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domingo, 27 de marzo de 2016

PUESTO TUS OJOS EN JESÚS

En la historia que hoy vamos a compartir veremos algunos principios que tendrán un impacto positivo en nuestro andar cristiano como también en la forma de atravesar las dificultades de la vida cotidiana.

Según el relato que se desarrolla en Mateo 14:22-33.

22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Los discípulos del Señor estaban en la barca y llegada la noche una tormenta desato su furia sobre sobre ellos. Jesús observo la situación y vio que ellos estaban remando y luchando para enfrentar el fuerte viento.

La tormenta comenzó al llegar la noche, haciendo un cálculo estimado esto sería alrededor de las 8 de la noche aproximadamente, sin embargo Jesús espero hasta la cuarta vigilia para concederles su ayuda.

La cuarta vigilia comienza  a las 3 am. de la madrugada, es decir que los discípulos estuvieron remando y luchando contra la tormenta por un espacio considerado entre 6 y 9 horas. Seguramente estaban cansados.

Dos días antes habían predicado, sanado a mucha gente y expulsando demonios, por esta razón el Señor los dirige a un lugar desierto a fin de que puedan reposar y comer algo ya que no habían tenido tiempo para ello, pero el plan es frustrado a causa de que una gran muchedumbre sigue a Jesús durante todo el día.  A raíz de esto se lleva a cabo el gran milagro de la multiplicación. Al ver tantos milagros cuando ellos predicaron, luego al presenciar la multiplicación de los panes y los peces donde más de 5000 personas fueron alimentadas, la fe de ellos se encontraba más que fortalecida, pero el cansancio físico, la falta de alimentación, y estar sometidos a la fuerte tormenta por varias horas produjo en ellos debilidad espiritual duda y temor.

Querido lector más allá del éxito que puedas llegar a tener en tus responsabilidades, y del escaso tiempo que poseas a causa de las actividades que estas desarrollando no dejes de alimentarte correctamente y de tener tiempo para descansar, esto es fundamental para la continuidad, permanencia y solidez de tu vida espiritual y de cualquier cosa que emprendas, 

Los grandes avivamientos de antaño fueron colapsados y disminuyeron quedando reducidos a nada a causa de descuidar estos principios, que a simple vista parecen no tener nada que ver con lo espiritual sin embargo fueron algunos de los detonantes más importantes de porque se extinguieron los grandes avivamientos.

Luego de creer ver a un fantasma y ser víctimas del temor, Pedro tiene un arranque de fe y bajo la orden de Cristo pretende caminar sobre las aguas e ir hasta donde estaba Jesús, pero al ver el fuerte viento y las olas comenzó a hundirse.

Aquí quisiera destacar algo  importante. Cuando pedro comenzó a ver las olas y el fuerte viento inmediatamente desvió su mirada y dejo de ver a Jesús y esto fue la causa de su hundimiento.

Se cuenta que: "durante la segunda guerra mundial un barco estaba anclado cerca de las costa española, y los marineros de guardia pidieron a un grupo de infantes que por casualidad iban a bordo, que vigilaran mientras ellos iban a bajar a comer.

Los soldados estuvieron más que dispuestos a ayudar. Desafortunadamente no estaban preparados para esta nueva y gran responsabilidad. Ellos no se dieron cuenta pero el ancla del barco no estaba segura y a causa de la corriente el barco se estaba moviendo gradualmente hacia la orilla.

Antes de una hora el barco se había ido a la deriva contra una rocas, minutos más tarde una ola embistió al barco contra las rocas, abriendo un hueco en la proa, al sonar la alarma el barco fue evacuado, cuando el crucero comenzó a virarse unos equipos en cubierta cayeron y se encendieron, pronto todo el buque estaba envuelto en llamas". Termina el relato.

Un marinero preparado sabe que periódicamente debe verificar su posición tomando como referencia algún punto fijo y definido en tierra para vigilar la estabilidad del anclaje del barco. Sin embargo los soldados de esta historia no sabían ni se les había enseñado hacia dónde mirar.

Hay una corriente invisible que cada día trata de llevarnos hacia la destrucción, tratando de desviar nuestra mirada de Cristo y su palabra, procurando alejarnos de Dios y su propósito para nuestras vidas y muchos individuos, familias e Iglesias al igual que este barco se han encallado y al final se han hundido por haber quitado su mirada del verdadero propósito de su existir que es Jesús. El es el capitán de nuestra barca y si no lo miramos a El, las corrientes y vientos contrarios de esta vida nos arrastraran y nos llevaran a la deriva.

Que significa para nosotros hoy mirar a Jesús ya que no tenemos la posibilidad de mirarlo cara a cara como lo hicieron sus discípulos.

Según Juan capítulo 1:1 Jesús es el verbo encarnado, él es la palabra viva de Dios que vino a este mundo y hábito entre nosotros. Jesús es la palabra, cada vez que pones tú mitrada y fijas tu atención  en sus enseñanzas y promesa bíblicas estas mirando a Jesús.

Puedes optar como Pedro, a mirar las circunstancias, tus problemas, la tormenta de dificultades que desata su furia sobre ti o puedes poner tu mirada en Jesús, es decir aferrarte a su palabra a sus promesas y permanecer aferrado a ellas como la única alternativa que tienes para sobrevivir.

Dice la palabra que cuando Jesús entro con Pedro de nuevo a la barca enseguida los vientos y las tormentas desaparecieron. Si tu tienes a Cristo dentro de tu corazón no tienes que temerle a las dificultades ni a las pruebas, solo adorale a El y no permita que El se separe de ti. Mantenlo ocupado con tu adoración y te aseguro que aquel que es capaz de mandar a callar los vientos  y las mareas te mantendrá siempre confiado y seguro.

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