Se reporta que, cuando se hundió el Titánic, once millonarios perdieron la vida. Uno de los que alcanzó a sobrevivir dejó atrás trescientos mil dólares en efectivo y en joyas cuando huyó de su cabina. El luego comentó: "El dinero me parecía una burla en ese momento. Lo dejé atrás, y me llevé tres naranjas."
Cuando su vida colgaba de un hilo, ese hombre cambió repentinamente de valores. Lo que había valorado antes, ahora le parecía ridículo. Algo que poco le había costado, en cambio - tres naranjas - ahora le podría sostener la vida mientras esperaba ser rescatado.
¿Qué es lo que tú valoras? En otras palabras, ¿qué te parece importante? ¿Qué cuidas? Antes de continuar, es importante definir el evangelio. ¿Qué es el evangelio, este mensaje digno de valorar? El evangelio es simplemente el mensaje acerca de Jesús, de lo que El ha hecho para que podamos ser reconciliados con Dios. Es el mensaje de su vida, su muerte en la cruz y su resurrección. El evangelio es el mensaje de Jesucristo.
Para muchas personas, ese mensaje se ha convertido simplemente en otro dato. Así como saben que Cristóbal Colón descubrió América en 1492, también saben que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. A la muerte de Jesús quizás le dan la misma importancia que a los otros datos.
Cuando comprendemos el evangelio, sin embargo, comprenderemos también que es algo de inmenso valor, de mucho más valor que cualquier dato meramente histórico. Nos daremos cuenta que es de tanto valor que valdría la pena hasta dar la vida por él. Y quizás por este mismo motivo, el evangelio está bajo ataque.
El evangelio también está en peligro. No es el peligro de que alguien se lo robe, sino el peligro de ser trastornado, de ser confundido, de ser pervertido o perdido. Por ser tan valioso, tenemos que cuidarlo. No lo cuidamos guardándolo en una caja fuerte o llevándolo en un carro blindado. Lo cuidamos cuando estudiamos la Palabra para entender bien qué es y lo aprendemos a vivir.
De este modo, podremos reconocer las falsificaciones del evangelio que se nos presentan. Nos daremos cuenta cuándo alguien nos quiere predicar un mensaje que no es bíblico, que no concuerda con el verdadero evangelio. Así aprenderemos, como lo dice Pablo, a ser sagaces para el bien e inocentes para el mal.
Me llama la atención la astucia que solemos tener para el mal. Si alguien cuenta un chiste colorado, pronto agarramos el significado oculto. ¡Nuestras mentes son listas para ese tipo de cosas! Pero ¿cuántos de nosotros nos hemos esforzado por estudiar y entender el evangelio? ¿Cuántos hemos escudriñado la Palabra para conocer bien qué hizo Jesús y por qué nos importa? ¿Cuántos de nosotros se lo podemos explicar a otra persona para que lo entienda?
El evangelio está bajo ataque, y tenemos que cuidarlo y guardarlo. Cuando lo hacemos, llegamos a comprender el valor del evangelio. Es que el evangelio es el camino a la victoria. Yo decia el pasado Domingo en mi mensaje en base a Romanos 16:20: "Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes".
Es cierto que el evangelio está bajo ataque, pero ese mismo evangelio precioso es el camino a la victoria sobre nuestro peor enemigo. La razón por la que el evangelio vale la pena defender es porque es el único modo de tener la verdadera victoria en la vida - y después de la muerte.
Cuando Adán y Eva pecaron, el Señor le dijo a la serpiente que un descendiente de la mujer le aplastaría la cabeza. Ese descendiente fue Jesucristo. La serpiente - Satanás - fue derrotado en la cruz. El sigue teniendo influencia en el mundo, y logra engañar a muchas personas. Sin embargo, él ya ha sido derrotado.
Nosotros, por fe, compartimos la victoria de Jesucristo. ¡Esta es la gran noticia del evangelio! Por fe, sabemos que nuestro pecado ha sido perdonado, que el enemigo ya no tiene poder sobre nosotros y que somos parte de la nueva creación que Dios está preparando. Aunque por el momento vivamos todavía en este mundo con sus problemas y sus enfermedades, pronto seremos libres.
¡Qué gran esperanza tenemos! No dejes que nadie te la robe. No dejes que la preocupación por las cosas del mundo te robe la esperanza que tienes en Cristo. No dejes que la atracción de las cosas del mundo te robe la esperanza que tienes en Cristo. En el evangelio tenemos un gran tesoro, porque el evangelio es el camino a la victoria.
¿Qué valor le das al evangelio? ¿Qué importancia tiene en tu propia vida? Quiero animarte a considerar ahora las decisiones que tomas a diario. ¿Cuánto tiempo inviertes en conocer mejor el evangelio? ¿Cuánto te esfuerzas por compartirlo con otros? ¿Qué valor le das?
Se cuenta la historia de unos niños en el continente africano que jugaban a las canicas. Un visitante se acercó para examinar las canicas que usaban. Parecían ser simplemente unas piedritas medio redondas, pero este visitante conocía algo de piedras y de canicas - y sabía que no eran ni piedras ni canicas.
Los niños estaban jugando a las canicas con diamantes sin tallar. ¡Jugando a las canicas con diamantes! Para ellos, eran simplemente unas piedritas que habían salido de la tierra. Ignoraban su enorme valor. ¿Será que nosotros hacemos lo mismo? Teniendo en nuestras manos este mensaje de tanto valor - el evangelio - ¿jugaremos con él a las canicas? O más bien, ¿le daremos el valor que le corresponde?
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