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miércoles, 23 de abril de 2014

UNA IGLESIA QUE MUESTRA AL MUNDO SU IDENTIDAD



En los últimos días he estado estudiando detenidamente las cartas del Apóstol Pablo a los corintios y he encontrado en ellas una gran cantidad de enseñanzas que pueden ser aplicadas a las iglesias de nuestros tiempos, ya que todas las cosas inspiradas por el Espíritu Santo y escritas en la biblia, son para disciplinarnos y enseñarnos como ser creyentes vencedores que debemos mostrarle a los demás lo que realmente somos en Cristo.

Se cuenta la historia de un artista reconocido del siglo XIX que hizo un viaje en el cual tenía que cruzar por una frontera, pero se le extravió el pasaporte. Al momento de la inspección fronteriza, Se acercó a uno de los guardias y le explicó lo que le había sucedido. Esperaba que el guardia comprendiera la situación, pero el hombre le respondió que había mucha gente que trataba de cruzar la frontera con una identidad falsa. No podía simplemente aceptar su palabra, "Pero yo soy el famoso pintor y le menciono algunas de sus obras ¿no me reconoces?, el guardia le dijo: "Está bien. Si usted realmente es el reconocido artista que dice, hágame una ilustración de las personas que están paradas en la esquina. "Tomando lápiz y papel, el pintor rápidamente le hizo la ilustración. Al ver la obra y el claro estilo del artista, el guardia exclamo, claro es usted, busco un lápiz y un papel, le pidió su autógrafo y le permitió pasar. ¿Te das cuenta? La obra del artista demostraba quién era. Su identidad se reflejaba en lo que hacía. Su talento y carácter artístico quedaban plasmados en el papel.

Dios espera que cada uno de sus hijos mostremos al mundo con nuestra forma de vivir y el testimonio de una persona regenerada, nuestra semejanza a su hijo Jesús, de quien el siempre se sintió complacido, por su obediencia, por su humildad y sobre todo por su entrega al ministerio que le había sido asignado por su padre, la salvación de la humanidad

Cada persona que se ha entregado de corazón a Jesucristo ha recibido una nueva identidad. Cuando tú te arrepientes del pecado y decides seguir a Cristo, confiando en su sacrificio para el perdón de tus pecados, llegas a ser una nueva criatura. Sucede una transformación en tu interior, por obra del Espíritu Santo de Dios. Ya no eres el mismo.

La pregunta es ésta: ¿vivimos de acuerdo con nuestra nueva identidad? ¿Demostramos con nuestras acciones quién somos ahora? Este era uno de los problemas que se presentaba en la Iglesia de Corinto. Sus acciones, su comportamiento, y su testimonio, no reflejaban su nueva identidad en Cristo. Hoy vamos a ver una de las manifestaciones de esto.
1 Corintios 6:1-11.

6:1 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 6:4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 6:5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 6:6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudado? 6:8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. 

6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.


Los versos 9 al 11 describen toda una lista de estilos de vida que descalifican a la persona para entrar al reino de Dios. Una persona que vive en adulterio, borrachera, idolatría o perversión sexual no puede formar parte de la familia de Dios. Pero luego siguen estas palabras tan bellas: "Eso eran algunos de ustedes". 

Para toda persona hay esperanza. El pecado te descalifica de entrar al reino de Dios, pero sólo si sigues viviendo en él. Si arrepentido lo abandonas y te entregas a Jesucristo, puedes ser limpiado. Él quiere transformarte.Cuando tú te arrepientes de corazón y reconoces a Jesucristo, hay varias cosas maravillosas que suceden. Aquí vemos tres:  
  1. Somos lavados. Toda la impureza y suciedad de tu corazón son quitadas. En lugar de estar lleno de suciedad, ahora eres puro ante Dios. El bautismo representa esto; así como las aguas del bautismo lavan el cuerpo, por fe, nuestro corazón también es lavado.
  2. Somos santificados. Al entregarnos a Jesús, quedamos separados. Ya no pertenecemos a este mundo que se ha rebelado contra Dios y que terminará en la destrucción. Hemos sido separados para Dios. El pecado nos había tirado a la basura, pero Dios nos recogió, nos lavó y nos separó para El.
  3. Somos justificados. Éramos culpables de pecado, y Satanás tenía mucho de qué acusarnos. Estábamos bajo el juicio de Dios. Pero Cristo pagó nuestra condena en la cruz. Ahora, habiéndolo aceptado, Dios nos ha declarado inocentes. Ya no hay ninguna condena que pagar. Ante Dios, somos justos, en base a la justicia de Cristo.

Todas estas cosas son maravillosas, y como creyentes, nuestros corazones cantan y se regocijan, porque tenemos esta nueva identidad en Cristo, pero esta nueva identidad se tiene que reflejar en lo que hacemos. Lamentablemente muchas veces, como los corintios, reaccionamos como si estas cosas no nos hubieran sucedido.

Uno de los mayores problemas que se había presentado era una cuestión de juicio. Es irónico, en realidad, que los creyentes de Corinto no habían querido juzgar al hombre que vivía en pecado sexual con su madrastra, pero sí estaban dispuestos a llevarse unos a otros a corte por cuestiones de dinero.

¡Ponían las cosas al revés! No se preocupaban por las cosas que realmente debían juzgarse, la inmoralidad abierta y sin arrepentimiento; pero sí trataban de aprovechar las cortes para sacarse dinero unos a otros. Queda claro que se trata aquí de casos civiles, no criminales; en Romanos 13, la Biblia indica claramente que las autoridades seculares están puestas para castigar los crímenes, pero en este caso, los creyentes llevaban sus diferencias acerca de dinero frente a las cortes civiles de la ciudad. ¡Qué vergüenza! ¿No había personas capaces de arreglar estos casos dentro de la congregación? Y si los creyentes ayudaremos al Señor Jesús a juzgar el mundo cuando El regrese, ¿cómo podemos ser incapaces de arreglar asuntos internos a la congregación sin ir a corte?

En realidad, el hecho de que estos asuntos de dinero llegaran a convertirse en casos de corte ya reflejaba una derrota. Porque en lugar de sacrificarse por amor los unos por los otros, se estaban tratando de aprovechar unos de otros. Ya habían perdido la batalla, y se estaban comportando como cualquier persona del mundo.

Aquí encontramos un principio importante, que los cristianos no deben llevarse a corte por asuntos de dinero. No es una ley absoluta; podría haber alguna situación extraordinaria en la que un creyente podría tener que demandar a otro creyente. Pero si te encuentras en una Iglesia donde existen varias demandas legales entre miembros de la congregación, puedes estar seguro de que algo no anda bien allí.

Es como si supiéramos de una familia donde los hermanos continuamente se demandan unos a otros. Tristemente, estos casos no son tan escasos. Cuando se trata de alguna herencia, se dan muchos casos de hermanos que se demandan unos a otros para tratar de recibir más de lo que les corresponde bajo los términos del testamento. Pero siempre que se ve algo así, es triste - porque se ha perdido la unión familiar por dinero.

En la familia de Dios, es aún más triste - porque entonces se ve que las personas están sirviendo a otro dios, el dios del dinero, en lugar del Dios de amor que conocemos a través de Jesucristo. Debemos evitar las demandas entre creyentes, aunque tengamos que soportar una pequeña injusticia. Es mejor perder un poco de dinero que destruir la unión del cuerpo. Y si es necesario tomar acción, esa acción debe empezar dentro de la Iglesia. Debemos buscar una solución en familia, hablando con los líderes de la Iglesia, antes de siquiera pensar en involucrar a las cortes seculares.

Pero este principio va mucho más allá de las cuestiones de demandas legales. La cuestión es: ¿estamos mostrando en nuestra vida la identidad que hemos recibido en Cristo? Volvamos a las tres cosas que marcan nuestra nueva identidad. Hemos sido lavados, hemos sido santificados y hemos sido justificados.

Ahora bien, si hemos sido lavados, ¿vivimos con motivos impuros? ¿Tenemos pensamientos sucios? Los corintios reflejaban sus motivos impuros en las acciones que tomaban contra sus hermanos. Y tú, ¿te esfuerzas por vivir en pureza, porque Cristo te purificó? Si tienes una identidad pura en Cristo, se debe reflejar en tus pensamientos, palabras y acciones.

Si hemos sido santificados, ¿vivimos como el pueblo santo de Dios? Los corintios ignoraban la santidad de la Iglesia y llevaban sus problemas ante los incrédulos. Y tú, ¿vives una vida consagrada a Dios, sabiendo que ya no perteneces a este mundo? ¿Eres diferente de los demás, o se te ha olvidado que Cristo te ha hecho santo?

Si hemos sido justificados, ¿tratamos justamente a los demás? Los corintios ignoraban la gracia que Dios les había mostrado al justificarlos por fe en Cristo, y trataban injustamente a sus hermanos. ¿Y tú? ¿Eres justo en tu trato con los demás, recordando que Dios te ha perdonado una enorme deuda?

Termino contándole la historia de un líder de jóvenes algo presumido le hablaba a su clase acerca de la importancia de vivir una vida cristiana. Les preguntó a los muchachos: "¿Saben ustedes por qué me llama la gente cristiano?" Después de unos segundos de silencio, uno de los jóvenes respondió: "Quizás porque no lo conocen muy bien".

¡No seamos como ese líder! Más bien, demostremos quiénes somos en Cristo, con corazones limpios, santos y justos. Desde adentro hacia fuera, mostremos la transformación que Dios ha hecho en nosotros. Y si tú nunca le has entregado tu vida a Cristo, puedes hacerlo hoy. Ven con fe a Él, para que Él te limpie, te santifique y te haga justo ante Dios.

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lunes, 14 de abril de 2014

EL PROPÓSITO DE LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA

  1 Corintios 5:1-5.
5:1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.
5:2 Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? 
5:3 Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. 
5:4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 
5:5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. 


Hoy en día se habla mucho acerca de la tolerancia, y hasta cierto punto, la tolerancia es muy buenas hasta que no se convierte en libertinaje. Debemos ser tolerantes con los que no son como nosotros. En lugar de rechazar a los que son de otra cultura o de otro color, debemos conocerlos y aprender de ellos. Debemos respetar el derecho de todos a creer y pensar de acuerdo a su conciencia. En este sentido, la tolerancia es algo bueno.


Pero la tolerancia se puede volver traicionera cuando la aplicamos sin discernimiento y sin sabiduría. Podemos llegar a ser como las gallinas, que permitieron que la zorra se meta al gallinero en nombre de la tolerancia. Les cuento: Las gallinas se habían reunido para conversar sobre una situación que se había presentado en el gallinero. 


Se encontraba entre ellas una nueva clase de gallina que ninguno de ellos recordaba haber visto antes. En lugar de plumas, tenía un pelaje rojizo. En lugar de dos patas, tenia cuatro patas. En lugar de cacarear, emitía unos gruñidos y ladridos extraños.

Las gallinas debatían qué hacer con esta nueva gallina tan extraña. Un gallo anciano que estaba alli dijo: "Yo no le tengo confianza a esta extraña gallina. No creo que tenga buenas intenciones. Hay que echarla del gallinero." Pero una gallina muy joven respondió: "¡Todo eso es muy anticuado e injusto! Hoy en día, sabemos que debemos ser tolerantes con todos. Quizás esta gallina simplemente tuvo una crianza diferente, o tiene genes un poco diferentes de los nuestros. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a la pobre gallina, simplemente porque es diferente de nosotros? Yo pienso que tenemos que ser un poco tolerantes."

A las demás gallinas les pareció bien lo que había opinado la gallina joven y decidieron ser tolerantes con la nueva gallina de apariencia y costumbres extrañas. 
Lamentablemente, su tolerancia las traiciono, porque aquella extraña gallina no fue tan tolerante con las demás. Se las comió, porque no era una gallina sino una zorra.


La ciudad de Corinto era muy conocida por su inmoralidad. Se parecía mucho al mundo en el que vivimos hoy día, donde las prácticas sexuales inmorales se han vuelto social mente aceptables. 

Hay dos formas en las que podemos responder a esta realidad. La primera respuesta es la de los corintios.

Ellos al  igual que las gallinas de nuestro relato se consideraban muy tolerantes. Tenían como miembro de la Iglesia a un hombre que vivía en una relación pecaminosa con su madrastra. Seguramente los corintios decían: "Bueno, él sabe lo que hace. Esto no tiene nada que ver conmigo. Yo no lo puedo juzgar. Dios lo ama tal como es, y tenemos que mostrarle gracia y ser tolerantes."

Pero la reacción del apóstol Pablo fue muy diferente. En lugar de alegrarse por la tolerancia de los corintios, les dice que debería darles vergüenza lo que estaba sucediendo. En lugar de tolerar esta inmoralidad, la Iglesia tenía que disciplinar al ofensor. 

Este pasaje nos enseña acerca de dos cosas muy importantes: nos habla de los límites de la tolerancia, y nos muestra cómo debe ser la disciplina dentro de la Iglesia.

Dios llama a su Iglesia a mantener su pureza por medio de la disciplina. ¿Qué significa la disciplina en la Iglesia? Significa llamarle la atención a aquellos que forman parte de la Iglesia y que están viviendo en pecado abierto y sin arrepentimiento. Significa también limitar sus privilegios como miembro de la Iglesia, hasta que la persona se llega a arrepentir. Veamos esto con más detalle.

La primera cosa que vemos aquí es que la disciplina es una acción de la Iglesia unida, hecha por la autoridad y en el poder de Jesucristo. El versículo 4 nos habla de esto. No era acción de una sola persona, o de unos pocos, sino de la Iglesia unida. 

En el libro de Mateo capitulo 18, el Señor Jesús nos da tres pasos muy importantes: primero, hay que confrontar individualmente a la persona. Segundo, hay que llevar a dos o tres ancianos de la Iglesia. Finalmente, hay que llevarlo ante toda la congregación. Aquí el apóstol Pablo nos habla del final de ese proceso, la acción unida de toda la congregación. Obviamente, si los primeros dos pasos no habían funcionado.

La segunda cosa que tenemos que comprender acerca de la disciplina en la Iglesia es que su fin es la salvación de la persona. Como dice el versículo 5. "Por estar viviendo en pecado", la salvación de este hombre estaba en peligro. Probablemente él realmente nunca fue salvo, y necesitaba darse cuenta de ello y arrepentirse. Lo importante es reconocer que el propósito de la disciplina era conseguir su arrepentimiento y salvación. No era cuestión de que la Iglesia dijera: "¡Este hombre no merece estar entre nosotros!" No era la venganza o el castigo, más bien, el propósito de la disciplina era llevarlo a un punto
de arrepentimiento y de restauración. 

La disciplina - sea de un niño en el hogar o de un hermano dentro de la Iglesia - siempre se debe hacer en amor, y con el propósito de lograr el arrepentimiento.

¿Qué significa la frase, "entreguen a este hombre a Satanás"? 

Significa que si la persona no se arrepiente de su pecado luego de cumplidos los pasos antes mencionados, la Iglesia retiraba su cobertura espiritual de este hombre, y lo trataba como un incrédulo. De este modo, quedaba expuesto a la influencia y el poder de Satanás, como cualquier persona mundana. Así vería la diferencia que hay entre vivir en el Espíritu Santo, y vivir en el mundo, bajo el control de Satanás.

Cuando una Iglesia pone a alguien bajo disciplina, dice efectivamente: "Estás viviendo como incrédulo, así que te vamos a tratar como incrédulo". Pierde el derecho de participar en la comunión, como leeremos más adelante en el verso 11. Pierde su derecho de servir y votar como miembro de la Iglesia. Queda espiritualmente al descubierto y segregado.

Sigamos leyendo para aprender más acerca del propósito de la
disciplina. Leamos los versículos 6 al 8:

"No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad".

¿Alguna vez has visto cómo se prepara el pan?

Los ingredientes mezclados forman una masa pequeña, pero agregando un poco de levadura, la masa empieza a crecer y a extenderse. Pronto llega a adquirir un volumen varias veces más grande. 

La Biblia nos dice que, así como un poco de levadura leuda toda 
la masa, también el pecado en la congregación, si no se confronta, puede afectar a toda la Iglesia. Cuando la inmoralidad se tolera, los demás lo llegan a considerar algo normal; entonces, toda la Iglesia decae.

Algunos años atrás, en una Iglesia grande, un miembro del personal ejecutivo cayó en pecado con su secretaria. Cuando los líderes lo llegaron a saber, decidieron manejar el asunto en privado en lugar de llevarlo ante toda la Iglesia. El año siguiente, diecisiete matrimonios de líderes en la misma Iglesia terminaron en divorcio. ¡Ciertamente un poco de levadura leuda toda la masa!

Es duro y difícil tratar el pecado en la congregación. Es mucho más fácil hacerse de la vista gorda y fingir que no pasa nada. Sin embargo, los resultados pueden ser desastrosos. Cuando se trata de un pecado serio, que es del dominio público, es esencial que la Iglesia tome acción si no hay señales de arrepentimiento.

Pero alguien dirá: "Entonces puedo pecar sin preocuparme, siempre y cuando nadie lo llegue a saber". Es verdad que la disciplina se trata de pecados conocidos. No tenemos por qué convertirnos en inquisidores, buscando todo pecado oculto; Pero recordemos las palabras de Jesús: "No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse." (Lucas 12:2).

Dios tiene formas de sacar a la luz lo que tratamos de ocultar. No te confíes de que nadie se enterará de lo que haces.

En lugar de permitir que un poco de levadura afecte a toda la Iglesia, debemos echar la levadura de nuestras propias vidas y celebrar nuestra liberación en Cristo con una vida de santidad.

Aprendemos una cosa más acerca de la disciplina en las versos 9
al 13:

"Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros".

La disciplina es para creyentes, no para incrédulos. En medio de una sociedad corrupta, no nos toca a nosotros juzgar a los incrédulos; Dios se encargará de eso; más bien, Dios nos llama a mantener nuestra identidad como un pueblo apartado. Ante el mundo, nuestras vidas deben de ser diferentes. 

Es con nuestras acciones que mostramos la diferencia. Dentro de la Iglesia, el pecado abierto y desafiante - el pecado que se comete sin ningún arrepentimiento - se tiene que confrontar, para el bien del que lo comete, y para el bien de la Iglesia.

Es importante que todos comprendamos este asunto de la disciplina, por si llegara a ser necesario tomar esta acción como Iglesia. Pero mucho mejor es que cada uno de nosotros se haga responsable de quitar de su vida la levadura. Mucho mejor es que vivamos juntos en armonía, arrepintiéndonos del pecado y haciendo que la disciplina sea innecesaria, porque nos disciplinamos a nosotros mismos.

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lunes, 7 de abril de 2014

JESÚS EL GPS QUE NOS GUÍA CONFIADO.

JESÚS EL GPS QUE NOS GUÍA CONFIADO

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre;   1 Timoteo 2:5

Hace aproximadamente un mes atrás, el mundo fue conmovido con la noticia de la desaparición de un avión de la linea de Aviación de Malasia. Hasta el día de hoy no se ha conocido la realidad de los hechos y ningunos de los investigadores de todos los países que se han interesado en el hecho, ha podido dar con la realidad de lo sucedido, a esto le llamamos una desorientación informativa muy extraña y hasta dudosa. Probablemente nunca lleguemos a saber a ciencia cierta que paso con esta nave aérea. Que penoso.

propósito de esto, estuve leyendo algo muy interesante con relación a la aviación que me llamo mucho la atención y hoy quiero compartir con ustedes.

Hay un efecto que suele afectar a los pilotos en algunos vuelos aéreos y se llama "la desorientación espacial"

Sucede mayormente cuando un piloto se encuentra volando en condiciones que le estorban la vista. Por ejemplo, en la neblina o la nieve. Al no poder ver el horizonte o la tierra, el piloto tiene que depender de los instrumentos electrónicos que tiene en la cabina para ubicarse. Sólo los instrumentos le dirán si están subiendo o bajando, si se encuentran volando a nivel o en curva.

El problema de la desorientación espacial se presenta cuando el piloto siente que se encuentra volando en una dirección, pero sus instrumentos indican algo diferente. En estos casos, los instrumentos normalmente tienen la razón, y la sensación del piloto se equivoca. En otras palabras, lo que siente el piloto acerca de su velocidad y dirección no es cierto, y él tiene que depender de sus instrumentos.


Lastimosamente, varios aviones se han estrellado o precipitado a tierra, debido a la desorientación espacial del piloto. Los pilotos de aviones reciben entrenamiento especial para aprender a no confiarse de sus propias sensaciones, y más bien confiar en sus instrumentos. Podríamos decir que todos, en realidad, necesitamos lo mismo.


En la vida humana y en nuestro diario vivir, con mucha frecuencia sucede una especie de desorientación parecida a la desorientación espacial, en este caso quizás deberíamos llamarlo: desorientación espiritual. 


Esta sucede en nosotros cuando no podemos ver las cosas como son en realidad.  Pensamos algo equivocado y tomamos decisiones erradas sin medir las consecuencias catastróficas que vendrán posteriormente a nuestras vidas por causas de esas decisiones precipitadas.

Tenemos que aprender a confiar en los instrumentos que Dios nos ha provisto para dirigir de forma segura nuestras vidas  y que nos indican el camino de la verdad, en lugar de confiar en nuestros sentimientos.

Pero ¿cuáles serán esos instrumentos? ¿Qué nos indican la verdad? 

Sólo hay uno que ve la realidad tal como es. Dios es el único que lo ve todo, como una realidad unida y lógica, y sólo El nos puede indicar cómo son las cosas. El nos llama a basar nuestra vida en lo que El nos dice en su Palabra.

Toda persona que hace un invento, primero elabora un manual operacional o de procedimientos, el cual servirá de ayuda para los usuarios de este invento y cual garantizara el buen funcionamiento y la durabilidad de este articulo. Así Dios cuando creo la humanidad le dejo la biblia como el manual de comportamiento que nos ayudara a perfeccionar el proceso de santidad, que alargara nuestras vidas y nos garantizara que veremos a nuestro creador algún día, cara a cara.

La desorientación espiritual, nos hace tomar malas sediciones que retrasan el propósito de Dios para nuestras vidas, pero la santidad que adquirimos por medio de la obediencia a su palabra es la solución mas segura y eficaz para este problema en nuestras vidas. 

Tu y Yo somos un invento perfecto de Dios que el pecado y la desobediencia distorsiono, pero El, por su inmensa misericordia y su gran amor nos dejo su palabra como el GPS o localizador que nos ha de guiar y de dirigir de forma segura a Jesucristo su hijo, quien también es Dios y  ha provisto la solución eterna para nuestras imperfecciones.

Por causa del pecado fuimos derribados a tierra y trasladado de un mundo de delicias y edén a un mundo de imperfecciones en el cual hemos de ser probados hasta que encontremos el camino de la purificación y la santidad que solo se puede encontrar a través de Jesucristo. Muchas personas han muerto si haber pasado la prueba de factibilidad espiritual y al igual que hace el inventor con los artículos que no dan resultados, que son desechados y tirados a la basura así mismo Dios en el día del juicio desechara su alma.

No hay otra senda que nos dirija a Dios, solo Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres y solo El nos garantiza la llegada segura al aeropuerto de la victoria y la vida perpetua.

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miércoles, 2 de abril de 2014

COMO EL SÁNDALO EN LA NOCHE.

Existe un árbol que es prototipo del cristiano se llama Sándalo. Es original de la India y otras partes de Asia, aunque se planta en otros lugares del mundo, en especial en América.
Su madera es conocida por sus tallas y porque de ella se obtiene el aceite volátil que se usa en herbolaria, produce madera y aceites.  Es de textura fina y regular, de grano recto. Recién talado, la madera es de color pardo amarillento, pero al tiempo toma un color marrón más oscuro. Se seca sin agrietarse y es de fácil tratamiento en carpintería.
La biblia hace mención de este árbol en el libro de 1 Reyes 10:12.
Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy”.
De este árbol podemos extraer una gran enseñanza para la vida del creyente Cristiano. El Rey Salomón escogió su madera para decorar el templo que le construyo a Jehová y fue con su madera que se elaboraron parte de los instrumentos musicales y sagrados del templo. (Ver 2 Cron. 9:10-11).
Así como Salomón escogió la madera de este árbol para la construcción del templo, también el cristiano fue seleccionado por Jesucristo quien es el Rey de Reyes y Señor de Señores,  quien nos separó de las tinieblas y nos trajo a su luz admirable, para santificar nos por medio de su sangre y para que seamos instrumentos sagrados destinado para su alabanza y su adoración y para que nuestros cuerpos sean habitación del Espíritu Santo.
El sándalo tiene muchas características que nos hablan y nos enseñan a ser mejores creyentes. Este árbol crece a gran altura y de él se extrae la madera más fina y perfumada del mundo. En la india este árbol es considerado como un patrimonio nacional y les atribuyen cualidades extraordinarias y hasta curativas.
Durante la noche es fácil detectar los lugares donde hay sembradíos de este árbol, por el gran olor a perfume que expide. Todo lo que está  a su alrededor se contagia del olor a sándalo y hasta las bestias salvajes y las serpientes son atraídas e inmovilizadas por su agradable perfume.
Dios espera de nosotros sus servidores, que seamos como el sándalo. Que seamos perfume de olor grato y fragante no solo ante la nariz de nuestro creador, sino también delante de todos los que nos observan. Que en medio de las tinieblas de este mundo nuestra fragancia a gloria de Dios, perfume la vida de los que se pierden.
Hay un gran misterio  que se esconde en este árbol. Escondidas entre sus ramas viven serpientes venenosas tremenda mente atraídas por su poderoso perfume. 
Un bosque de árboles de sándalo es considerado por muchos como un lugar peligroso, debido a que en un solo árbol se pueden encontrar al menos una docena de serpientes venenosas refugiadas. Ellas no pueden salir de éste, porque el perfume es tal que son casi hipnotizadas.

Lo extraordinario de esto es que aunque son serpientes venenosas las que habitan en él, la pureza y el perfume de la madera del sándalo no se contaminan ni se ve afectada en absoluto.

Así mismo el hombre redimido viene a ser como el árbol de sándalo, que aunque por su naturaleza pecaminosa,  en un tiempo anidaba en su corazón todos los tipos de serpientes tales como: la ira, la codicia, los celos y la envidia. Todos estos estaban colgando del árbol de su vida, luego de recibir a Jesucristo como su único Señor y salvador su perfume sigue siendo puro y no se deja envenenar por el odio ni el rencor.

Cuando el árbol de sándalo es cortado, aun el hacha que lo agrede queda perfumada con su aroma, Al Igual que Cristo cuando fue herido de muerte por la lanza que le traspaso su costado, que no albergo rencor por sus verdugos, más bien le pidió al padre que los perdonara y él también los perdono, perfumando para siempre sus vidas y la de la humanidad pecadora.

En un Corazón donde antes habitaba el pecado, ahora debe habitar el perdón y en nuestras vidas debe de haber sucedido una transformación. En un corazón transformado ya la codicia pierde su veneno, la ira pierde su veneno, el rencor pierde su veneno y estos sentimientos que antes eran destructivos y dañinos, Jesucristo los procesa y los convierte en un aceite que expide un olor grato a la nariz de los demás.

Del árbol de sándalo al igual que de Jesucristo, aprendemos que aunque recibamos de otros las más profundas heridas, no debemos ser vengativos ni guardar rencor en nuestras almas, más bien debemos perfumar el hacha con la que recibimos las heridas a través del perdón y la misericordia.

Recordemos que somos el templo del Dios viviente y que fuimos creados para ser instrumento de alabanza y adoración para nuestro Señor y que debemos presentarnos delante del como un sacrificio vivo por su misericordia (Romanos. 12:1).

Jesucristo fue, es y será siempre en nosotros el más puro ejemplo de amor, perdón y misericordia. Él quiere que aprendamos a amarnos los unos a los otros sin fingimiento, que aborrezcamos lo malo y sigamos el bien.

Romanos 12:21 nos dice: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.

Seamos como la madera del sándalo que luego que es utilizada en la edificación de una casa, resiste todos tipos de vientos, tempestad y mareas. Siempre se mantiene firme, su perfume dura para siempre y aunque se seca nunca se agrieta ni su aceite se agota.

Edifiquemos  a Cristo en el corazón de los perdidos.


Dios te de fuerzas y te ayude a perfumar todo lo que te rodea. 

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