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viernes, 11 de enero de 2013

UN HOGAR CONSTRUIDO EN UNA BASE FIRME


Quisiera tomar esta oportunidad para hacer un llamado para
que reflexionemos juntos acerca del plan que Dios nos ha dado
para la buena construcción del hogar. 
Cuando se construye
cualquier edificio, una parte importante del proceso son los
planos. Si no se hacen buenos planos, el edificio no podrá
quedar bien. Si el constructor no sigue los planos, tampoco
quedará bien.

Dios nos ha dado en su Palabra los planos para construir un
hogar bien hecho. ¿Cómo estás construyendo tu casa? Leamos lo
que nos ha dicho nuestro Señor Jesús al respecto en Mateo
7:24-27:

7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le
compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre
la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le
compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre
la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande
su ruina.

Cada uno de nosotros está construyendo su casa. ¿Sobre qué la
estamos construyendo? La primera cosa necesaria para tener un
hogar bien hecho es construir sobre una buena base.

Podemos construir nuestro hogar sobre la arena inestable de la
tradición, de las opiniones populares, de nuestros sentimientos.
Muchas de las casas más costosas del mundo están construidas
sobre arena - frente a la playa, con una linda vista de las olas
del mar.

Pero ¿qué sucede cuando el viento encrespa las olas y llega la
tormenta? ¿Qué base tendrá el hogar entonces? No tendrá ninguna
base - y será arrastrada por las olas. Si tú construyes tu hogar
sobre una base arenosa, las cosas pueden marchar bien por un
tiempo. Sin embargo, tarde o temprano se presentará una
tormenta. Si tu casa no está bien fundamentada, esa tormenta
fácilmente arrasará con todo lo que has construido.

Sólo hay una base firme para el hogar. Sólo hay una forma de
tener un hogar bien hecho. Es tener a Cristo como centro de tu
hogar. Jesucristo es el Hijo de Dios que vino para enseñarnos la
verdad, para morir en la cruz en sacrificio por nosotros y
resucitó para darnos vida eterna. Si no lo tenemos a El al
centro de nuestro hogar - no como imagen religiosa, sino como
realidad espiritual - no podremos enfrentar las tormentas que
vendrán.

Jóvenes, ésta es una de las razones por las que la Biblia nos
dice que no nos unamos en yugo desigual. No importa qué tan
enamorados estén; si tu futura pareja no comparte tu fe en
Jesucristo como Señor y Salvador, no podrán poner una base firme
y sólida para su hogar. Si tú te unes a una persona que no
comparte tu fe, estás construyendo tu hogar sobre la arena. Es
probable que no soporte la tempestad.

Para los casados, esto significa mantener a Cristo como base del
hogar. Significa asistir fielmente a la Iglesia como familia.
Significa pasar tiempo como familia leyendo la Palabra de Dios y
orando - si es posible, todos los días. Un pastor y consejero, comentó alguna vez que nunca llegan a su oficina pidiendo consejería pastoral las parejas que pasan tiempo todos los días como familia orando y leyendo la Palabra de Dios.

La vida hoy en día es ajetreada y ocupada. Es fácil decir que no
tenemos tiempo para pasar tiempo con Dios juntos. Construir
sobre la roca no es fácil. Es mucho más fácil construir en la
arena suave y adaptable. ¿Quieres que tu hogar resista la
tormenta? Es necesario invertir el tiempo necesario para
edificar sobre la roca.

Un hogar bien hecho tiene una buena base, que es Jesucristo.
Esto también significa buscar a Dios en oración para resolver
los problemas. Un hogar edificado sobre la base de Jesucristo es
un hogar que lleva sus problemas al trono de la gracia. Cuando
enfrentes un problema o una situación difícil, reúne a tu
familia para orar al respecto antes de buscar otras soluciones.
La ayuda de Dios es invaluable en cualquier situación.

Un hogar bien hecho, entonces, se construye sobre la única base
sólida, que es Jesucristo. En segundo lugar, un hogar bien hecho
tiene una buena fundación. Sobre la base de Cristo, la relación
matrimonial es la fundación para cualquier familia. Cuando Dios
creó al hombre y vio que estaba solo, El dijo: "No es bueno que
el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada." (Génesis
2:18)

Fue entonces que Dios creó a la mujer para ser el complemento
del hombre. La primera relación que Dios creó fue la relación
entre el hombre y la mujer. La relación matrimonial de Adán y
Eva vino antes de toda la relacion entre hermanos, antes de
la relación entre amigos.

Leamos lo que dice el salmista acerca del hogar bendecido por
Dios, en el Salmo 128:1-4:

128:1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en
sus caminos.
128:2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado
serás, y te irá bien.
128:3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu
casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu
mesa.
128:4 He aquí que así será bendecido el hombre que teme a
Jehová.

Qué bonito cuadro del hogar, ¿verdad? La primera relación que
vemos aquí es la relación entre el hombre y su mujer. Dice: "tú
esposa será como vid llena de uvas". La vid, en Israel,
representaba la paz y el bienestar. Para el hombre que teme a
Dios y sabe llevar bien la relación con su esposa, ella sería
una fuente de gozo y de bendición para él, como una vid que da
fruto.

Cualquier vid se tiene que cultivar. Solamente dará su fruto si
recibe el cuidado necesario, y si se protege de los elementos
que podrían causarle daño. Hermano, tu esposa puede ser una gran
fuente de bendición para ti, pero la tienes que cuidar. Tienes
que cultivar esa relación. Lo mismo es cierto de la esposa
también; es necesario que ambos cultiven la relación
matrimonial.

Uno de los elementos que perjudica la relación matrimonial son
los celos excesivos. El amor no crece en el suelo de la
sospecha. De hecho, tus sospechas y celos podrían perjudicar la
salud y la permanencia de tu relación. Más bien, el amor aumenta
donde hay confianza. Es muy importante no permitir que la
sospecha entre en tu mente, al menos que tengas pruebas
contundentes de algún error por parte de tu cónyuge.

Este es un concepto muy bíblico. En el Antiguo Testamento, Dios
mandó a su pueblo no admitir acusación contra nadie sin la
evidencia de dos o tres testigos. Este concepto se repite
también en el Nuevo. No permitas que la sospecha crezca en tu
corazón, ni prestes atención a los rumores sin fundamento.

Para que la relación permanezca y dé fruto, es necesario
nutrirla. Aprende a conocer a tu esposa. Aprende lo que le gusta a ella. Escúchala cuando te habla. Conquístala, como lo hiciste
cuando eran novios. La mejor cosa que puedes hacer para el
bienestar de tus hijos es amar a su madre, tu esposa.

¿Cómo estás construyendo tu casa? Un hogar bien hecho tiene una
buena base, que es Jesucristo; tiene una buena fundación, que es
la relación de marido y mujer; y finalmente, tiene una buena
construcción. Volvamos al Salmo 128, verso 3. El salmista
compara a los hijos de la casa con vástagos de olivo.

Los retoños del árbol de olivo no dan fruto por varios años. Sin
embargo, cuando empiezan a dar, su producción dura mucho tiempo.
Existen árboles de olivo de hasta dos mil años de edad que
siguen dando aceitunas. Así es con los hijos también. La crianza
de un niño dura años, y cuesta - cuesta dinero, tiempo y
esfuerzo. El fruto de la buena crianza no siempre se ve de
inmediato; pero es capaz de producir fruto por muchos años en la
vida del niño.

El Salmo 127:4 nos presenta otro ejemplo para entender la
crianza de un niño: "Como saetas en mano del valiente, así son
los hijos habidos en la juventud. " Salomón, el autor de este
salmo, compara a los niños con flechas en las manos de un
guerrero.

Parece cosa fácil, pero no lo es. Se necesita fuerza para jalar la cuerda. Conforme más tense uno la cuerda, más lejos volará la flecha. De igual modo, nuestros hijos no volarán muy lejos si no invertimos tiempo y esfuerzo en su crianza. Tenemos que esforzarnos para comunicarles buenos valores y disciplinarlos apropiadamente. No sucede de forma automática.

Si el arquero no apunta la flecha con cuidado, irá a cualquier lugar menos el deseado. ¿Hacia qué blanco estás apuntando a tus hijos? No te toca decidir cuál carrera escogerán, o qué estudiarán.
Pero sí puedes encaminarlos hacia una vida de responsabilidad,
de disciplina, de alegría y de amor al Señor. Depende de tu
ejemplo, de lo que les comuniques y de lo que les inculques.

¿Cómo estás construyendo tu casa? ¿Estás construyendo sobre la
base sólida de Jesucristo? ¿Estás poniendo la fundación de
cuidar tu relación matrimonial? ¿Estás edificando con cuidado a
tus hijos? Si Dios te ha mostrado hoy algún defecto en la
calidad de tu construcción, es el momento de cambiar. 

Decide hoy 
ante El realizar los cambios que El te señala. Todos hemos
fallado. Todos somos imperfectos. Dios nos llama hoy a crecer, a
cambiar y a proseguir hacia la meta. Decídete hoy a hacer lo que
te toca para edificar un hogar bien hecho.

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