Cuando Jesús buscó una
comparación para identificar la vida de sus discípulos, habló de que
debemos ser sal y luz para esta tierra. Como millares de
luciérnagas alumbrando la noche oscura.
Cuenta una anécdota
que un abuelo y su nieto se fueron de vacaciones para una cabaña en el bosque. Cuando llegaron a la cabaña ya era de noche.
Para evitar que se metieran muchos insectos, dejaron las
luces apagadas hasta cerrar la puerta, A pesar de su cuidado,
sin embargo, algunas luciérnagas se metieron a la cabaña con
ellos. El niño exclamó: "Es inútil abuelo. ¡Los zancudos nos
están persiguiendo con linternas!" Pobre niño. No sabía lo que
era una luciérnaga.
En realidad, esos insectos que abundan en estas fechas son muy interesantes. Dios los ha
diseñado con mucha sabiduría para producir luz mediante una reacción
química. No son zancudos y no pican,
pero si traen un foco interno que alumbra en la oscuridad. Traen su luz interior, así mismo Dios
quiere que todos los que formamos parte del reino de la luz brillemos con la
luz que por naturaleza divina a través de Jesús cada
creyente posee. Los creyentes somos llamados a alumbrar este mundo
oscuro.
Una cualidad tanto de
la luz como de la sal es que son notables por su presencia o por su
ausencia. Por ejemplo, cuando probamos una comida desabrida, decimos:
¡Le falta sal! La sal es notable por su ausencia. Entramos a
una habitación oscura, y de inmediato decimos: ¡Prende la luz!
No preguntamos: ¿Qué le faltará a este cuarto? ¿Por qué estará
tan oscuro? No, sabemos de inmediato que la oscuridad significa
que hay una falta de luz.
¿Qué
significa esto? Significa que la primera forma en la que podemos cambiar
el mundo como seguidores de Cristo es simplemente por lo que somos, por nuestra
presencia en el mundo, por medio de nuestro diario vivir. En otras
palabras, como la sal y la luz son notables simplemente por su presencia o
su ausencia, también nosotros como creyentes debemos serlo.
Nuestra
primera responsabilidad es simplemente brillar, donde Dios nos haya
puesto, y alumbrarles el camino a otros para que puedan encontrar a
nuestro Señor también.
Podemos
hacer muchas cosas importantes como cristianos: Por ejemplo es importante
mandar misioneros, trabajar para lograr la justicia social y levantar
instituciones e Iglesias, pero todos estos proyectos se debilitarán
si no se construyen sobre la base de una Iglesia de personas y creyentes
que brillan para Cristo en su diario caminar.
De
esto nos habla el Apóstol Pablo en su carta a los
Colosenses 4:5-6:
¨Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo
el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con
sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno¨.
Estos
versículos nos hablan de dos maneras en las que nuestras vidas deben
brillar para Cristo y alumbrar el camino para que otros lo encuentren. La
primera manera es en nuestra forma de vivir, y la segunda es en nuestra
forma de hablar. Consideremos estas cosas más a fondo.
El versículo 5 nos dice que seamos sabios en nuestro comportamiento con los que todavía no son creyentes. A ti como creyente la gente te está observando. Tu comportamiento importa. Lo que tú haces tiene un impacto, directo e indirecto, sobre muchas vidas. Quizás no te des cuenta. A lo mejor piensas que tu vida no tiene un impacto grande, porque no sales en la televisión o la radio o quizás porque no eres famoso.
Sin embargo, hay mucha gente que te está observando. En el trabajo, donde vives, en la tienda - están observando tu forma de vivir. No digo esto para que te sientas cohibido o acomplejado. No debes tratar de portarte de una forma artificial, simplemente porque otros te miran. Más bien, es a vivir la vida como un verdadero imitador y seguidor de Cristo, sin tener vergüenza de serlo, de seguro que con tu testimonio podrás impactar a los demás.
En el
tiempo de los colosenses, cuando fueron escrito estos versículos había
muchas calumnias y rumores falsos que circulaban acerca de los cristianos.
Por ejemplo, algunos los acusaban de ser caníbales. Como los creyentes decían
que la cena del Señor representaba la carne y sangre de Cristo, los de afuera
los acusaban de comer carne humana y beber sangre. ¡Claro está que no era
cierto! Pero observen cómo ellos debían de combatir esas calumnias. No era con
enojo ni poniéndose a la defensiva, sino más bien mostrando con su estilo de
vida lo que significa ser un verdadero seguidor de Cristo. De esa forma,
podrían taparles la boca a los calumniadores.
Hoy en día, también
circulan muchos conceptos falsos acerca de lo que significa seguir
seriamente a Cristo. Por ejemplo, a veces la gente dice así: "Esos
evangélicos no pueden hacer nada que el pastor no les permita. No pueden
ir al baile, porque el pastor se lo prohíbe. No pueden tomar licor, porque
el pastor no se lo permite." ¡Cómo si yo fuera un agente de la
policía celestial! Pero estas son las ideas que circulan en el mundo.
Cuando uno escucha tales cosas, es fácil desanimarse. Es fácil decir:
"¿Por qué no tratan de comprender?" Es fácil ponerse a la
defensiva, y decir: "Bueno, si eso es lo que quieren pensar, ¡allá
ellos!"
El Apóstol Pablo nos
dice cómo debemos responder: simplemente mostrando la verdad con nuestra
vida. Dejando brillar la luz que está en nosotros, siendo honestos,
amables, trabajadores, generosos y gozosos. En otras palabras, la vida
diaria que llevamos con Cristo en oración y en su Palabra se dejará ver en
nuestro caminar. Tu vida podrá ser la única Biblia que muchos leen.
El verso 5 también nos
dice que aprovechemos cada momento oportuno. Si no aprovechamos los momentos
oportunos, se van - y ya no vuelven. Esa es una cualidad del tiempo. No se
puede guardar, no se puede almacenar, ni se puede rescatar el tiempo ya
perdido. Sólo se pueden aprovechar los momentos que tenemos ahora para impactar
las vidas de otros.
Hoy, ahora - en este
momento que estás en la tienda, que estás en el trabajo, que estás conviviendo
con tu familia - puedes afectar una vida para bien o para mal. La acción más
pequeña puede repercutir, como una piedra tirada a una laguna, y ondear en una
vida tras otra. Una palabra afectuosa, una muestra de honestidad, una expresión
de confianza en Dios puede hacer la diferencia para que podamos cambiar este
mundo.
Tengo un recuerdo muy
hermoso de mi madre cuando yo era niño, que aún no conocía al Señor, una de
nuestras vecinas llegó a la casa y pidió hablar con mi madre. Cuando ella salió
a ver qué se le ofrecía, la mujer le dijo así: "Señora Rosa, yo la he
observado desde hace algún tiempo, y veo que tiene mucha paz en su rostro. ¿Me
podría decir qué tengo que hacer yo para tener esa paz también?" Mi madre
le compartió el evangelio, y poco tiempo después, ella aceptó al Señor.
Nunca sabemos quién
nos está mirando, pero tenemos que estar preparados para aprovechar cada
oportunidad. Si vivimos para Cristo, nuestras acciones diarias - aun las más
pequeñas - servirán para alumbrar a los demás. Compórtate con sabiduría frente
a un mundo que necesita ver la luz de Cristo en ti. Alguien llamado Francisco
de Asís dijo una vez estas palabras: "Predica el evangelio en todo momento
sin necesidad de usar palabras." Queriendo decir que nuestra vida es y debe
de ser la primera manera de predicar el evangelio.
Sin embargo, a veces
es necesario usar palabras. El verso 6 nos habla de esto. Nuestra conversación,
nuestra plática, debe ser amena y de buen gusto. Debemos hablar con gracia,
buscando responder sabiamente a cada persona con la que hablamos.
En griego, el verso
dice literalmente que nuestras palabras deben ser sazonadas con sal. La comida
sin sal es insípida, y nuestras conversaciones también pueden ser insípidas y
aburridas. Pero cuando hablamos de las cosas de Dios, no tiene que ser
aburrido. Dios nos está llamando a buscar formas interesantes y llamativas de
hablar de su Palabra.
A veces nos ponemos a
la defensiva cuando hablamos con las
Personas de afuera.
Pero debemos dejar de sentirnos atacados. Si ellos dicen algo negativo acerca
de nuestra fe, tratemos de averiguar por qué. Quizás hayan tenido una mala
experiencia. El simple hecho de estar dispuestos a escuchar es muy importante.
Cada persona necesita
una respuesta personal. La última frase del verso 6 dice: "Así sabrán cómo
responder a cada uno." Algunas personas necesitan una palabra de apoyo;
otros necesitan respuestas a sus preguntas. Algunas personas tienen que ver que
todos los creyentes no son iguales; y con algunos, en realidad, no debemos perder
mucho tiempo. Es cuestión de sabiduría.
Pero la clave se
encuentra en 1 Pedro 3:15:
"Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón
de la esperanza que hay en ustedes."
Cuando alguien comenta
sobre tu vida, ¿qué le dirás? ¿Le hablarás de Dios, o te quedarás con el
crédito por las bendiciones que Dios te ha dado?
Dios nos está llamando
a estar listos para presentar le el evangelio a cualquiera que muestre interés.
Debemos saber cómo expresar breve-mente el mensaje de salvación. Es un mensaje
sencillo; se puede expresar con diferentes ejemplos. Pero es importante conocer
alguna manera en la que puedas comunicar el evangelio.
La pregunta es
¿Estamos brillando en medio de este mundo de tinieblas? o estamos viviendo como
lumbreras con el foco quemado.
Hoy puedes pedirle a
Dios que te ayude a brillar para Cristo. Puedes pedirle al
Espíritu Santo que te dé sabiduría para hablar de las cosas de Dios en cada
oportunidad que se presente. Aprovecha estos momentos para meditar en lo que
quieras cambiar en tu vida, y pedirle al Señor que te ayude a hacerlo. Tu vida
puede servir para alumbrarle el camino a otro con la luz de Cristo y con su
palabra que es lámpara y lumbrera para nuestros caminos.
Dios te bendiga
siempre!!!
Pastor: Pablo Ramos.
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