¿No has
sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de
la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay
quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al
que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no
se fatigarán. Isaías: 40:28- 31
El Señor nos compara en este pasaje con las águilas
y en este mensaje vamos a examinar por qué Dios quiere que vivamos como ellas.
Porque las Águilas son Aves muy especiales, por eso
Dios nos compara con ellas y no con otro tipo de Aves como los pollos, las
gaviotas o las palomas.
¿Porque Dios nos llama águilas? Porque para ser Águila se necesita nacer águila.
En una ocasión un granjero mientras
recolectaba los huevos de sus gallinas, se encontró con uno que era diferente a
los demás.
Este huevo era de un color diferente y era más
grande que los demás huevos era el huevo de un águila que había ido a parar allí.
El granjero tomo todos los huevos y los
coloco debajo de las diferentes gallinas para que estas lo encubaran, cuando
salieron del cascaron los pollos también lo hizo la aguililla. Esta al pasar del
tiempo fue creciendo junto con los pollos, pero el granjero notaba que los
movimientos de esta ave eran más ágiles, que su crecimiento era anormal y que su
cuerpo era más robusto que los demás pollos.
Mientras los pollos comían gusanos, maíz y
alimentos de la tierra, el águila se remontaba a las alturas a cazar.
Claramente se notaba la diferencia los pollos son de naturaleza terrestre y las
águilas son de las alturas.
Por esa razón Dios nos compara con las águilas,
porque aunque hemos nacido con la naturaleza del Adán terrenal en Cristo hemos
adquirido la esencia del Celestial. Nacimos en medio de los pollos, pero somos águilas.
Job:
39: 27-30 nos dice: ¨ ¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en
alto su nido? Ella habita y mora en la peña, En la cumbre del
peñasco y de la roca. Desde allí acecha la presa; Sus ojos observan
de muy lejos. Sus polluelos chupan la sangre; Y donde hubiere
cadáveres, allí está ella.¨
Al igual que las águilas nosotros hemos
nacido de la simiente incorruptible que es Cristo Jesús. Habitamos y moramos en la peña, en la cumbre
del peñasco que es nuestro Señor Jesús.
Una vez vivíamos entre los pollos y actuábamos
como ellos; pero ya hemos nacido en Cristo, por lo que ya no somos pollos sino águilas.
El águila siempre está arriba y no abajo, así
el cristiano verdadero también. Somos cabeza y no cola. Moramos en lugares
celestiales con Cristo Jesús, por tanto somos más que vencedores en El.
A continuación examinemos Siete características
de las águilas que las distinguen de las demás aves:
1. Las águilas hacen su nido en la roca, en
el pico de la montaña, en el lugar más alto (V.27).
Así también Dios espera que nosotros sus
hijos vivamos arriba y no abajo.
Dios quiere que vivamos en las alturas y no en
la tierra, conforme a las cosas de este
mundo y de la carne, sino conforme al Espíritu que viene de lo alto.
Dios quiere que miremos los problemas y las
dificultades desde arriba. Que miremos al diablo desde arriba no desde abajo,
porque somos águilas y no pollos.
Tenemos que vivir en la altura de la
santidad, no abajo en los placeres de este mundo. No somos perdedores, somos más
que vencedores en Cristo Jesús.
2.
Cuando
las Águilas crecen son forzadas por su Águila madre a dejar el nido:
·
Para que aprenda a volar sola.
·
Para que aprenda a cazar sus propias presas con las
cual se alimenta.
·
Para que aprenda sola a defenderse de las tormentas
y los huracanes del aire para sobrevivir.
Así también llega un momento en nuestra vida
como creyente en que Dios nos deja solo para que pongamos en práctica nuestra
fe y lo que hemos aprendido de él.
3.
Las águilas
no aletean como las demás aves. Las águilas planean, es decir se dejan llevar
por el viento para no cansarse.
Muchos de nosotros parecemos Gansos y palomas
aleteando y quejándonos por todo. El Águila espera pacientemente. Se deja
llevar por la corriente del viento por eso no se cansa y su vuelo es el más
alto de todas las aves. Así Dios quiere que nosotros planeemos como las águilas
y esperemos que sea el viento del Espíritu Santo el que nos mueva.
¨Los
que esperan en Jehová como las águilas sus Alas levantaran.¨
Las Águilas no se desesperan, por eso su vida
es tan larga.
4.
Las Águilas
tienen una visión muy desarrollada y un sentido especial para para ver a sus
presas y para percibir cuando se acercan las lluvias y las tormentas.
¿Sabe usted que sucede cuando las alas de las
Águilas se mojan? ¿Sabe que hacen cuando saben que va a llover?
Como sus alas son tan grandes estas pueden absorber
hasta diez galones de agua en sus plumas cuando llueve y pueden caer precipitadamente
a tierra por el peso, es por tal razón que
ellas cuando saben que va a llover o se acerca una tormenta, se remontan por
encima de las nubes para así evitar mojarse y cuidarse de las tormentas.
Dios espera que nosotros tengamos una visión
como la de las Águilas, amplia. El espera que nosotros nos coloquemos por
encima de los problemas y de las pruebas, porque no somos pollos sino Águilas. No
tenemos por qué vivir atados a las cosas de la tierra. Nuestro lugar no está en
la tierra sino en los cielos, en las alturas. Estamos sentados en lugares
celestiales con Cristo Jesús.
Dios espera que nosotros alcemos vuelo como las águilas, porque nuestras vidas
no dependen de lo que vemos, sino de lo que no vemos. 2 Corintios 4:18 dice: ¨No
mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas
que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.¨
Hebreos 11:3
¨Por la fe entendemos haber sido constituido el universo
por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía.¨
5. Sus ojos ven desde muy lejos (Job 39:29).
La visión de las águilas es muy fina. Pueden
ver a través de las neblinas y de las tinieblas. Ellas ven desde lo alto a sus
presas y luego las atrapan y las destruyen.
Su enemigo principal es la serpiente, ellas
las atrapan con sus pies y las destruyen con su pico.
¿Y nosotros que visión tenemos? ¿Estamos mirando hacia arriba o hacia abajo?
1.
Llega
un momento traumático en las vidas de las águilas, cuando comienzan a envejecer
y a morir.
Como a todo ser viviente en esta tierra le llega
un tiempo de decadencia, a las águilas comienzan a caérseles las plumas, se les
quiebran las alas, se les calcifica su pico y sus garras. No pueden abrir la
boca, ni comer, ni defenderse, se le agotan las fuerzas y es este el momento
cuando se debe de tomar una determinación en la vida es el tiempo de decidir si
darse por vencidas o seguir adelante, es
tiempo de decidir si vivir o morir.
¿Qué hacen las águilas en este momento? Se remontan a las alturas, y con todas sus fuerzas
se lanzan contra la roca más alta una y
otra vez, hasta romper su pico y sus alas. Luego se quedan allí reposando sobre
la roca.
¿Qué ocurre luego de esto? Ocurre un milagro de la naturaleza. De una manera
extraordinaria, se rejuvenecen, comienza
a salirle un nuevo pico, le nacen unas nuevas alas. Sus plumas les nacen más
hermosas, son restauradas sus fuerzas y comienzan de nuevo a volar.
Dios quiere así que nosotros tengamos la determinación
de las águilas en los momentos difíciles. El quiere que nos remontemos a las
alturas del espíritu y que luego nos lancemos con todos nuestros problemas
sobre la roca inconmovible que es Cristo. Él quiere que tú y yo quebremos
nuestras alas y rindamos nuestras vidas solo a Él, para que Él nos haga una
nueva criatura, nos restaure y nos rejuvenezca como a las águilas, porque no
somos pollos para vivir cacareando y comiendo de los gusanos, sino que somos
como águilas en Cristo Jesús. Hemos nacido como las águilas, para vencer a la
serpiente que representa el diablo y al pecado y no para ser vencidos por ella,
recordemos que en Cristo somos más que vencedores.
Como dice el Salmos 103:1-3:
¨Bendice, alma
mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma
mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias. El que rescata del hoyo tu vida, El que te
corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.¨
En los momentos difíciles de tu vida, bendice
a Jehová, no te olvides de sus favores. El siempre está presto a perdonar todos tus
pecados, si tú los confiesas delante de Él.
Dios quiere sanar todas tus enfermedades, físicas y espirituales. Él te quiere rescatar del hoyo del pecado, del
fracaso y de la amargura. Él quiere hoy coronarte de favores y de misericordia,
saciar de bien tu boca, para que te rejuvenezcas como las águilas.
Dios quiere darte larga vida a través de Jesús,
acéptalo y deja ya de vivir como los pollos solo picando de las cosas
terrenales y comienza a ser como las águilas, Victoriosas.
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