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lunes, 11 de agosto de 2014

COMO DESCUBRIR UNA MALDICIÓN EN TU VIDA

En el capítulo 28 del libro Deuteronomio, a partir del versículo 16, podemos encontrar una larga lista de Maldiciones fruto de entrar en rebeldía con los mandatos de Dios o bien, de manifestar incredulidad.
La presencia de varios elementos llevan a pensar que en un individuo está operando una maldición y que es necesario romperla, ya que de lo contrario seguirá obrando en la persona y puede afectar a su familia y a las generaciones futuras.
En el día de hoy, analizaremos con base en las Escrituras, algunas de estas Maldiciones.

Problemas mentales o emocionales:
Una vez leí un articulo que escribió un pastor y psicólogo, que ha estudiado a fondo el asunto de las Bendiciones y las Maldiciones, El decía en su articulo: "Si entráramos a cortar con todas las Maldiciones que pesan sobre muchos pacientes de clínicas siquiátricas, los médicos se quedarían sin clientela".
Es un asunto serio, sin duda, ya que en muchas familias –por generaciones—se dan enfermedades clasificadas como "herencia genética". Los médicos sólo atinan a decirle a sus consultantes que deben resignarse y asumir un tratamiento que les ayude a sobrellevar la dolencia.
En el libro del Deuteronomio, capítulo 28 se menciona el hecho de que personas que asumieran una actitud rebelde serían castigados con locura, turbación de espíritu o del corazón (versículos 28 y 34.
Igualmente serían expuestos a turbación de espíritu o de corazón, manteniendo una intranquilidad permanente (versículos 20 y 28).
Advierte el profeta Moisés que caerían sobre ellos, es decir aquellos que no cumplieran los mandatos de Jehová, el temor y la tristeza (versículo 65) así como también la desesperación del alma (versículo 65).
En conjunto estas maldiciones afectan el corazón, el alma y la mente de quienes las enfrentan. Su mundo interior se ve conmocionado por fuerzas del mal que toman dominio por la desobediencia.
La persona pierde el control de sus pensamientos, de sus reacciones y por supuesto, de sus emociones. El estado de agobio, confusión y depresión se convierten en auténticas "fortalezas".
¿Hay solución? Por supuesto. Está en Jesucristo quien nos libera de todas las ataduras que puedan pesar sobre nuestra familia y por ende, sobre nosotros.
Enfermedad crónica o hereditaria
El carácter de hereditario al que aluden los médicos al explicar una enfermedad recurrente en los miembros de una familia, se refiere al hecho de que pasa de una generación a otra.
Esta condición está descrita en los versículos 21, 22, 27, 28, 35, 59 y 61. Le invito para que se tome el tiempo necesario de leer el pasaje bíblico y los versos específicos a los que acabo de hacer referencia.
Se trata de una malignidad que obedece a factores que no son físicos sino de orden sobrenatural.

No obstante en medio de estas características que pueden ser evidencia de que alguien está bajo maldición, o tal vez una familia, es importante volver nuestra mirada a Jesucristo quien tiene el poder para romper esas operaciones de maldad que puedan estar causando tanto daño en la salud del individuo.
En esta ocasión estudiaremos también la incidencia que tienen la esterilidad y el aborto en la mujer, las dificultades en las relaciones intrafamiliares y finalmente la influencia del suicidio y las muertes prematuras. Los invitamos para que, Biblia en mano, nos acompañen en el estudio de hoy.
 Esterilidad o aborto en la mujer
El aborto o la esterilidad en la mujer constituyen, en muchos casos, una maldición que afecta los órganos y funciones involucrados en el proceso de procreación.
La Biblia describe así esta maldición: "Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas" (Deuteronomio 28:18)
Esta maldición se manifiesta como la incapacidad para concebir, la tendencia al aborto, menstruación irregular, dolores debilitantes durante el período mensual, frigidez y quistes, tumores o malformaciones en los órganos involucrados en la concepción y reproducción.
Esta condenación puede alcanzar generaciones enteras: familias en su conjunto o individuos en particular.
Sobre el particular es de suma trascendencia que la mujer afectada o el hombre sobre el que pesa la esterilidad, tomen conciencia del problema que están enfrentando, y busquen la liberación en Jesucristo. Sólo de esta manera podrán obtener sanidad y restauración de las funciones biológicas afectadas. Se orará porque la maldición sea revocada o también por la ruptura de las cadenas.
Desórdenes en la relación familiar
La casa de una familia conocida era un nido de problemas. La relación en todos los componentes de la familia era caótica. Los esposos discutían entre sí pero a su vez, mantenían relaciones interpersonales bastante tirantes con sus hijos. Este infierno en un espacio tan reducido solamente cambió cuando clamaron a Dios para que rompiera toda maldición y trajera armonía en las relaciones. Experimentaron un cambio de mucha significación.
En una sociedad descompuesta es frecuente hallar padres cuyos hijos han caído bajo alguna de las siguientes ataduras: vicios, pasiones desordenadas, robo, adicción a la música satánica mimetizada en el rock pesado y ocultismo en cualquiera de sus variantes.
La situación la encontramos descrita en el libro del Deuteronomio, capítulo 28, versículo 41. Allí Dios advierte que los hijos irían en "cautiverio".
Este fenómeno va en contravía del propósito que Dios tiene para nosotros ya que desea que la relación de padres e hijos sea armoniosa (Malaquías 4:5, 6).
En muchos hogares convertidos en pequeños campos de batalla se manifiesta la fuerza diabólica que los tiene atados y que propicia la separación y pésimas relaciones interpersonales. Recuerde que sólo en Jesucristo, bajo su poder y en oración, se logra la ruptura de las maldiciones.
Muertes prematuras
Una famosa cantante y actriz a quien los médicos lograron salvar en una ocasión  después que ingiriera una botella de veneno, confesó que una fuerza inexplicable le había conducido al suicidio. "No vale la pena que sigas viviendo. Mátate", era el pensamiento recurrente que invadía su mente. Logró ser liberada de esa maldición y vive apaciblemente con su familia.
El fenómeno del suicidio es alarmante en el mundo entero. La ciencia mental ha atribuido su ocurrencia a factores como la depresión y la falta de estímulos para vivir. Se ha desconocido que pueda obedecer a una maldición.
Cuando leemos con detenimiento el capítulo 28 del libro del Deuteronomio hallamos bastantes alusiones a muertes prematuras fuera de lo normal.
Los familiares de quienes han muerto trágicamente llegan a resignarse o quizá convencerse de que "es algo previsible porque todos en la familia han muerto así", sin que medie una explicación. A éstas personas les gobierna una fe negativa que abraza la muerte y rechaza la vida.
Como romper las cadenas de maldicion.
El Señor Jesucristo es quien rompe las cadenas de la maldición. Es importante, por tal motivo, que identifiquemos uno o varios factores que nos lleven a concluir que alguien o quizá nosotros, se encuentra bajo condena de maldad.
La cadena que pudiera estar operando en la vida de una persona o en nuestra existencia, que proviene de generaciones pasadas, se puede romper por el poder de Jesucristo. No le crea a Satanás si siembra en su pensamiento de que no hay nada qué hacer.
Tenga presente que cuando descubrimos que toda maldición tiene su origen, estaremos en condiciones favorables para dar la batalla tomados de la mano del Hijo de Dios para vencer.
Reviste singular importancia que estemos apercibidos respecto a la posibilidad de que alguien esté bajo el influjo de una maldición. Para determinarlo hay varios factores que resultan reveladores entre otros están:
1.- Crisis económica
Quizá ha tenido la oportunidad de tratar personas a las que no les rinde un solo peso, cuanto dinero ingresa a casa se va como agua y si tienen entradas extras, sencillamente se esfuman.
En tales circunstancias vale la pena analizar lo que dice la Palabra: "Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.... y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve." (Deuteronomio 28:17, 29) 

Es un fenómeno que, tal como leemos en la Biblia, apunta agudizarse. Observe cuidadosamente que las personas bajo esa maldición no prosperarán por ningún motivo, todo les sale mal y cada día enfrentan la opresión de todo orden sin que nadie pueda ayudarles a superar su situación.
En tales personas existe una marcada tendencia a la derrota, la cual heredan sus hijos y sucesivamente todas las generaciones que le sobrevivan.
Ahora nos preguntamos, ¿cuál es la causa? No servir a Dios—entiéndase serle leal y andar en su temor—con gozo y alegría. Por este motivo, de acuerdo con el pasaje Escritural que encontramos en Deuteronomio 28:47, 48, vendrán ataques del enemigo al cual se terminará sirviendo, llegará a la puerta el hambre, la sed, la desnudez y la carencia de lo más elemental.
En conjunto podemos decir de quienes están maldecidos que llega a sus vidas la pobreza absoluta.
Por el contrario quienes caminan en la voluntad del Señor, siendo fieles a sus principios para nuestra existencia, gozan de bendiciones abundantes. Él manifiesta el poder que le asiste para traer cantidades de provisión.
Recuerde que abundancia es entendida como la posibilidad de tener suficiente y más con el propósito de hacer la voluntad de Dios y poder dar a los demás.
No podemos desconocer el hecho de que a todos puede que nos lleguen períodos de escasez; no obstante esta prueba es transitoria y generalmente salimos airosos de ella. Basta que nos asista la fe. Aun cuando haya poco, con esto seremos mucho más bendecidos que los poseedores de muchos bienes materiales (Proverbios 13:7).
2.- Accidentes frecuentes
En la Biblia, aunque específicamente no señala "accidentes frecuentes", hallamos una clara alusión a su ocurrencia. Está en Deuteronomio 28:29. Específicamente la línea que dice: "...y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad...".
Quizá haya tenido conocimiento o trato con personas que sufren accidentes que califican de "extraños" y que tienen un carácter recurrente.
Tal vez a quienes tienen colisiones vehiculares frecuentes, a pesar de que conducen bien y no hay razones para que se produzcan.
Otros sufren fracturas en su sistema óseo, resbalan sin razón y caen aparatosamente al suelo de manera reiterada o enfrentan incidentes que ponen en peligro su integridad física.
En sus vidas está operando una fuerza maléfica que no se identifica fácilmente y por tal motivo, de manera concreta, no hay forma de protegerse.
Sin embargo no todo puede ser siempre así. Jesucristo rompió las ataduras que antes parecían irrompibles. Basta que nos apropiemos de la obra de liberación que Él ya hizo por nosotros en la cruz, lo recibamos en el corazón como Señor y salvador, y procedamos a declarar rota toda maldición presente o generacional que pudiera estar afectándonos.

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