Quisiera tomar esta oportunidad para hacer un llamado para
que reflexionemos juntos acerca del plan que
Dios nos ha dado
para la buena construcción del hogar.
Cuando se
construye
cualquier edificio, una parte importante del
proceso son los
planos. Si no se hacen buenos planos, el
edificio no podrá
quedar bien. Si el constructor no sigue los
planos, tampoco
quedará bien.
Dios nos ha dado en su Palabra los planos para
construir un
hogar bien hecho. ¿Cómo estás construyendo tu
casa? Leamos lo
que nos ha dicho nuestro Señor Jesús al respecto
en Mateo
7:24-27:
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas
palabras, y las hace, le
compararé a un hombre prudente, que edificó su
casa sobre
la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y
golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque
estaba
fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y
no las hace, le
compararé a un hombre insensato, que edificó su
casa sobre
la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y
dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y
fue grande
su ruina.
Cada uno de nosotros está construyendo su casa.
¿Sobre qué la
estamos construyendo? La primera cosa necesaria
para tener un
hogar bien hecho es construir sobre una buena
base.
Podemos construir nuestro hogar sobre la arena
inestable de la
tradición, de las opiniones populares, de
nuestros sentimientos.
Muchas de las casas más costosas del mundo están
construidas
sobre arena - frente a la playa, con una linda vista
de las olas
del mar.
Pero ¿qué sucede cuando el viento encrespa las
olas y llega la
tormenta? ¿Qué base tendrá el hogar entonces? No
tendrá ninguna
base - y será arrastrada por las olas. Si tú
construyes tu hogar
sobre una base arenosa, las cosas pueden marchar
bien por un
tiempo. Sin embargo, tarde o temprano se
presentará una
tormenta. Si tu casa no está bien fundamentada,
esa tormenta
fácilmente arrasará con todo lo que has
construido.
Sólo hay una base firme para el hogar. Sólo hay
una forma de
tener un hogar bien hecho. Es tener a Cristo
como centro de tu
hogar. Jesucristo es el Hijo de Dios que vino
para enseñarnos la
verdad, para morir en la cruz en sacrificio por
nosotros y
resucitó para darnos vida eterna. Si no lo
tenemos a El al
centro de nuestro hogar - no como imagen
religiosa, sino como
realidad espiritual - no podremos enfrentar las
tormentas que
vendrán.
Jóvenes, ésta es una de las razones por las que
la Biblia nos
dice que no nos unamos en yugo desigual. No
importa qué tan
enamorados estén; si tu futura pareja no
comparte tu fe en
Jesucristo como Señor y Salvador, no podrán
poner una base firme
y sólida para su hogar. Si tú te unes a una
persona que no
comparte tu fe, estás construyendo tu hogar
sobre la arena. Es
probable que no soporte la tempestad.
Para los casados, esto significa mantener a
Cristo como base del
hogar. Significa asistir fielmente a la Iglesia
como familia.
Significa pasar tiempo como familia leyendo la
Palabra de Dios y
orando - si es posible, todos los días. Un pastor
y consejero, comentó alguna vez que nunca llegan a su oficina pidiendo consejería pastoral las parejas que
pasan tiempo todos los días como familia
orando y leyendo la Palabra de Dios.
La vida hoy en día es ajetreada y ocupada. Es
fácil decir que no
tenemos tiempo para pasar tiempo con Dios
juntos. Construir
sobre la roca no es fácil. Es mucho más fácil
construir en la
arena suave y adaptable. ¿Quieres que tu hogar
resista la
tormenta? Es necesario invertir el tiempo
necesario para
edificar sobre la roca.
Un hogar bien hecho tiene una buena base, que es
Jesucristo.
Esto también significa buscar a Dios en oración
para resolver
los problemas. Un hogar edificado sobre la base
de Jesucristo es
un hogar que lleva sus problemas al trono de la
gracia. Cuando
enfrentes un problema o una situación difícil,
reúne a tu
familia para orar al respecto antes de buscar
otras soluciones.
La ayuda de Dios es invaluable en cualquier
situación.
Un hogar bien hecho, entonces, se construye
sobre la única base
sólida, que es Jesucristo. En segundo lugar, un
hogar bien hecho
tiene una buena fundación. Sobre la base de
Cristo, la relación
matrimonial es la fundación para cualquier
familia. Cuando Dios
creó al hombre y vio que estaba solo, El dijo:
"No es bueno que
el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda
adecuada." (Génesis
2:18)
Fue entonces que Dios creó a la mujer para ser
el complemento
del hombre. La primera relación que Dios creó
fue la relación
entre el hombre y la mujer. La relación matrimonial
de Adán y
Eva vino antes de toda la relacion entre
hermanos, antes de
la relación entre amigos.
Leamos lo que dice el salmista acerca del hogar
bendecido por
Dios, en el Salmo 128:1-4:
128:1 Bienaventurado todo aquel que teme a
Jehová, que anda en
sus caminos.
128:2 Cuando comieres el trabajo de tus manos,
bienaventurado
serás, y te irá bien.
128:3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a
los lados de tu
casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor
de tu
mesa.
128:4 He aquí que así será bendecido el hombre
que teme a
Jehová.
Qué bonito cuadro del hogar, ¿verdad? La primera
relación que
vemos aquí es la relación entre el hombre y su
mujer. Dice: "tú
esposa será como vid llena de uvas". La
vid, en Israel,
representaba la paz y el bienestar. Para el
hombre que teme a
Dios y sabe llevar bien la relación con su
esposa, ella sería
una fuente de gozo y de bendición para él, como
una vid que da
fruto.
Cualquier vid se tiene que cultivar. Solamente
dará su fruto si
recibe el cuidado necesario, y si se protege de
los elementos
que podrían causarle daño. Hermano, tu esposa
puede ser una gran
fuente de bendición para ti, pero la tienes que
cuidar. Tienes
que cultivar esa relación. Lo mismo es cierto de
la esposa
también; es necesario que ambos cultiven la
relación
matrimonial.
Uno de los elementos que perjudica la relación
matrimonial son
los celos excesivos. El amor no crece en el
suelo de la
sospecha. De hecho, tus sospechas y celos podrían
perjudicar la
salud y la permanencia de tu relación. Más bien,
el amor aumenta
donde hay confianza. Es muy importante no
permitir que la
sospecha entre en tu mente, al menos que tengas
pruebas
contundentes de algún error por parte de tu
cónyuge.
Este es un concepto muy bíblico. En el Antiguo
Testamento, Dios
mandó a su pueblo no admitir acusación contra
nadie sin la
evidencia de dos o tres testigos. Este concepto
se repite
también en el Nuevo. No permitas que la sospecha
crezca en tu
corazón, ni prestes atención a los rumores sin
fundamento.
Para que la relación permanezca y dé fruto, es
necesario
nutrirla. Aprende a conocer a tu esposa. Aprende
lo que le gusta a ella. Escúchala cuando
te habla. Conquístala, como lo hiciste
cuando eran novios. La mejor cosa que puedes
hacer para el
bienestar de tus hijos es amar a su madre, tu
esposa.
¿Cómo estás construyendo tu casa? Un hogar bien
hecho tiene una
buena base, que es Jesucristo; tiene una buena fundación,
que es
la relación de marido y mujer; y finalmente,
tiene una buena
construcción. Volvamos al Salmo 128, verso 3. El
salmista
compara a los hijos de la casa con vástagos de
olivo.
Los retoños del árbol de olivo no dan fruto por
varios años. Sin
embargo, cuando empiezan a dar, su producción
dura mucho tiempo.
Existen árboles de olivo de hasta dos mil años
de edad que
siguen dando aceitunas. Así es con los hijos
también. La crianza
de un niño dura años, y cuesta - cuesta dinero,
tiempo y
esfuerzo. El fruto de la buena crianza no
siempre se ve de
inmediato; pero es capaz de producir fruto por
muchos años en la
vida del niño.
El Salmo 127:4 nos presenta otro ejemplo para
entender la
crianza de un niño: "Como saetas en mano
del valiente, así son
los hijos habidos en la juventud. "
Salomón, el autor de este
salmo, compara a los niños con flechas en las
manos de un
guerrero.
Parece cosa fácil, pero no lo es. Se necesita fuerza para jalar la cuerda. Conforme más tense uno la cuerda, más lejos
volará la flecha. De igual modo, nuestros
hijos no volarán muy lejos si no invertimos
tiempo y esfuerzo en su crianza. Tenemos que esforzarnos para comunicarles buenos valores y disciplinarlos apropiadamente. No sucede de forma automática.
Si el arquero
no apunta la flecha con cuidado, irá a cualquier lugar menos el deseado. ¿Hacia qué blanco estás apuntando a
tus hijos? No te toca decidir cuál
carrera escogerán, o qué estudiarán.
Pero sí puedes encaminarlos hacia una vida de
responsabilidad,
de disciplina, de alegría y de amor al Señor.
Depende de tu
ejemplo, de lo que les comuniques y de lo que
les inculques.
¿Cómo estás construyendo tu casa? ¿Estás
construyendo sobre la
base sólida de Jesucristo? ¿Estás poniendo la
fundación de
cuidar tu relación matrimonial? ¿Estás
edificando con cuidado a
tus hijos? Si Dios te ha mostrado hoy algún
defecto en la
calidad de tu construcción, es el momento de
cambiar.
Decide hoy
ante El realizar los cambios que El te señala. Todos
hemos
fallado. Todos somos imperfectos. Dios nos llama
hoy a crecer, a
cambiar y a proseguir hacia la meta. Decídete
hoy a hacer lo que
te toca para edificar un hogar bien hecho.
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