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domingo, 29 de noviembre de 2015

EL CUMPLIMIENTO DE LOS TIEMPOS

"Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores" (Mateo 24:6-8).

Se han puesto a pensar ustedes por un momento en algo que suma gran importancia para todos los seres humanos, específicamente para el Pueblo de Dios, me refiero a los tiempos proféticos enunciados en la Biblia.  Quiero invitarles a que no dejen de seguir esta serie de 5 mensajes que comenzaremos en esta ocasión a cerca del cumplimiento de los tiempos. 

Sabían Ustedes que las profecías que  fueron dadas para los tiempos actuales, se están ahora cumpliendo de manera asombrosa en Israel y en todo el mundo en general y que a la vez están sirviendo de plataforma para dar pasó a aquellas profecías que aún no se han cumplido?. Realmente es asombroso, pues cuando todas estas profecías se hicieron en esa época, humanamente hablando era totalmente imposible que se cumplieran por las condiciones externas  que se daban en ese momento.  Es decir que las profecías cuando se anunciaron y escribieron, fueron dadas en contra de todos pronósticos. Esta es una de las varias razones de la veracidad absoluta de las Sagradas Escrituras.  Es por esa razón que toda nuestra atención debe de estar enfocada en la Palabra de Dios, la cual es sin lugar a dudas la Palabra profética más segura.

Actualmente estamos viviendo tiempos oscuros en los que falsas tendencias contrarias al reino de la Luz, pretenden darnos la solución a los problemas actuales. Por eso es necesario que todos los creyentes, como decía nuestro Señor Jesucristo, aprendamos a discernir los acontecimientos actuales a la Luz de la Biblia, la verdadera y garantizada versión que Dios ha dejado en nuestras manos.

Ya que es esta la única manera como nos ubicar aremos en el contexto real de la historia humana que ya está escrita desde antes que aconteciera y que por cierto esta próxima a dar un giro radical por las señales que ya se están evidenciando en su pueblo Israel, en la Iglesia y en todo el mundo entero.

Tenemos que aprender a discernir los acontecimientos actuales, sin especulaciones, ni haciendo conjeturas personales; sino de acuerdo a la Palabra de Dios.  
Uno de los grandes eventos en la Historia del mundo, está a punto de suceder. Es a lo que La Biblia y nosotros los creyentes llamamos, el "Rapto" O "Arrebatamiento".  Es el tiempo cuando Jesucristo, "arrebatará" o quitará a todos los verdaderamente firmes en él, de acuerdo con 1 Tesalonicenses capítulo 4, 1 Corintios 15 y otras citas. Esto introducirá al hombre al más aterrorizante período conocido. Un período de siete años al que la Biblia llama "La Gran Tribulación" o el periodo en el que se manifestara el ministerio de iniquidad conocido como Anticristo y ocultado con el sobrenombre de Nuevo Orden Mundial.

Este periodo del Anticristo, hace ya 2000 años que esta profetizado en la Biblia. ¡Y ESTA CUMPLIÉNDOSE AL PIE DE LA LETRA - ANTE NUESTROS PROPIOS OJOS! Si usted cree que el "Rapto" es sólo fantasía o malas interpretaciones bíblicas - mire a su alrededor - ¡necesita saber lo que está sucediendo!

LOS PRINCIPIOS DE DOLORES ANTES DEL ARREBATAMIENTO Y LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO SE ESTÁN CUMPLIENDO AL PIE DE LA LETRA.

En Mateo: 24:37, el mismo Jesucristo nos da una imagen de cómo serían los últimos tiempos: "Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre." Pero, ¿qué significa "como en los días de Noé"? Génesis 6:11 dice, "Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de VIOLENCIA."

¿Podría haber una mejor descripción de la generación actual? La Violencia es diariamente encontrada por todos lados, en Televisión y en los periódicos. Por comparar con el pasado, de acuerdo a un estudio del Departamento de Justicia de los estados unidos, se determinó que en el año 1987, ocho de cada 10 americanos serian víctimas de violencia criminal. Desde el 1960 hasta la fecha, los crímenes se han incrementado en un 500 Por ciento. Es decir que ¡más de 16,000 crímenes han ocurrido durante este periodo, de los cuales las mayorías han sido en las escuelas públicas!

La revista Noticias semanal (News week) del 2 Agosto, del pasado año 1993, dijo que, "La Violencia está devastando a esta generación."  En el caso de Puerto Rico, en estos últimos años se ha desatado una violencia sin precedentes, crímenes de violencia doméstica, asesinatos hasta por decapitación entre familiares, abusos sexuales a menores de hasta 7 años de edad y menos, muertes y asesinatos también a menores. Tristemente los casos también se pueden comparar internacional mente en donde la violencia aumenta cada día más.

Otra inusual descripción es encontrada en evangelio de Lucas capítulo 17:
 "Asimismo como sucedió en los días de Lot;. . . Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste." 
Los días de Lot se caracterizaron por la depravación y deterioro moral de Sodoma y Gomorra, donde la homosexualidad y el sodomismo alcanzaron su máximo nivel, al punto de provocar la indignación de Dios, que concluyo  posteriormente con la destrucción de estas ciudades.

Estados Unidos por ser la Nación líder del poderío mundial ha sido la principal en apoyar y abrir sus leyes a favor de la depravación y el pecado de la homosexualidad, a tal punto que se considera discrimante a todo aquel que no está de acuerdo con romper los estatutos y mandamiento de Dios dándole su apoyo a esta aberración pecaminosa. A continuación daremos un breve vistazo a algunos acontecimientos que comprueban la veracidad de este mensaje:

En los tiempos de la administración Clinton fue cuando esta nación pacto con las potestades de depravación, dándole paso y apoyo a la mayor y multitudinaria marcha homosexual en Washington, aprobada por el mismo Presidente de los Estados Unidos.  El mismo afirmo que “esta fue la más grande reunión de la Historia”. Hombres vestidos como mujeres, mujeres con su pecho desnudo, hombres besándose apasionadamente, simulando abiertamente actos de perversión sexual, así como en los días de Lot. Ellos orgullosamente lucieron sus pecados y sodomismo. Como soldados, declarando la guerra a la decencia, marcharon y cantaron, "¡Somos jóvenes! ¡Somos extraños! y ¡Dominaremos al mundo!".

El Sodomismo y la homosexualidad han explotado desmedidamente en los Estados Unidos de la noche a la mañana.  En el año 1974 la Asociación de Siquiátrica Americana, catalogó la homosexualidad como un desorden mental, como una enfermedad incurable, contradiciendo de manera categórica la voluntad de Dios y llamándole bueno e inofensivo a lo que es aberrante a los ojos de Jehová.  

El Sodomismo es aún contra la ley en algunos Estados de la Nación. Considerando y otorgando a la plaga mortal del SIDA un sentido común y de compasión y no aceptándola como una consecuencia derivada directamente del pecado, que en última instancia atacaría al homosexualismo; Sino que es una enfermedad que viene sin razón aparente, de esta manera, el homosexualismo es "enaltecido y promovido" por los medios de comunicación,  programas de debates televisivos y políticos - ¡de día y de noche!

El ex-Senador Ted Kennedy, (y muchos políticos más) en los Estados Unidos, fueron los primeros en votar para pasar una legislación que proteja a los homosexuales en una Acta de Derechos Civiles.

Los medios de comunicación han proyectado la relación homosexual como una amorosa y monógama relación familiar, pero de acuerdo al Instituto de Investigación Sexual - ¡cada homosexual tiene alrededor de 300 y 500 parejas sexuales! Y el 28 por ciento de los homosexuales "hombres", ¡admitieron tener sexo con 2000 parejas!

Libros Americanos como tales como: El otro tiene dos Madres (He other Has Two Mommies) y El compañero de de habitación de Papa (Daddy's Roommat), que promueven abiertamente el homosexualismo, están apareciendo en las escuelas públicas y están al alcance de nuestros hijos, mientras se prohíbe abiertamente hablar de la biblia y hasta mencionar a Dios. De acuerdo a la revista “The Washington Post” una de las mas populares en el país, la bisexualidad y el homosexualismo han sido el principal asunto "introducido" en las escuelas públicas. Repitiendo así el lamento de los hombres de la ciudad de Sodoma, como dice la biblia en Génesis 19:5. 

El escritor y periodista americano Michael Swift escribió hace tiempo atrás en un artículo de "Gay Community News" (Noticias de la comunidad gay), una frase sumamente preocupante para las familias decentes y temerosas de Dios que decía: "Sodomizaremos a sus hijos, como símbolo de su enfermiza masculinidad, los seduciremos en sus escuelas, en sus dormitorios, en sus gimnasios, en los escondites de sus cuartos, en sus seminarios y en sus grupos juveniles."

Es tiempo de levantarnos como jueces y como testigos comisionados por Dios, para a través de la oración de guerra, desatar los poderes angelicales que han de preparar y de establecer el orden del Mesías Jesucristo sobre la tierra y para pedirles que pongan un escudo de protección y de seguridad alrededor de todos nuestros hijos y de toda la juventud del mundo.

Estos son tiempos profetizados por la Biblia, nosotros no podemos cambiarlos ni evitarlos porque tienen que cumplirse antes de la venida de nuestro Señor,  pero hay algo que si podemos hacer, es cubrir todos los días a nuestros hijos con la sangre del Cordero Jesucristo e instruirlos en la sana doctrina de la palabra, para que crezcan en sabiduría de Dios, den testimonio  de su grandeza y no se dejen contaminar de las corrientes de este nuevo mundo.

"Y ellos le han vencido con la sangre del cordero, con el poder del testimonio de ellos y menospreciaron sus vidas hasta la muerte." Apoc. 12:11. 

PRÓXIMO TEMA: EL 666 MITO O REALIDAD 1

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domingo, 22 de noviembre de 2015

SEAMOS UNA IGLESIA DIFERENTE

Se cuenta la historia de una grandiosa Iglesia que lucía las siguientes palabras labradas en mármol sobre la entrada: LA PUERTA DEL CIELO. Un pequeño letrero escrito sobre un pedazo de cartón decía: "Favor de usar la otra entrada". Nos reímos frente a la aparente contradicción, pero me pregunto si habrá muchas Iglesias parecidas a ésta.

La Iglesia debe ser como la puerta del cielo. Entrar a la Iglesia debe ser entrar a un lugar donde se respira la presencia de Dios, donde encontramos amor y compañerismo. La Iglesia de Jesucristo fue formada para ser un grupo diferente. Dios nos está llamando a presentar un contraste notable con la cultura que nos rodea.


Cuando cumplimos ese propósito, nos convertimos realmente en una puerta al cielo. Llevamos a las personas a la presencia de Dios. En cambio, cuando nos parecemos al mundo que nos rodea, colgamos un pequeño letrero que dice: "Favor de usar la otra entrada. Por aquí no puedes llegar al cielo", decimos; "tendrás que buscar otra puerta".


Existe un animal llamado el camaleón que es experto en esconderse. Se parece a lo que le rodea; sobre una hoja verde, se pone verde. Sobre una rama café, se pone café. Así mismo hay muchos creyentes que se parecen al camaleón. Se acomodan a lo que les rodea. Pero Cristo nos llama a ser sal y luz. La sal cambia el sabor de la comida. La luz cambia el aspecto del lugar donde está.


Jesús nos ha rescatado con su muerte en la cruz para ser un pueblo diferente, un pueblo radical. Vamos a ver hoy tres maneras en las que Dios nos está llamando a ser diferentes, a vivir como Iglesia de una manera distinta al mundo que nos rodea. Abramos la Biblia en 1 Tesalonicenses 5: 12 al 15.


12 Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. 13 Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros. 14 Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos. 15 Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos.


La primera manera en la que Dios nos llama a ser diferentes es en la manera en que tratamos al liderazgo. Dios ha puesto líderes en su Iglesia: pastores, maestros, evangelistas y otros. Si no somos sabios, podemos tratar a los líderes del pueblo de Dios de la misma manera en que el mundo trata a sus líderes.


En el mundo vemos dos extremos: la adulación de los líderes, y el rechazo de su autoridad. Muchas veces vemos esto en las elecciones. Si la situación del país no marcha bien, muchas personas eligen a su candidato pensando que les devolverá, por arte de magia, la prosperidad y el bienestar. Lo elogian como si fuera el Mesías. Lo adulan como si fuera un dios.


Después de algunos meses, sin embargo, ¿qué sucede? Las cosas no han mejorado mucho, y ahora ese mismo candidato que caminaba sobre tierra santa se ha convertido en el hazmerreír de todos. La misma gente que antes lo alababa ahora lo critica como si fuera lo peor.


Por otra parte, muchas personas toman los errores de los gobernantes como pretexto para rechazar cualquier autoridad. ¿Por qué debo respetar las leyes, si la policía es corrupta? ¿Por qué pagar mis impuestos, si el gobierno los malgasta? En el mundo vemos estos extremos de adulación, por una parte, y de desconfianza total, por otra parte.


¿Cómo debe ser en la Iglesia? No debe ser así, y sin embargo, a veces lo es. Algunas personas parecen creer que el pastor es capaz de caminar sobre el agua, hasta que hace algo que no les parece bien; luego se convierte en la peor clase de criminal - en su opinión, al menos.

Pero Dios nos llama a ser un pueblo diferente. Nos llama a ser considerados y a animar. "Sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes", dice Pablo. En otras palabras, estímenlos. Valoren su esfuerzo. Muéstrenles aprecio y cariño. La verdad es que los líderes de la Iglesia necesitan ánimo y apoyo.


A veces vemos a los líderes de la Iglesia como si no fueran de carne y hueso. Nos imaginamos que simplemente sirven al Señor, como robots espiritualmente programados. Pero la verdad es que los que servimos al Señor tenemos las mismas necesidades de apoyo, de oración y de ánimo que cualquier otra persona.


Para mí en lo personal, me da mucho ánimo cuando alguien se me acerca y me expresa lo que el Señor le ha dicho por medio de un sermón. Yo sé que lo mismo dirían los maestros de escuela Bíblicas,  los que ministran en la alabanza y todos los demás que sirven como líderes en la Iglesia.


Tengamos consideración de los que sirven como líderes en la Iglesia. Busquemos la manera de animarlos, de agradecerles su trabajo y expresarles nuestra gratitud. Así podemos vivir en verdadera paz, viendo crecer y desarrollarse la Iglesia. Si Dios te ha bendecido a través de alguno de sus siervos, ¡exprésaselo! Dale las gracias. Dios nos llama a esto.

La segunda manera en la que Dios nos está llamando a ser un pueblo diferente es en la manera en que nos tratamos a los demás. Leamos de nuevo el verso 14. ¿Qué nos llaman estas frases a hacer? Podemos decirlo así: Dios nos llama a vivir en interdependencia. La cultura que nos rodea es una cultura de independencia personal.

El espíritu de la era actual se expresa en frases como éstas: "A mí, nadie me dice qué debo hacer." "No soy de nadie." "¿Qué le interesa lo que yo haga?" Hemos aprendido a decir: "Allá él. El sabe lo que hace. Mejor no me meto en lo que no me interesa." Por supuesto, debemos respetar los derechos de las personas, y no juzgar lo que no sabemos.


Pero como hermanos en Cristo, también debemos hablar cuando es necesario. Dios nos dice que amonestemos a los holgazanes. Parece ser que, en Tesalónica, había personas que tomaban la fe como pretexto para no trabajar. Decían: Si Cristo va a regresar pronto, ¿para qué me esfuerzo?


Pablo llama a los demás hermanos a regañarlos. Hermanos, cuando vemos a otro miembro de la Iglesia que está mal, ¿cómo reaccionamos? Muchas veces, nos quedamos con la boca callada - o aun peor, nos ponemos a comentar la situación con los demás. Pero no le decimos nada a él - cuando una palabra podría hacer la diferencia.


En ocasiones he sentido la necesidad de hablar con alguien para darle un consejo. Cuando lo he hecho, he visto muchas buenas reacciones. El temor nos hace querer callar, pero Dios nos puede usar para ayudar a las personas. Tú y yo podemos tener una buena influencia sobre nuestros hermanos, si estamos dispuestos a decir algo cuando la situación lo a merita. Si vemos a alguien que está desanimado, ¡démosle una palabra de aliento! Si alguien es débil en la fe, ¡acerquémonos para ayudarle a crecer! En todo esto, seamos pacientes.


Quizás hoy puedas darle una palabra de aliento a un hermano, y mañana él también te anime a ti. Nos necesitamos los unos a los otros. Pero si seguimos viviendo como la gente del mundo, diciendo: "él sabe lo que hace", nos vamos a debilitar. Seremos una Iglesia pobre y dividida.


En el versículo 15 encontramos la tercera manera en que debemos vivir como un grupo diferente. Nuestra cultura vive en venganzas y pleitos. Dios, en cambio, nos llama a vivir en perdón y en paz. Aun si un hermano de la Iglesia nos hace un daño, ¿qué dice la Palabra? "Que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien".


Las revistas de farándula nos cuenta quién se peleó con quién,cuál actriz le robó el novio a cuál cantante y qué venganza tomó la otra. ¡La gente imita a sus ídolos! Andan en chismes, comiéndose unos a otros; no se hablan, por alguna ofensa ya olvidada. Parece guerra.


¿De veras queremos vivir así? Dios nos está llamando a algo muy diferente. Nos está llamando a perdonar; y no sólo eso, nos llama a hacer el bien. No sólo nos llama a perdonar, sino a buscar activamente el bien y la prosperidad de los demás.


Seguramente han surgido y surgirán problemas entre miembros de la Iglesia. ¿Cómo responderemos? ¿Nos dividiremos en facciones, con bandos opuestos en diferentes partes del santuario? ¿Nos cubriremos con una capa de amabilidad, mientras debajo de la superficie hierven sentimientos de enojo y amargura?


Dios nos llama a algo mucho mejor, y El ya tomó la iniciativa. Mientras nosotros vivíamos en rebelión contra Dios, haciendo lo que El no quiere y ofendiéndolo a cada rato, El nos mostró su amor. Envió a su Hijo a morir en nuestro lugar, pagando nuestra culpa. El no ha dejado de hacernos el bien.


Si somos sus hijos, tenemos que imitar su ejemplo. ¿A quién puedes bendecir hoy? ¿A quién le puedes ayudar? Levanta la mirada, por un momento, de tus propios problemas y busca a esa persona a quien tú puedas ayudar.


Si cada uno de nosotros empieza a buscar formas de hacer el bien y de bendecir a los demás, aun a los que nos ofenden, seremos realmente un pueblo diferente. La gente verá algo distinto en nosotros. Podemos ser, como Iglesia, una verdadera puerta al cielo. ¿Estás dispuesto a trabajar para que esto suceda?

domingo, 15 de noviembre de 2015

CRECIENDO JUNTOS EN UNA FAMILIA DE AMOR

Un famoso evangelista contaba la historia de un niño que asistía con sus padres a cierta Iglesia. Con el tiempo la familia se mudó a otra parte de la ciudad. Aunque habían muchas Iglesias en su área, el niño siguió asistiendo a la misma escuela dominical - aunque tuvo que caminar muy lejos. Una amiga le preguntó por qué persistía en asistir a una Iglesia que le quedaba tan lejos, si habían Iglesias muy buenas que le quedaban mucho más cerca. El le contestó: "Esas Iglesias pueden ser buenas para otros, pero no para mí". Su amiga le preguntó: "¿Por qué no?" Esta fue su respuesta: "Es que allí aman a uno de verdad."

Jesús dijo, en Juan 13:35: "De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros." Según Jesús, la marca inconfundible de un grupo de sus seguidores es que se muestran un amor notable, un amor humanamente inexplicable, que nace del amor que viene de El. ¿Se dirá esto de nosotros?

Dios nos llama a vivir como una familia de amor. Creo que todos queremos ser parte de esa clase de Iglesia, ¿no es cierto? Escuchemos la voz de Dios, llamándonos a esto, en nuestra lectura de hoy: 1 Tesalonicenses 4:9-12:

4:9 En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. 4:10 En efecto, ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más, 4:11 a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, 4:12 para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie.

El idioma griego que se usó para escribir el Nuevo Testamento tiene varias palabras para el amor. Aquí se usa la palabra "filialidad", que describe el amor familiar o de hermandad. Es la clase de amor que existe entre los miembros de una familia. Este sencillo detalle confirma algo más que nos dice el versículo, y es que el amor fraternal viene de Dios.

¿Qué es lo que une a un equipo deportivo? Es su amor por el juego y su deseo de ganar. ¿Qué une a una familia? Es la sangre, la herencia que comparten. ¿Qué nos une a nosotros como seguidores de Cristo? Es el amor de Dios.    Dios nos ha demostrado su amor.   Mandó a Jesucristo a ofrecerse en rescate por nuestro pecado. Nos llamó a formar parte de su familia.

El apóstol Juan escribe: "¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!" (1 Juan 3:1) Es el inmenso amor que tú y yo hemos llegado a experimentar en nuestras propias vidas, por medio de Jesucristo, que nos une. Como dice Pablo, "Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros."

A veces, queremos sentir el amor de Dios como algo muy privado y personal. Es verdad que Dios nos ama y nos conoce individualmente, y podemos tener intimidad con El. Pero la Biblia constantemente presenta el amor de Dios como la base del amor que debemos mostrarnos unos a otros.  Por lo tanto, si queremos sentir el amor de Dios y guardarlo sólo para nosotros mismos, algo no está bien. Más bien, el amor fraternal se extiende constantemente. Pablo dice: "Ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia". Macedonia era la provincia donde quedaba Tesalónica. En otras palabras, el amor que ellos se tenían no se limitaba a los de su Iglesia o de su ciudad. Se extendía a los hermanos de todas las ciudades vecinas también.

Pablo no nos explica cómo se demostraba este amor. Puede ser que se reunieran con otros hermanos para alabar juntos al Señor. Quizás se visitaban unos a otros. Puede ser que hayan enviado contribuciones para ayudar a los necesitados de otras Iglesias. No sabemos exactamente cómo se expresaba su amor, pero lo seguro es que no se limitaba sólo a los de su Iglesia.

Es así que tiene que ser el amor fraternal. El amor fraternal se extiende constantemente. En lugar de limitarse, de tratarse de un círculo cerrado, el amor se expresa en círculos cada vez más grandes. Como una piedra tirada a una plácida laguna que produce ondas cada vez más amplias, el amor fraternal que Dios pone en nosotros debe ir cada vez más lejos.

Por supuesto, es imposible conocer profundamente a un gran número de personas. No podemos tener amistades cercanas con todo el mundo. Pero existe en nosotros una tendencia a encerrarnos. Queremos tener nuestro circulito de amistades y de parientes con quienes nos sentimos cómodos, para llenar nuestras necesidades de cariño y de cuidado.

Dios nos está llamando a ver siempre hacia afuera, a ver si hay necesidades que podemos llenar. Jesús vio a una viuda que dio una pequeña moneda, y dijo que había dado más que todos los demás, con sus regalos extravagantes. No pienses que no puedes hacer nada. Una palabra de ánimo, una oración, una ofrenda - todo esto puede ser usado por Dios para traer bendición.

El amor fraternal, entonces, viene de Dios, y se extiende constantemente. Pero hay algo más que debemos comprender acerca del amor fraternal. Es que el amor fraternal se tiene que cuidar. Pablo dice: "Les animamos a amarse aun más". No debemos pensar que ya amamos lo suficiente. Siempre tendremos la deuda pendiente de amar a los demás. Debemos buscar la manera de crecer constantemente en esto.

¿Cómo lo hacemos? El verso siguiente nos da algunas pistas. En primer lugar, nos dice: "a procurar vivir en paz con todos". Una manera de cuidar el amor es ponernos en paz con las personas. Si alguien nos ofende, busquemos arreglar el asunto con un espíritu humilde, estando siempre dispuestos a perdonar. Si hemos ofendido a alguien, no nos dejemos llevar por el orgullo. Vayamos a pedirle perdón ya.

La siguiente cosa que nos dice la Palabra es ésta: "a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos". Otra manera de cuidar el amor es, sencillamente, no meternos en lo que no nos interesa. Cuando siempre estamos especulando acerca de los demás, empezamos a matar el amor. ¿Por qué hará eso? ¿Por qué me miró así? ¿Qué habrá querido decir con eso?

Claro, si vemos a un hermano cometer un pecado, debemos ir a confrontarlo en amor. No es fácil, pero es importante. Pero si no tenemos conocimiento directo de algo, es mucho mejor no perder el tiempo en especulaciones. ¡Hay temas mucho mejores para la conversación que el chisme! En lugar de perder el tiempo observando y criticando a los demás, debemos dedicarnos a ser productivos. A trabajar con las manos, a hacer algo; de este modo, tendremos qué compartir con los demás. Podremos apoyar la obra del Señor, y sostener de manera digna a nuestra familia.

Muchos de ustedes trabajan muy duro. Ese trabajo es digno. Es algo bueno. Cuando trabajas con tus manos para sostener a tu familia, para compartir con los demás y para apoyar la obra de Dios, haces algo muy bueno. El mundo exalta al hombre rico que no tiene que trabajar, y se la pasa de vacación en vacación. En cambio, Dios honra al hombre trabajador, porque nuestro Dios también trabaja.

La última cosa que podemos ver en estos versículos es que el amor fraternal se deja ver. El último versículo nos dice así: "para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes". Cuando mostramos el verdadero amor de Dios, nos ganamos el respeto de los de afuera. Cuando alguien visita una Iglesia donde se respira el amor, esto llama la atención. En cambio, cuando lo que se encuentra es frialdad y distancia, el evangelio queda desacreditado.

¿Cómo podemos nosotros crecer para ser una familia de amor? Debemos reconocer que nunca vamos a dejar de crecer en esto. Tiene que ser un ejercicio constante. Veamos las necesidades de otros, y busquemos la manera de llenarlas. Por lo menos, podemos orar - aunque no podamos hacer nada más.

Seamos prontos para perdonar, y no guardemos rencor. Si existe algún problema con otro hermano, acerquémonos para arreglar el asunto. No nos fijemos en cosas que no nos interesan, sino más bien seamos productivos y trabajadores. Sobre todo, meditemos en el amor que Dios nos ha mostrado, y seamos imitadores de El. De esta manera, podemos crecer para ser realmente una familia de amor.

domingo, 1 de noviembre de 2015

LA MUERTE Y EL CREYENTE

En esta ocasión quiero hablar de un tema que muchas personas rechazan, ignoran, evaden y hasta temen hablar de el me refiero a la muerte.   Todos hablan de la vida y de los principios pero nadie piensa en el final del ciclo de los seres vivos que es la muerte.  Vamos a tratar el tema desde el punto de vista bíblico con la finalidad de conocer la promesa de los creyentes en Cristo de poder vencer la muerte a través de la resurrección.Un día, un hombre llamado Jairo se acercó a Jesús para pedirle ayuda (Lucas 8:40-56). Su hija estaba muy enferma, y este hombre quería que Jesús la sanara. Jesús le dijo: "Iré a sanarla". En el camino a la casa de Jairo, sin embargo, se encontraron con unos siervos del hombre que venían a su encuentro. "Ya no molestes al maestro", dijo uno de ellos. “Tu hija ha muerto".


La respuesta de Jesús fue ésta: "No temas. Sólo ten fe." Cuando llegaron a la casa de Jairo, encontraron a mucha gente lamentándose por la muerte de la niña. Entonces Jesús dijo algo realmente sorprendente: "¿Por qué lloran? La niña no está muerta, sino dormida." La gente se rió de El. Ellos sabían que la niña estaba muerta. Pero estas palabras de Jesús encierran una gran verdad. El entró a ver a la niña, acompañado por los padres de la niña y tres de sus discípulos. Tomándola por la mano, le dijo: "Niña, levántate". La niña abrió los ojos, se incorporó y se levantó. ¿En realidad, había estado simplemente dormida?

Más bien, Jesús la resucitó. El dijo que la niña sólo estaba dormida porque sabía que se iba a despertar. La Biblia te dice que tú un día también despertarás. El mismo Jesús que trajo vida a esa niña también resucitará a todos los que creen en El - aunque con una diferencia. Esa niña resucitó, pero un día volvió a morir. Cuando nosotros resucitemos, en cambio, ya no volveremos a morir. Sin embargo, hay mucha confusión acerca de este tema. Encontramos algunas respuestas en el pasaje de hoy, en 1 Tesalonicenses 4:13-18:

4:13 Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. 4:14 ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. 4:15 Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan  muerto. 4:16 El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. 4:17 Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. 4:18 Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.

El apóstol Pablo escribe aquí a los tesalonicenses, que hacía poco habían creído en Jesús. Ellos no habían tenido mucho tiempo con Pablo antes de que él tuviera que dejarlos, así que se habían quedado con algunos puntos de confusión. Ellos entendían que Jesús va a regresar para llevarnos a estar con El. Pero no entendieron lo que iba a suceder con los muertos. Seguramente algunas personas habían muerto en la congregación después de la partida de Pablo, y ellos querían saber que sería de aquellas personas. ¿Se quedarían atrás cuando Jesús regresara?

Pablo les responde: "No, de ningún modo". En seguida nos da la enseñanza que comúnmente se conoce como el rapto de la Iglesia. Las personas debaten si el rapto sucederá antes o después de la gran tribulación que vendrá sobre la tierra, pero todos podemos estar de acuerdo en que sí va a suceder. Jesús regresará en las nubes, y El recogerá a todos los creyentes - vivos y muertos - para estar con El para siempre. Esta es la promesa de la resurrección.

La promesa de la resurrección nos hace ver la muerte de una manera diferente. Alguien comentó alguna vez que las únicas cosas seguras en esta vida son la muerte y los impuestos. Aunque de alguna manera te logres librar de pagar impuestos, nadie se escapa de la muerte. Es la realidad ineludible a la que todos avanzamos. Cada día que vives, te acercas un día más a la muerte.

Nuestra reacción natural ante la muerte es querer ignorarla. Pero para el creyente, la muerte es un enemigo vencido. No tenemos que temer la muerte, ni vivir tratando de ignorarla. Es por esto que dice Pablo: "No queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza."

Estas palabras no significan que no lamentamos la muerte de un ser querido. Cuando Jesús estuvo frente a la tumba de su amigo Lázaro, la Biblia nos dice que El lloró. Jesús sabía que lo iba a resucitar, pero frente a la muerte de su amigo, derramó lágrimas. Nosotros también nos lamentamos y lloramos cuando perdemos a un ser querido. Su muerte nos duele.

Pero no lo hacemos con la desesperación de los que no tienen esperanza. Si conocemos a Cristo, la muerte de otro creyente es un hasta luego, no un adiós. Cada vez que nos tocaba visitar a nuestros familiares que viven a distancia - abuelos, tíos, primos -  o que alguien querido se va de viaje, la despedida son dolorosas. Aveces lloramos - no porque nunca los volveremos a ver, sino porque pasaremos algún tiempo de separación.

Así también es el dolor del creyente que pierde a un ser querido. Claro que le duele, y es normal llorar por la separación. Pero es el dolor de la separación temporal, no la desesperación de una pérdida permanente. El apóstol Pablo usa una palabra aquí para indicar esto, una palabra que se pierde en algunas traducciones.

En los versos 13 al 15, cuando habla de los muertos, usa una palabra en griego que se refiere a los dormidos. Ellos duermen, porque un día despertarán. Algunos se preguntan si Dios necesitará los mismos elementos del cadáver de persona para crear su nuevo cuerpo. ¿Qué será de los que mueren en accidentes aéreos y sus cuerpos no son encontrados, por ejemplo? Dios no necesita los elementos de nuestros cuerpos para crear el cuerpo resucitado. El Dios que fue capaz de crear a Adán con la tierra también podrá crear nuevos cuerpos para nosotros. La esperanza que tenemos es que, cuando Jesús regrese, volveremos a ver a nuestros seres queridos en cuerpos nuevos, pero reconocibles. Así como los discípulos reconocieron a Jesús después de su resurrección, también nosotros nos reconoceremos.

No seremos simplemente espíritus flotando en el aire; tendremos cuerpos renovados y perfectos. ¿No será glorioso ese día? Pero alguien podría objetar: "Eso suena maravilloso, pero ¿cómo sé que es verdad?" Aquí descubrimos también que la promesa de la resurrección queda garantizada por la resurrección de Jesús. El verso 14 dice: "¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él". Nuestra resurrección está ligada con la resurrección de Jesús. Por fe en El, fuimos incluidos en su resurrección. Nuestra fe nos conecta con Jesús; cuando El se levantó, nosotros también nos levantamos.

Es interesante que el apóstol Pablo describe a los muertos en Cristo como dormidos, porque sabemos que ellos resucitarán. Pero Jesús realmente murió. El sufrió la separación espiritual de su Padre, cuando colgaba en la cruz cargado con nuestros pecados. El sufrió la muerte verdadera, la muerte espiritual, para que tú y yo pudiéramos ser librados de esa muerte.

Por esto, la muerte para nosotros es sólo algo temporal. Pero es solamente por la muerte y resurrección de Jesús que podemos tener esta esperanza. Y El mismo volverá, visiblemente, anunciado por un ángel. Entonces los que han muerto en Cristo resucitarán primero, y luego los que estén vivos aún serán transformados.

Se cuenta la historia de un hombre que se presentó ante un rey con un gran descubrimiento. "En este frasco, Su Majestad", le dijo al rey, "tengo un líquido que lo disuelve todo. ¡No hay nada que este líquido no pueda disolver!" El rey lo miró con desdén, y luego le dijo: "¿Me cree usted un idiota? ¡Lárguese de aquí con su falso invento!"  ¿Cómo sabía el rey que lo que decía aquel hombre no era cierto? ¿Te lo imaginas? Es que, si fuera cierto, el líquido también habría disuelto el frasco. ¡En ese detalle se demostraba la falsedad de lo que alegaba el hombre!

Alguien podría decirle a Jesús: "Si tú dices que me puedes resucitar, ¡pruébalo!" Pero Jesús ya lo hizo. El mismo resucitó. Es más, fue visto por muchas personas después de resucitar. La mayoría de ellos dieron sus vidas por la fe que habían llegado a tener en la resurrección - indicando claramente que no fue ningún invento o mentira, porque nadie daría su vida por algo que sabían era mentira.

La promesa de la resurrección queda garantizada por la resurrección de Jesús. Y la promesa de la resurrección es motivo de gran esperanza. Dice Pablo: "Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras". Tenemos un mensaje para animar a todo creyente: la muerte no es el fin. ¡La vida ha ganado! Por la fe en Cristo, hemos recibido una vida eterna, una vida que jamás se acabará.

En esta vida, enfrentamos muchos problemas. Aun en medio de los problemas, Dios está con nosotros para ayudarnos. Pero nuestra esperanza no es solamente para este mundo. Tenemos una esperanza que va más allá de la muerte, una esperanza segura de la vida eterna. Los años pasan, y la muerte se acerca - pero para el creyente, la muerte es simplemente la entrada a una vida sin fin.

¿Tienes esa esperanza? ¿Le has entregado tu vida a Jesucristo? ¿Vives con la seguridad de un destino eterno? Si no tienes esa seguridad, no esperes más. Entrégale hoy tu vida a Jesús. Recibe su perdón, y recibe también la seguridad de que, cuando te mueras, será sólo dormir - porque un día despertarás.