Hace ya muchos años atrás los
diarios de Nueva York publicaron un suceso que se dio en un estadio de fútbol en
el que se disputaba un campeonato mundial. Los jugadores de los dos equipos
comenzaron una trifulca que concluyo con una gran pelea entre ellos.
El pleito se extendió hasta
las gradas convirtiéndose el estadio en una gran bola de fuego. Todos los
presentes tratando de salir al mismo tiempo, presa del pánico y del temor a
morir en aquel lugar, se abalanzaron en grupo a buscar la puerta de escape,
lamentablemente, todos pensaron en la puerta principal que era la más grande y
ancha del estadio.
En el proceso muchos murieron asfixiados otros pisoteados por la turba desesperada,
nadie se percató de que habían otras puertas de emergencia, que aunque más
pequeñas y estrechas, también podían ser usadas para escapar de una muerte
segura. Muchos murieron buscando la puerta de escape, pero todos los que
escogieron las puertas de emergencia salieron ilesos de aquel acontecimiento.
Hoy quiero utilizar este
acontecimiento para hacer una similitud con la situación actual de la
humanidad. Esta noticia me hizo reflexionar en lo fácil que se pierde la vida
de un ser humano por no saber decidir a tiempo.
El estadio representa al
mundo que al igual que el estadio del relato presenta dos puertas de escape
para escapar de la muerte eterna una es ancha y espaciosa y son muchos los que escogen entrar por ella
no sabiendo que los conduce a una muerte segura sin Jesús y sin esperanza, la
otra es estrecha y angosta y son pocos los que deciden entrar por ella, debido
a que las personas siempre tienden a buscar la salida más fácil o la más cómoda
para escapar de una situación.
La palabra de Dios hace
referencia a un hecho muy parecido a lo acontecido en Nueva York.
Mateo 7:13 Dice:
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso
el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 7:14
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos
son los que la hallan”.
Los dos equipos representan uno
al reino de las tinieblas y el otro al reino de la luz.
Los fanáticos representan a
la humanidad que participa y que presencia el juego y el pleito es un prototipo
del pecado.
Satanás y sus demonios se
han propuesto desafiar a Dios su creador, a una pelea sin cuartel con mira a
conquistar el alma de la humanidad, y con la finalidad de entristecer a Dios
tratando de demostrar supremacía y obtener el trofeo de la destrucción del
hombre.
Por consecuencia del pecado
y del engaño del diablo, la humanidad ha tropezado y hoy son pisoteado y asfixiado por causa de
sus pecados y muchos han muerto tratando de buscar la puerta de salida, pero
han escogido la puerta ancha de los placeres mundanales y esta puerta solo lo
ha conducido a una muerte segura.
La vida nos enfrenta siempre
a dos decisiones, mientras más tardamos en decidir más se acelera nuestro
destino final. Todo termina con la muerte menos la vida, hay vida después de la
muerte y hay un juicio en el que todos los muertos tendrán que comparecer para
darle cuenta a Dios por sus decisiones en la vida.
Es tu decisión la que te
garantiza la vida eterna.
En el juego de la vida no puede haber dos ganadores
ni dos decisiones. Se cuenta la historia de un hombre que no se decidía entre comprar un taxi o un carro de vender
sándwich hasta que un día cruzando la calle vino un taxi y lo arrollo y lo choco contra un carro de sándwich. La
muerte lo enfrento a sus dos indecisiones.
¿Cuál es tu decisión?
Escoges
el mundo o le abrirás tu corazón a Dios. Él te dice hoy “He aquí Yo estoy a la
puerta y llamo, si alguno abre la puerta entrare y cenare con El y El conmigo”
Tu decides.
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