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lunes, 14 de julio de 2014

EL OCULTISMO VS LAS PROFECIAS (Parte 1)

El ocultismo tiene muchas caras. Es como un dado, con varias facetas, cada una con características muy particulares. Pero una de las más graves es que levanta una cortina de humo que impide ver la realidad de cuanto está ocurriendo. En el caso que nos ocupa, no hay nada más inmediato que el fin de los tiempos, cuando se avecina el regreso del Señor Jesucristo por su iglesia.
El ocultismo no es nuevo. Por el contrario, es tan antiguo como el tiempo. Las prácticas que atraen hoy a millares de personas en todo el mundo, se remontan a la cultura de los Caldeos, en el territorio que rodea al Golfo Pérsico.
Posteriormente se trasladó a Babilonia, en donde experimentó un singular desarrollo. En particular se aprecia que la astrología tomó fuerza hasta tal punto que sus practicantes ejercían influencia en la corte real.
Una demostración la representa el Zigurat, que era una enorme construcción de piedra levantada en el territorio babilonio. Descubrimientos arqueológicos del siglo XX han dado crédito a la existencia de tal monumento.
Los conocimientos ocultistas fueron adoptados por Egipto, en donde se adicionaron nuevos elementos, muchos de los cuales aún hoy prevalecen en quienes creen en lo oculto asegurando que se trata de "enseñanzas milenarias".
Peligrosa influencia del ocultismo.
Quizá ha visto alrededor cuántas personas abren el diario matutino, no con el ánimo de enterarse de las últimas noticias sino para conocer qué les dice el horóscopo o los augurios que propagan decenas de propagadores de estas prácticas.
Si la lectura de tales vaticinios es favorable, empiezan un día llenos de entusiasmo pero, si por el contrario, les advierten sobre un "supuesto" peligro, caen en una especie de paranoia de la cual es difícil de escapar.
El gran emperador romano y guerrero, Julio César, dependía de los augurios antes de emprender cualquier acción. Y en Roma tomaron de tal manera fuerza, que ejercían influencia en la corte real.
A través del ocultismo se busca, en esencia: 1.- Conocer el futuro. 2.- Recibir buenas noticias y, 3.- Lograr control sobre los acontecimientos de la vida.
Tales expectativas son por supuesto, un fraude. Sin embargo son los principales alicientes de quienes han caído bajo sus garras.
¿A dónde podemos recurrir?
En momentos como los actuales, en los que el ocultismo es una fuerza cada vez más creciente de engaño en la sociedad y cuando, pese a sus prácticas todavía encierran dudas e inquietudes, la profecía bíblica es la única respuesta. Nos dice qué está ocurriendo, qué ocurrirá y qué debemos hacer.
Cabe aquí preguntarnos, ¿es confiable la profecía bíblica? Por supuesto que sí y a continuación describo las razones:
En las Escrituras aprendemos lo que desea el Señor.
Además de las Escrituras no hay otra guía para entender, en momentos como el actual, qué está ocurriendo y a qué nos enfrentamos en el futuro.
Hay un pasaje interesante de la antigüedad que debemos repasar. Moisés dijo al pueblo de Israel y se aplica también a nosotros hoy: 
"Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta. Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová nos ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumplieron lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con su presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él" (Deuteronomio 18:18, 19, 21, 22).
Dios nos revela todo a través de Su Palabra, que contiene anuncios proféticos fieles, a los cuales debemos estar atentos al tiempo que desechemos toda confianza en las diferentes manifestaciones del ocultismo.
El profeta debe ser probado.
Hoy día, a la par que se adentra en la sociedad toda suerte de caracterizaciones del ocultismo, hay quienes pretenden hablar en nombre de Dios y están haciendo un trabajo no para el Señor sino para generar confusión.
¿Qué hacer en tales casos? Probar la profecía, tal como instruyó Moisés en la antigüedad: "El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá" (Deuteronomio 18: 20).
Es imperativo que revises tu vida. ¿Cómo andas con el Señor? ¿Acaso has abierto las puertas al ocultismo en tu existencia? Recuerda que es hora de quitar de en medio esa cortina de humo que levanta, la que sin duda es propiciada por Satanás.
Tú y yo nos encontramos en los tiempos finales y no podemos desconocer las palabras de Cristo Jesús: 
"Y enviará sus Ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro" (Mateo 24:31).
Resulta interesante notar que los auténticos profetas de Dios, ejercieron su ministerio en contra de la corriente religiosa prevaleciente en su momento, y que muchos de ellos hicieron anuncios que se cumplieron a corto, mediano e incluso largo plazo, es decir, muchos años después.
Ellos tenían clara su relación con Dios, su dependencia de Él e incluso, que estaban profetizando lo que no entendían pero que al final tuvo cumplimiento, como anota el apóstol Pedro en su carta: 
"Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado desde el cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los àngeles" (1 Pedro 1:10-12).
Es evidente entonces que la profecía bíblica evidencia cuando proviene de Dios y que tiene cumplimiento. Muchos de los anuncios, entonces, son los que se están materializando ahora mismo, frente a usted.
Cabe ahora preguntarnos, ¿es exacta una profecía que proviene de Dios? Por supuesto que sí. Para comprobarlo, miraremos los anuncios que hicieron en su tiempo profetas como Jeremías:
Jeremías anunció la invasión de Judà.
Cuando el profeta Jeremías ejerció su ministerio hacía pensar que el reino atravesaba por un período de solidez económica, militar y política y por tanto, no era previsible que se produjera un caos y posterior debilitamiento de las estructuras de poder.
No obstante y guiado por Dios, anunció que Judà, reino del Sur, sería invadido por Nabuconodosor, rey de Babilonia y que el territorio quedaría desolado como lo leemos en las Escrituras:
 "Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos; por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua "(Jeremías 25:8, 9).
El anuncio fue sorprendente, aunque por supuesto muchos no lo creyeron y se inclinaron a pensar que Jeremías hablaba tonterías. ¡Cuán equivocados estaban!
Jeremías enfrento la persecución.
Hay quienes se congregan en grupos donde les hablan lo que quieren oír. Apenas son confrontados con la Palabra de Dios, se alejan denostando de los líderes y de la membresía. Esta actitud demuestra que en realidad no quieren cambiar y desean todo, menos ser tratados por Dios.
Igual ocurrió con el pueblo en el cual profetizó Jeremías. Lo persiguieron y le tornaron víctima de la violencia, como registra la Biblia: 
"El sacerdote Pasar hijo de Imer, que presidía como príncipe en la casa de Jehová, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras. Y azotó Pasar al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Jehová" (Jeremías 20:1, 2).
Observe que justo quienes se proclamaban fieles a Dios, fueron los que persiguieron a aquél que no seguía la corriente de la religiosidad sino que marchaba en consonancia con las Escrituras.
Observe que tal como lo describe el segundo libro de Reyes, en los capítulos 24 y 25, todo lo que habló Jeremías en nombre de Dios, se cumplió.
Este es solamente un ejemplo de los extraordinarios anuncios del Señor que se han cumplido. A través de Jesús anunció que los tiempos del fin serian evidentes. Y como las profecías se cumplen, debemos estar atentos a las señales.
¿Hay razón para pensar que quienes sirven a Dios deben atravesar un camino de rosas? ¿Qué podemos pensar de aquellos que proclamándose siervos del Altísimo enfrentan circunstancias adversas? Estos dos interrogantes tienen respuesta en un hecho que reafirman diferentes pasajes de las Escrituras: los que son fieles al Padre celestial enfrentan las consecuencias de ir en contravía de un mundo plagado de "religiosidad", ajeno a las enseñanzas bíblicas.
En el Antiguo Testamento apreciamos este hecho en los profetas. Fueron llamados por el Señor aunque no pertenecían a la clase religiosa. Pero como sucederá en los últimos tiempos y que ocurrió en la época en la que se desenvolvieron: Dios cumplió a cabalidad con las profecías que dieron a conocer sus siervos.
Los profetas de Dios fueron fieles aún en circunstancias adversas.
Micaías es uno de los profetas menos mencionados en la Biblia. Sin embargo, fue uno de los más relevantes porque su profecía tuvo un cumplimiento sorprendente. Por su desenvolvimiento de fidelidad a Dios, recibió pan de aflicciones. Vivió en tiempo de Josafat, que fue un rey bueno residente en Judá, capital del reino del Sur. También en tiempos de Acab, quien vivía en Jerusalén, capital del reino del Norte.
Los dos monarcas acordaron ir a la guerra contra el enemigo Sirio, en Ramot de Galaad. Tiempo antes, Acab convocó a 400 profetas de su corte, los que le anunciaron victoria. El rey Josafat quiso consultar una segunda opinión. 

"El rey de Israel respondió a Josafat: aún hay un varón por el cual podemos consultar a Jehová, Micazas hijo de Imla; más yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente el mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así" (1 Reyes 22:8).
Observe que Micazas era un hombre consagrado a Dios. Vivía para Él. Era reconocido como alguien sencillo, transparente, de valores y principios.
Los profetas de Dios no negociaron sus principios y valores.
Si usted es instrumento en manos de Dios para ser agente de cambio, en su condición de cristiano, allí donde se desenvuelve, no puede siquiera concebir la posibilidad de negociar sus valores y principios.
No estaba dispuesto a moverse de la verticalidad que le caracterizaba como creyente. Así lo demostró cuando quisieron persuadirlo a dejar de ser fiel a Dios al transmitir el mensaje. 
"Y el mensajero que había ido a llamar a Micazas, le habló diciendo: He aquí que las palabras de los profetas a una voz anuncia al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito. Y Micaías respondió: Vive Jehová que lo que Jehová me hablare, eso diré" (1 Reyes 22:13, 14).
Fue hasta tal punto una carta leída en presencia de todos, que se atrevió a cuestionar a quienes llamándose profetas, estaban expresando engaño: "Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas" (1 reyes 22:23), le dijo al rey Acab.
Su transparencia trajo como consecuencia el hecho de que fuera encarcelado en condiciones inhumanas.
Dios cumplió aquello que anunció por boca de sus profetas.
Antes que sentirse desanimado, Micaías estaba convencido de que hablaba palabras provenientes del Dios altísimo. Así lo dejó manifiesto cuando dijo a Acab: "Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos" (versículo 28).
Para evadir el peligro que corría en la batalla y sabiendo que sería blanco de los ataques enemigos, el malvado rey Acab se disfrazó. Pero la profecía de Dios se cumplió ya que, aunque pensó escapar, "…un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura; por lo que él dijo a su escudero: Da la vuelta, y sácame del campo, pues estoy herido" (1 Reyes 22:34)..
Quizá usted ha menospreciado las profecías y considera que se trata de exposiciones de un fanático religioso. Pero no es así. Como iremos viendo progresivamente, estamos en los últimos tiempos en los que se cumplirán todas las profecías del Altísimo para nosotros hoy.

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