Translate

miércoles, 18 de septiembre de 2013

DISTRACCIÓN IGUAL A PELIGRO.

Los seres humanos somos muy propensos a la distracción. Muchos de los accidentes más letales que ocurren en las calles, las fábricas y hasta en las guerras son motivados por el descuido o por la distracción. Las leyes en los Estados unidos están siendo aplicadas severamente sobre conductores de vehículos que mientras conducen están distraídos con sus teléfonos móviles poniendo así en riesgo su propia vida y la de los demás. 

Cuando nos distraemos perdemos el enfoque de lo que estamos haciendo y esto puede ocasionar la muerte en cuanto a lo físico y también en cuanto al llamado y al propósito de Dios para nuestras vidas. Es de esto que quiero hablarles en el día de hoy.

La vida muchas veces se parece a la historia  que leí hace poco acerca de un hombre que trabajaba en una fábrica, en la antigua Unión Soviética. Las autoridades se dieron cuenta de que había mucho robo en las fábricas, y pusieron guardias para inspeccionar a todos los trabajadores que salían del trabajo. La primera noche, el guardia en cierta fábrica observó a un trabajador que salía con una bolsa grande y pesada sobre una carretilla.

Lo detuvo y le preguntó que había en la bolsa. "Sólo aserrín y  virutas", respondió el trabajador. El guardia le ordenó que vaciara la bolsa, y era cierto - sólo contenía aserrín y virutas de madera. Le dio permiso para irse. Cada noche, se repetía la misma escena - el trabajador salía con la carretilla cargada con una bolsa de aserrín, el guardia lo inspeccionaba, y no encontraba nada sospechoso.

Por fin, el guardia le dijo al trabajador: "Me está matando la curiosidad. Dime qué es lo que estás robando, y te dejaré en libertad. "El trabajador le respondió: "Carretillas, señor guardia. Estoy robando carretillas." Mientras el guardia se fijaba en las bolsas de aserrín, bajo sus narices el ladrón se llevaba las carretillas. Simplemente lo distraía con la carga de aserrín.

Creo que la distracción es una de las armas más útiles del enemigo. Si él puede lograr que nos fijemos en cosas insignificantes y nos olvidemos de lo realmente importante, nos podrá robar el sentido de la vida y alejarnos de las metas que Dios quiere que alcancemos. Dios nos llama a cada uno de nosotros con un propósito, pero el mundo y los afanes de la vida se convierten en un teléfono móvil que nos trata de distraer y de desenfocar ese llamado.

Al final de su carta a los Colosenses, el apóstol Pablo dejó un mensaje muy importante. Si lo tomamos en serio, nos puede ayudar a evitar la trampa de la distracción.

Colosenses  4:17

 ”Decid a  Arquipo:  Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor”. 

Entre estas frases finales de saludos y despedidas hay una que llama la atención, y que formará la base para darle forma al tema de hoy "Díganle a Arquipo que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor”, o sea  en otras palabras que la lleve a cabo, que no se distraiga, que no se desenfoque del propósito ni del llamado.

Este hombre, Arquipo, había recibido un llamado del Señor. Dios lo había llamado a su servicio, y ahora Pablo le dice: "Lleva a cabo la tarea que has recibido." Dios nos extiende un llamado a todos nosotros, y nos dice que lo llevemos a cabo también. Vamos a considerar en este tiempo tres de los llamados de Dios para nuestras vidas, pero no sin antes preguntarnos:  ¿Quién fue Arquipo?

Era un siervo del Señor e hijo de Filemón. Posiblemente era el pastor de la Iglesia en Colosas. ¿Qué le dice Pablo? "Ocúpate de la tarea que recibiste del Señor". No te dejes distraer por otras cosas; no olvides lo que Dios te ha llamado a hacer. Acuérdate de tu llamado.

Estas son palabras muy importantes para nosotros también, porque muy fácilmente nos olvidamos del llamado que Dios ha puesto sobre nuestras vidas y nos dejamos distraer por otras cosas.

Hay tres llamados importantes que quiero mencionar:

 1.- El llamado a la salvación.

Judas el apóstol menciona este llamado en su carta. El escribe "a los que son amados por Dios el Padre, guardados por Jesucristo y llamados a la salvación" (v. 1). Cada presentación del evangelio representa un llamado de parte de Dios a la salvación.  
¿Cómo has respondido Tu a este llamado?

Cada vez que has escuchado acerca del amor que llevó a Jesucristo a la cruz, cada vez que has leído acerca de su oferta de salvación, cada vez que alguien te ha compartido el mensaje representa un llamado que Dios te hace. Sea que lo leas, lo escuches o lo veas en algún drama, representa la misma cosa: Dios mismo te está llamando a que tú lo conozcas.

¡No ignores su llamado! No descuides la oferta que Dios te hace.

Muchos responden diciendo: "Después". Otros sienten el deseo en su corazón de responder al llamado de Dios, pero dejan que otras cosas los distraigan de su llamado. Sin embargo, la promesa de Dios es clara:
"A cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios." (Juan 1:12).

Lo que implica que los que nos hace hijos de Dios y no del diablo es el aceptar sin distracción el llamado de aceptar a Jesús como nuestro Señor y salvador.

¿Cómo has respondido al llamado de Dios a la salvación? La Biblia dice que hoy es el día de salvación. Si no te has decidido, hazlo ya. Cree que Jesucristo murió en la cruz para pagar todos tus pecados, y entrégale el control de tu vida. Deja de vivir para ti mismo, y empieza a vivir para El.

2.- El segundo llamado es para los que ya han respondido al primero.

Se describe en la carta a los  Romanos 1:7, que dice así:

"Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. " Este llamado es un llamado a la santidad.

¿Qué es la santidad? 

Ser santo significa estar separado de lo que no le agrada a Dios. Significa estar consagrado para Dios y su reino. Lo podemos comparar con los utensilios de la cocina. Están separados para la preparación de la comida, y se tienen que mantener limpios para poder usarse con ese fin. No se usan para escarbar en el jardín o para destapar el inodoro  del baño, porque no son para eso; están separados para otro uso.

De la misma manera, los que hemos reconocido a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador hemos sido separados para su uso. Como resultado, tenemos que purificarnos de las cosas mundanas, de cualquier cosa impura, para poder vivir en santidad para Dios. Primera de Tesalonicenses 4:3 dice así:

 "La voluntad de Dios es que sean santificados."

A veces la santidad se ha convertido en una lista de reglas externas. En algunas Iglesias, la santidad se ha definido por la ropa que uno lleva, la manera en que se arregla el cabello y los lugares que uno evita frecuentar. El problema con esta clase de santidad es que pronto cae en el legalismo. Dios está buscando una verdadera santidad de corazón.

Pero me temo que los que hemos rechazado esa clase de santidad legalista muchas veces nos vamos al otro extremo. No vivimos una vida separada para Dios. No hay nada que  distinga nuestro estilo de vida de la mayoría de la gente del mundo. Nos convertimos en cristianos reformados no transformados y regenerados.  No hemos respondido al llamado a la santidad sino que seguimos con las mismas costumbres del viejo hombre con la diferencia de que ahora vamos a la Iglesia no a la discoteca.

Nunca seremos felices de esta manera. Nos causa constante tensión el esfuerzo por vivir al mismo tiempo en el reino de Dios y el mundo. Por lo tanto, ocúpate de la tarea de vivir en santidad. ¡Persíguela! ¿Qué cosas debemos  sacar de nuestras vida para vivir en santidad? ¿Qué cosas debemos cambiar?

3.- El tercer llamado es el llamado al servicio.

Este es el llamado que Pablo le instó a Arquipo a recordar. Para él, su tarea consistía en ser líder de la Iglesia. Dios le había llamado a esto. Pero el llamado a servir no es sólo para los pastores o para los misioneros. Es para todos. Es para para los jóvenes y para los adultos, para hombres y para mujeres.

Como muestra, podemos ver el ejemplo de vida de una mujer llamada Ninfas, que se menciona en el verso 15. Esta mujer puso su casa al servicio del Señor  y una Iglesia se reunía en ella. De hecho, en el primer siglo, todas las Iglesias se reunían en casas. No fue hasta el segundo siglo que la gente empezó a construir edificios especiales para las Iglesias.

Ninfas nos sirve como ejemplo de esta gran realidad: cada uno de nosotros tiene una tarea para realizar en el reino de Dios. Algunos, como Arquipo, están al frente. Otros, como Ninfas, simplemente usan sus bienes para apoyar el crecimiento del reino. Pero todos, sin excepción, tienen un lugar de servicio.

Efesios 2:10 dice así:

"Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica."


Este versículo te dice que Dios tiene una tarea preparada para ti. Él te da vida en Jesucristo para que tú realices ese buen plan que Él ya tiene preparado para ti. ¡Qué gran honor! No descuides tu tarea. Más bien, tomemos a pecho estas palabras de Dios, y ocupémonos de nuestras tareas. Si no sabes cuál es, pídele en oración a Dios que te ayude a encontrarla. Después de orar, simplemente ponte a trabajar en lo que puedas. Busca las necesidades que tú puedes llenar, y pídele al Señor que te ayude a ministrar la  bien.

¿Cómo has respondido al llamado de Dios? ¿Has aceptado su llamado a la salvación? ¿Estás respondiendo a su llamado a la santidad? ¿Has oído su llamado al servicio? No dejes que el enemigo te distraiga y te aleje del propósito que Dios tiene para ti. Ocúpate de tu tarea y cumple con tu llamado.

Dios te bendiga!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario