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sábado, 22 de febrero de 2014

CONSEJOS PARA CRECER ESPIRITUALMENTE.

Un joven se fue a la universidad midiendo 172 cm. Cuando volvió a su casa después del primer semestre, se notaba que había crecido. Su padre le dijo: "Hijo, ¡has crecido! Vamos a ver cuánto mides." ¡Los dos se sorprendieron al descubrir que ahora medía 180! El muchacho comentó: "¡No me había dado cuenta!"

Su padre le preguntó: "¿No te diste cuenta que la ropa ya no te quedaba muy bien?" Su hijo le respondió: "Es que... como me la tenía que lavar yo sólo, pensé que no la estaba lavando bien, y se había encogido." El crecimiento pasó desapercibido por el joven, pero el ojo paterno lo vio de inmediato.

Para cualquier padre, el crecimiento de sus hijos es tanto un gozo como una sorpresa. No sé por qué, pero siempre nos sorprendemos al ver cuánto crecen los niños. Sin embargo, no quisiéramos que se quedaran del mismo tamaño. Queremos que crezcan, como niños sanos y activos.

Nuestro Padre celestial desea lo mismo para sus hijos. El desea que crezcamos y nos desarrollemos, como hijos espiritualmente sanos y activos. Es triste ver a un niño que, por enfermedad o desnutrición, no se ha podido desarrollar correctamente. También es triste ver a un cristiano que no se ha desarrollado espiritualmente de la manera correcta.


Ya sabemos lo que debe hacer un niño para crecer físicamente. Comer saludablemente, estar activo, descansar lo suficiente - éstas son algunas de las cosas necesarias para el crecimiento. También hay varias cosas necesarias para el crecimiento espiritual - la oración, la adoración y el servicio, por ejemplo.

En su Palabra, Dios nos da una clave en particular que representa la base necesaria para el crecimiento espiritual. En realidad, podríamos decir que todas las demás cosas fluyen de ésta. Si estamos creciendo en esta área, será fácil crecer en las demás también. Abramos la Biblia en 1 Pedro 2:1-3 para ver cuál es:

2:1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 2:3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.


En estos versículos encontramos dos cosas importantes para crecer. Primeramente, tenemos que quitar de nuestra vida las cosas que estorban el crecimiento. En segundo lugar, tenemos que recibir constantemente la leche que nutre el crecimiento. Si no quitamos los estorbos, nuestro crecimiento será muy esporádico y tenue.

Una vez, vi un árbol que había crecido sólo por un lado, pero no por el otro. No existía ninguna razón aparente para explicar su crecimiento desnivelado. Intrigado, le pregunté a alguien por qué este árbol presentaba una apariencia tan extraña. La persona me explicó que la tubería de agua pasaba por este lado del árbol, y como las raíces se encontraban estorbadas por la tubería, las ramas no habían crecido en esa dirección tampoco.

De la manera en que la tubería estorbó el crecimiento del árbol, hay actitudes en nuestro corazón que pueden estorbar nuestro crecimiento en Cristo también. Puede ser que la gente no vea estas actitudes, pero sus resultados serán obvios. Nos quedaremos estancados, sin madurar ni crecer como Dios quiere que lo hagamos.

¿Cuáles son estas actitudes? El verso 1 los dice: maldad, engaño, hipocresía, envidias y calumnia. La maldad también se podría describir como malicia. Es una actitud que no busca el bien de los demás. Más bien, la persona maliciosa está dispuesta a hacerles daño si les da la gana. Esta actitud estorba nuestro crecimiento en la fe, porque Dios es un Dios de amor - y la malicia es lo opuesto al amor.

El engaño también estorba nuestro crecimiento en la fe. Cuando nos acostumbramos a engañar a otros, con el tiempo nos empezamos a engañar a nosotros mismos también. Es muy peligroso tener la costumbre de engañar, simplemente para evitar la incomodidad. Crea muchos problemas.

El engaño es una mala costumbre muy común. Una forma de engañar es dar pretextos. Por ejemplo, me he dado cuenta de que, cuando las personas enfrentan algún problema que los aleja de Dios, muchas veces dan pretextos por no venir a la Iglesia. Esta es una forma de engaño, porque están engañando a sus hermanos acerca de lo que realmente sucede. Si dijeran la verdad, podríamos orar por ellos y tratar de ayudarles. Pero por guardar las apariencias, prefieren el engaño.

Si queremos crecer, tenemos que quitarnos el engaño y cultivar la sinceridad en nuestro corazón. Otra actitud parecida es la hipocresía, que también podríamos llamar la insinceridad. Esta actitud nos lleva a presentar una cara falsa y esconder nuestra fallas.

Nuestra palabra "hipócrita" viene del griego, donde significaba un actor de teatro. Los actores llevaban máscaras y usaban gestos exagerados para representar a sus personajes, pero por supuesto, lo que realmente sentía el actor podía estar totalmente opuesto a lo que representaba su personaje. La hipocresía es representar algo que no es cierto.

En lugar de ser hipócritas, debemos cultivar un corazón simple y sencillo, un corazón menos interesado en las apariencias y más interesado en la verdad. También tenemos que deshacernos de la envidia. Si vivimos consumidos por la envidia, nunca vamos a crecer en nuestra fe.

Cuando tú ves a otra persona que tiene lo que tú no tienes, y sientes envidia, no sabes cuáles problemas también lleva esa persona. Tampoco sabes lo que Dios tiene para ella o para ti en el futuro. En vez de dar lugar a la envidia, debemos cultivar un corazón agradecido con Dios. Cuando le estamos dando gracias por todas sus bendiciones, la envidia queda excluida.

La última actitud que nos tenemos que quitar es la calumnia. El chisme y la calumnia van de la mano. Cuando empezamos a hablar acerca de otras personas, es muy fácil caer en la calumnia. Podemos repetir algo que se nos dijo, sin saber si es cierto o no. Podemos juzgar por las apariencias, sin conocer la verdad.

Antes de decir algo acerca de otra persona, pregúntate: ¿Es necesario decirlo? ¿Es provechoso decirlo? ¿Refleja amor? Si no, mejor no lo digas. La calumnia es una de las cosas que te convertirá en un enano espiritual.

Todas estas actitudes, como ropa sucia y vieja, son cosas de las que tenemos que deshacernos. Esto muchas veces es un proceso. Es un arrepentimiento continuo. Cada vez que el Espíritu Santo te hace ver que tienes alguna de estas cosas en tu vida, confiésalo a Dios y pídele su ayuda para vencerlo. Toma una decisión consciente de cambiar de actitud.

Si éstas son las cosas que tenemos que quitar para poder crecer, ¿cuál es la clave para el crecimiento? Encontramos la clave en el verso 2 de nuestro pasaje. Como un bebé necesita la lecha para crecer, nosotros necesitamos la Palabra de Dios. La verdad que Dios nos enseña en su Palabra es la leche que nutre nuestro crecimiento espiritual.

¿Por qué decimos que la Biblia es la Palabra de Dios? Encontramos la respuesta en 2 Timoteo 3:16: "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia". Lo que separa la Biblia de cualquier otro libro es que Dios mismo la inspiró. Su Espíritu Santo guió a los autores mientras ellos escribían. Por esto, cuando leemos o escuchamos la Biblia, podemos escuchar la voz de Dios hablando directamente a nuestro corazón.

¿Alguna vez has visto que un niño tire la leche? Quizás esté fastidiado o enojado, pero no se pone a pensar en lo bueno que es lo que está desperdiciando. Nosotros ya no somos niños, pero me temo que muchos estamos tirando la leche buena de la Palabra que Dios pone a nuestro alcance.


Todos tenemos en nuestras manos la Biblia. Si no hacemos tiempo para leerla, escucharla y conocerla, estamos desperdiciando la oportunidad que Dios nos ha dado. Si queremos crecer en Cristo, tenemos que recibir su Palabra. Leer, escuchar sermones, tomar clases, memorizar versículos - hay muchas formas de hacerlo. Pero no podemos dejarlo.

Existen muchas otras cosas que nos ayudan a crecer. Pero si nos ponemos a pensar, la Palabra nos enseña acerca de todas ellas. La adoración, el servicio, la oración - aprendemos de todos ellos en la Biblia. Por lo tanto, si estamos aprendiendo de la Palabra y obedeciéndola, vamos a crecer en todas estas cosas. La Palabra es la base para nuestro crecimiento.

¿Estás listo para aceptar el reto del crecimiento? ¿Estás preparado para quitar los estorbos al crecimiento y recibir la leche pura que te hará crecer? Si lo estás, te invito a que escojas una cosa en particular que harás este mes para crecer. Podría ser empezar a tener reuniones familiares un día a la semana con tu familia para leer un capítulo de la biblia y orar juntos los unos por los otros. O quizás decidas apartar tiempo todos los días para leer la Palabra. Ante Dios, decide qué harás para crecer, y pídele su ayuda para hacerlo.


Dios agregue sabiduría y bendición a través de estas palabras. Amen.

Pastor: Pablo Ramos D.

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