En el capítulo 28 del
libro Deuteronomio, a partir del versículo 16, podemos encontrar una larga
lista de Maldiciones fruto de entrar en rebeldía con los mandatos de Dios o
bien, de manifestar incredulidad.
La presencia de varios
elementos llevan a pensar que en un individuo está operando una maldición y que
es necesario romperla, ya que de lo contrario seguirá obrando en la persona y
puede afectar a su familia y a las generaciones futuras.
En el día de hoy, analizaremos con base en las Escrituras, algunas de
estas Maldiciones.
Problemas mentales o emocionales:
Problemas mentales o emocionales:
Una vez leí un articulo que escribió un pastor y psicólogo, que ha estudiado a fondo el asunto de las Bendiciones y las Maldiciones, El decía en su articulo: "Si entráramos a cortar con todas las Maldiciones que pesan sobre muchos pacientes de clínicas siquiátricas, los
médicos se quedarían sin clientela".
Es un asunto serio, sin
duda, ya que en muchas familias –por generaciones—se dan enfermedades
clasificadas como "herencia genética". Los médicos sólo atinan
a decirle a sus consultantes que deben resignarse y asumir un tratamiento que
les ayude a sobrellevar la dolencia.
En el libro del Deuteronomio,
capítulo 28 se menciona el hecho de que personas que asumieran una actitud
rebelde serían castigados con locura, turbación de espíritu o del corazón
(versículos 28 y 34.
Igualmente serían
expuestos a turbación de espíritu o de corazón, manteniendo una intranquilidad
permanente (versículos 20 y 28).
Advierte el profeta Moisés
que caerían sobre ellos, es decir aquellos que no cumplieran los mandatos de
Jehová, el temor y la tristeza (versículo 65) así como también la desesperación
del alma (versículo 65).
En conjunto estas
maldiciones afectan el corazón, el alma y la mente de quienes las enfrentan. Su
mundo interior se ve conmocionado por fuerzas del mal que toman dominio por la
desobediencia.
La persona pierde el
control de sus pensamientos, de sus reacciones y por supuesto, de sus
emociones. El estado de agobio, confusión y depresión se convierten en
auténticas "fortalezas".
¿Hay solución? Por
supuesto. Está en Jesucristo quien nos libera de todas las ataduras que puedan
pesar sobre nuestra familia y por ende, sobre nosotros.
Enfermedad crónica o
hereditaria
El carácter de hereditario
al que aluden los médicos al explicar una enfermedad recurrente en los miembros
de una familia, se refiere al hecho de que pasa de una generación a otra.
Esta condición está
descrita en los versículos 21, 22, 27, 28, 35, 59 y 61. Le invito para que se
tome el tiempo necesario de leer el pasaje bíblico y los versos específicos a
los que acabo de hacer referencia.
Se trata de una malignidad
que obedece a factores que no son físicos sino de orden sobrenatural.
No obstante en medio de
estas características que pueden ser evidencia de que alguien está bajo
maldición, o tal vez una familia, es importante volver nuestra mirada a
Jesucristo quien tiene el poder para romper esas operaciones de maldad que
puedan estar causando tanto daño en la salud del individuo.
En esta ocasión
estudiaremos también la incidencia que tienen la esterilidad y el aborto en la mujer,
las dificultades en las relaciones intrafamiliares y finalmente la influencia
del suicidio y las muertes prematuras. Los invitamos para que, Biblia en mano,
nos acompañen en el estudio de hoy.
Esterilidad o aborto en la mujer
El aborto o la esterilidad
en la mujer constituyen, en muchos casos, una maldición que afecta los órganos
y funciones involucrados en el proceso de procreación.
La Biblia describe así
esta maldición: "Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu
tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas" (Deuteronomio
28:18)
Esta maldición se
manifiesta como la incapacidad para concebir, la tendencia al aborto,
menstruación irregular, dolores debilitantes durante el período mensual,
frigidez y quistes, tumores o malformaciones en los órganos involucrados en la
concepción y reproducción.
Esta condenación puede
alcanzar generaciones enteras: familias en su conjunto o individuos en
particular.
Sobre el particular es de
suma trascendencia que la mujer afectada o el hombre sobre el que pesa la
esterilidad, tomen conciencia del problema que están enfrentando, y busquen la
liberación en Jesucristo. Sólo de esta manera podrán obtener sanidad y
restauración de las funciones biológicas afectadas. Se orará porque la
maldición sea revocada o también por la ruptura de las cadenas.
Desórdenes en la relación familiar
La casa de una familia conocida era un nido de problemas. La relación en todos los componentes de la
familia era caótica. Los esposos discutían entre sí pero a su vez, mantenían
relaciones interpersonales bastante tirantes con sus hijos. Este infierno en un
espacio tan reducido solamente cambió cuando clamaron a Dios para que rompiera
toda maldición y trajera armonía en las relaciones. Experimentaron un cambio de
mucha significación.
En una sociedad
descompuesta es frecuente hallar padres cuyos hijos han caído bajo alguna de
las siguientes ataduras: vicios, pasiones desordenadas, robo, adicción a la música
satánica mimetizada en el rock pesado y ocultismo en cualquiera de sus
variantes.
La situación la
encontramos descrita en el libro del Deuteronomio, capítulo 28, versículo 41.
Allí Dios advierte que los hijos irían en "cautiverio".
Este fenómeno va en
contravía del propósito que Dios tiene para nosotros ya que desea que la
relación de padres e hijos sea armoniosa (Malaquías 4:5, 6).
En muchos hogares
convertidos en pequeños campos de batalla se manifiesta la fuerza diabólica que
los tiene atados y que propicia la separación y pésimas relaciones
interpersonales. Recuerde que sólo en Jesucristo, bajo su poder y en oración,
se logra la ruptura de las maldiciones.
Muertes prematuras
Una famosa cantante y actriz a quien
los médicos lograron salvar en una ocasión después que ingiriera una botella de veneno,
confesó que una fuerza inexplicable le había conducido al suicidio. "No
vale la pena que sigas viviendo. Mátate", era el pensamiento
recurrente que invadía su mente. Logró ser liberada de esa maldición y vive
apaciblemente con su familia.
El fenómeno del suicidio
es alarmante en el mundo entero. La ciencia mental ha atribuido su ocurrencia a
factores como la depresión y la falta de estímulos para vivir. Se ha
desconocido que pueda obedecer a una maldición.
Cuando leemos con
detenimiento el capítulo 28 del libro del Deuteronomio hallamos bastantes
alusiones a muertes prematuras fuera de lo normal.
Los familiares de quienes
han muerto trágicamente llegan a resignarse o quizá convencerse de que "es
algo previsible porque todos en la familia han muerto así", sin que
medie una explicación. A éstas personas les gobierna una fe negativa que abraza
la muerte y rechaza la vida.
Como romper las cadenas de maldicion.
El Señor Jesucristo es
quien rompe las cadenas de la maldición. Es importante, por tal motivo, que
identifiquemos uno o varios factores que nos lleven a concluir que alguien o
quizá nosotros, se encuentra bajo condena de maldad.
La cadena que pudiera
estar operando en la vida de una persona o en nuestra existencia, que proviene
de generaciones pasadas, se puede romper por el poder de Jesucristo. No le crea
a Satanás si siembra en su pensamiento de que no hay nada qué hacer.
Tenga presente que cuando
descubrimos que toda maldición tiene su origen, estaremos en condiciones
favorables para dar la batalla tomados de la mano del Hijo de Dios para vencer.
1.- Crisis económica
Quizá ha tenido la
oportunidad de tratar personas a las que no les rinde un solo peso, cuanto
dinero ingresa a casa se va como agua y si tienen entradas extras,
sencillamente se esfuman.
En tales circunstancias
vale la pena analizar lo que dice la Palabra: "Maldita tu canasta, y
tu artesa de amasar.... y palparás a mediodía como palpa el ciego en la
oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y
robado todos los días, y no habrá quien te salve." (Deuteronomio 28:17,
29)
Es un fenómeno que, tal como leemos en la Biblia, apunta agudizarse. Observe cuidadosamente que las personas bajo esa maldición no prosperarán por ningún motivo, todo les sale mal y cada día enfrentan la opresión de todo orden sin que nadie pueda ayudarles a superar su situación.
Es un fenómeno que, tal como leemos en la Biblia, apunta agudizarse. Observe cuidadosamente que las personas bajo esa maldición no prosperarán por ningún motivo, todo les sale mal y cada día enfrentan la opresión de todo orden sin que nadie pueda ayudarles a superar su situación.
En tales personas existe
una marcada tendencia a la derrota, la cual heredan sus hijos y sucesivamente
todas las generaciones que le sobrevivan.
Ahora nos preguntamos,
¿cuál es la causa? No servir a Dios—entiéndase serle leal y andar en su
temor—con gozo y alegría. Por este motivo, de acuerdo con el pasaje Escritural
que encontramos en Deuteronomio 28:47, 48, vendrán ataques del enemigo al cual
se terminará sirviendo, llegará a la puerta el hambre, la sed, la desnudez y la
carencia de lo más elemental.
En conjunto podemos decir
de quienes están maldecidos que llega a sus vidas la pobreza absoluta.
Por el contrario quienes
caminan en la voluntad del Señor, siendo fieles a sus principios para nuestra
existencia, gozan de bendiciones abundantes. Él manifiesta el poder que le
asiste para traer cantidades de provisión.
Recuerde que abundancia es
entendida como la posibilidad de tener suficiente y más con el propósito de
hacer la voluntad de Dios y poder dar a los demás.
No podemos desconocer el
hecho de que a todos puede que nos lleguen períodos de escasez; no obstante
esta prueba es transitoria y generalmente salimos airosos de ella. Basta que
nos asista la fe. Aun cuando haya poco, con esto seremos mucho más bendecidos que
los poseedores de muchos bienes materiales (Proverbios 13:7).
2.- Accidentes frecuentes
En la Biblia, aunque
específicamente no señala "accidentes frecuentes", hallamos una clara
alusión a su ocurrencia. Está en Deuteronomio 28:29. Específicamente la línea
que dice: "...y palparás a mediodía como palpa el ciego en la
oscuridad...".
Quizá haya tenido
conocimiento o trato con personas que sufren accidentes que califican de "extraños"
y que tienen un carácter recurrente.
Tal vez a quienes tienen colisiones vehiculares frecuentes, a pesar de que conducen bien y no hay
razones para que se produzcan.
Otros sufren fracturas en
su sistema óseo, resbalan sin razón y caen aparatosamente al suelo de manera
reiterada o enfrentan incidentes que ponen en peligro su integridad física.
En sus vidas está operando
una fuerza maléfica que no se identifica fácilmente y por tal motivo, de manera
concreta, no hay forma de protegerse.
Sin embargo no todo puede
ser siempre así. Jesucristo rompió las ataduras que antes parecían irrompibles.
Basta que nos apropiemos de la obra de liberación que Él ya hizo por nosotros
en la cruz, lo recibamos en el corazón como Señor y salvador, y procedamos a
declarar rota toda maldición presente o generacional que pudiera estar
afectándonos.
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