotros.
Efesios 6:4 dice:
"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros
hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor."
Aquí encontramos la primera función principal de
un padre. Un padre da estructura a su hogar. Dios les
dice a los padres que críen a sus hijos
en disciplina.
Por lo general, en las familias sanas, las
madres son más
cariñosas, y los padres ponen la disciplina.
Esta no es una
división absoluta; las madres tienen que
disciplinar, y los
padres deben abrazar y ser cariñosos con sus
hijos. Pero cuando el papá no está cumpliendo con su deber, el
orden y la estructura del hogar es lo primero en sufrir.
Esto es lo que hace Dios. La Palabra dice que el
Señor al hijo que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe
por hijo. Dios disciplina y corrige a sus hijos para que
crezcan, maduren y lleguen a ser hombres y mujeres de carácter
firme. El lo hace por medio de los sufrimientos de la vida, por medio
de su Palabra, por medio de otras personas - de una y
mil maneras.
Un niño montaba su bicicleta por una bajada. Iba
más y más
rápido, y el viento fresco se sentía delicioso
en su cara.
¿Para qué aplicar los frenos? ¡Quería disfrutar
el momento por completo! La velocidad fue adictiva. Sin
embargo, al pie de la bajada había una curva. Por exceso de velocidad,
el chico perdió el control de la bicicleta y terminó con varios heridas.
Los frenos de la bicicleta representan una especie
de disciplina al movimiento de la bicicleta. Son esenciales para
que su uso no termine en un accidente. De igual modo, la
disciplina amorosa y constante de un padre es esencial para que la
familia avance bien, para que el niño aprenda a controlarse a
sí mismo y pueda tener una vida ejemplar.
Quizás Dios te esté disciplinando a ti en este
momento. ¡Acepta su disciplina! No te rebeles contra El. Es para tu
bien. Quizás seas padre de familia, y te haga falta aprender
a disciplinar a tu familia. Guíales con tu ejemplo. No confundas
el coraje abusivo con la disciplina. Disciplinar a tus
hijos y gritarles no son la misma cosa.
¿Qué significa esto de la disciplina y la
estructura, entonces?
Significa asegurarte de que tus hijos hagan la
tarea, para que
puedan sobresalir en sus estudios. Significa
apoyar a tu esposa cuando les dice a los niños que es hora de ir a
dormirse. Significa asegurarte de que tus hijos respeten
siempre a su madre. Significa ponerles límites, aun cuando no
les guste.
Observa cómo Dios ha hecho esto con nosotros.
Nos ha dado sus leyes, para que sepamos cómo es que debemos
vivir. Nos pone consecuencias cuando no vivimos de acuerdo a su
voluntad. Nos pone límites para que aprendamos a guiarnos
solos. Tú no tienes que ser perfecto. Pídele a Dios que te ayude a
empezar a ser el tipo de padre que El quiere que seas.
Como parte de dar estructura a su familia y
disciplinar a sus
hijos, un padre dirige a su familia hacia Dios.
La última parte
del versículo les dice a los padres que críen a
sus hijos según
la instrucción del Señor. No sé de dónde salió
esta idea de que la Iglesia y las cosas de Dios son sólo para las
mujeres y los niños, pero es una de las mejores mentiras que
se ha inventado Satanás.
Con esta mentira ha mantenido a muchas familias
en cadenas de mediocridad, porque el padre no da el liderazgo
espiritual que debería ejercer. Padres, pongan el ejemplo de
decir: Hoy vamos a levantarnos temprano para ir a la iglesia. Vamos
a orar antes de comer. Vamos a tener la célula familiar. ¡No
esperen a que sus esposas lo hagan!
La mejor herencia que les puedes dejar a tus
hijos es un legado de fe en Jesucristo, de obediencia al Señor y de
amor a Dios. Tienes un lugar único en el plan de Dios para tu
familia.
Vamos a ver lo que dice Colosenses 3:21 para
descubrir la segunda función crucial de los padres:
"Padres, no
exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten." El
apóstol Pablo dice que, cuando un padre no cumple con su deber, sus
hijos se desaniman. Cuando un padre es voluble, egocéntrico y
enojón, sus hijos se exasperan. Esto puede producir en ellos el desánimo.
Un buen padre, en cambio, da ánimo a sus hijos.
Cuando un padre ama a sus hijos, él ve lo que ellos pueden
llegar a ser y los anima para que desarrollen al máximo sus
capacidades. Esto lo pude ver en un niño que se iba a lanzar en un clavado a una piscina. Su madre le decía: ¡Vamos, hijo! ¡Tú
puedes! ¡Yo sé que puedes hacerlo! Pero el niño no se animaba a
tirarse.
No fue hasta que escucho la voz varonil de su padre
decirle: ¡Tírate, hijo!, que el niño se animó a tirarse de la
palanca. Después de hacerlo una vez, ya no tenía temor; pero le
hacía falta escuchar la voz de su padre para darle ánimo y superar el temor.
Padres, nunca ignoren el poder que ustedes tienen para darles ánimo a sus hijos.
¿Qué Tu quieres que sea tu hijo cuando crezca? ¿Quieres que sea un
pandillero? ¿Quieres que tu hija se embarace a los quince
años y deje de estudiar? Si eso es lo que quieres, entonces no hagas
nada. Pero si quieres algo diferente para tus hijos, empieza
ya a animarles. Habla con ellos de lo que pueden ser, y cómo se
puede lograr.
¡Sueña con ellos! Y ayúdales a realizar sus
sueños.
Esto es lo que Dios hace con nosotros. ¿Alguna
vez has leído en la Palabra de Dios que El nos diga: Tú no vas a
poder, Eres un inútil, Para qué te esfuerzas? ¡No! Dios nos da
ánimo. El nos dice: Tú eres más que vencedor en Cristo. Todo
lo puedes en Cristo que te fortalece. Estoy contigo siempre,
hasta el fin del mundo.
Escucha lo que le dijo a Josué.:
"Te
repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque
el SEÑOR tu Dios estará contigo donde quiera que
vayas." Josué 1:9. No le dijo: No vas a poder.
¡Eres muy menso! ¿Para qué lo intentas?
Ya es hora de aprender a escuchar la voz
de nuestro Padre celestial, esa voz de ánimo y aliento que nos
llama a realizar
el propósito que Dios tiene para nosotros. Es
hora de hacernos sordos a las voces que nos dicen que no podemos,
que no servimos para nada, que mejor ni lo intentemos.
Cuando has aprendido a escuchar esa voz, puedes
hablarles así también a tus hijos. Puedes ayudarles a ver
hacia el futuro
bueno que Dios tiene en sus manos para ellos.
Pueden soñar
juntos.
La Biblia compara los hijos con flechas
en las manos de un guerrero. Para que una flecha tenga el mayor
impacto, es necesario guiarla bien y dispararla con buena
velocidad. El
ánimo que tú les das a tus hijos es la velocidad
de la flecha.
Cómo podemos llegar a ser hijos de Dios y tenerle a El como Padre?. Recibiendo y reconociendo a Jesucristo como Señor y Salvador así Dios nos adopta como sus hijos.
Por naturaleza, formamos parte
de su creación; pero El nos invita a ser sus hijos. Si tú nunca
has aceptado a Cristo, y hoy quieres que Dios sea tu Padre, te
invito a tomar esa decisión. Hoy puedes entrar a la familia de
Dios. Solo tienes que abrir tu corazón a El y decirle: -Yo se que tu eres Dios y que yo soy pecador, perdona todos mis pecados, entra en mi corazón y transformarme, quiero ser tu seguidor e imitador.
Si haces esta confesión sinceramente entonces ya eres su hijo y el tu Padre.
Dios te bendiga!!!
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