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jueves, 9 de junio de 2016

EL PODER DE NUESTRA DEBILIDAD




Abramos la Biblia en 2 Corintios 11, y leamos desde el verso 30 hasta el capítulo 12, verso 1-10:

30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; 33 y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos
12.1 Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.
 De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí.
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Vivimos en un mundo que aprecia la fuerza. Los adolescentes juegan a las vencidas para ver quién gana - quién es más fuerte. ¡Nadie celebra al perdedor! Ningún muchacho, después de terminar con el brazo pegado a la mesa por la fuerza mayor del otro, se levanta para gritar: "¡Perdí! ¡Perdí!" Más bien, se pone a hacer pretextos - el otro le hizo trampa, o la mesa estaba resbalosa.

Los que ven las luchas libres celebran la fuerza que muestra el ganador. Los fisicoculturistas compiten por ver quién puede levantar más peso - quién tiene más fuerza. ¡Nadie celebra la debilidad! Por eso, el pasaje que vamos a leer hoy es sorprendente. El apóstol Pablo llega a decir: "haré alarde de mis debilidades", y "me regocijo en debilidades".

El había descubierto un secreto que la mayoría de nosotros ignoramos. Nuestra debilidad tiene un propósito. Si alguna vez te has sentido débil, este mensaje es para ti. En medio de nuestra debilidad, Dios se muestra poderoso. El también puede mostrarse poderoso en tu debilidad.

El apóstol Pablo escribió esta carta a la Iglesia que él había fundado en la ciudad de Corinto. El estaba ministrando en otro lugar, probablemente en Macedonia. Pero se había dado cuenta de que habían llegado a la Iglesia de Corinto unos predicadores que no estaban diciendo la verdad.

Ellos hablaban exageradamente de sus propios logros. Acusaban a Pablo de no ser apóstol, y lo criticaban de otros modos también. Con tal de quedar bien con la Iglesia de Corinto y recibir grandes ofrendas de sus miembros, decían: "¡Ese tal Pablo no es nadie! Nosotros somos los verdaderos mensajeros de Dios. ¡Hemos hecho cosas grandes! ¡Hemos recibido grandes revelaciones! ¡Hemos viajado por todo el mundo!"

Dejaban apantallados a todos con sus supuestos logros, con su fuerza y con su labia. Pero Pablo no se puso al tú por tú con ellos. Seguramente podría haber mencionado muchos logros personales, pero más bien empezó a listar todas sus debilidades y los bochornos que había pasado. El había aprendido esta gran lección: "cuando soy débil, entonces soy fuerte".

¿Cómo puede ser esto? Cuando somos débiles, estamos en condiciones para permitir que el poder de Dios obre en nosotros. Si confiamos en nuestra propia fuerza y nos creemos autosuficientes, nuestra propia fuerza es todo lo que tendremos. Pero cuando reconocemos ante Dios nuestra debilidad y necesidad, El hace cosas sorprendentes y maravillosas por su poder.

Veamos cómo esto se expresó en la vida de Pablo. En los primeros versículos que leímos, el apóstol Pablo menciona algo que sucedió poco después de su conversión. La primera ciudad a la que llegó después de conocer a Cristo fue Damasco; de hecho, fue en el camino a Damasco que él vio al Señor Jesús y se entregó a El.

En Damasco, Pablo comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Mesías, el Salvador prometido. Pero esto no les gustó a algunos de los judíos de la ciudad. Con la ayuda del gobernador hicieron un plan para arrestar a Pablo. Este plan llegó a oídos de los que habían creído en Cristo por medio de la predicación de Pablo.

Los creyentes hicieron su propio plan para rescatar a Pablo, pero lo que hicieron fue un poco inusual. Colocaron a Pablo en una enorme canasta, de las que se usaban para almacenar cereales y otras cosas. Por la noche, bajaron a Pablo por la ventana de una de las casas que estaban construidas sobre el muro de la ciudad. Así logró escaparse. 
   
Este fue el primer episodio de persecución que enfrentó Pablo, y sucedió justo después de su conversión. Es más, podríamos decir que fue una situación vergonzosa. Pablo se había dirigido a la ciudad de Damasco con cartas oficiales para el arresto de los cristianos de esa ciudad. El esperaba recibir una bienvenida calurosa por parte de los líderes judíos de la ciudad.

Seguramente se quedaría en un alojamiento cómodo y se entrevistaría con gente importante.

Pero en el camino, Jesús se encontró con él. Ahora, en lugar de recibir reconocimientos, enfrentaba persecución. En lugar de salir exitosamente de la ciudad con su misión cumplida, tuvo que escabullirse de noche. ¿Quién presumiría de tal cosa? Más bien, es una de esas cosas que se tratan de callar. Es algo penoso para la "gente bien" tener que esconderse de las autoridades.

Pablo, en cambio, abiertamente describe su situación tan penosa. ¿Por qué? Porque en medio de todo esto, Dios se mostró poderoso. Dios lo usó en Damasco para que muchos pudieran escuchar el mensaje. Dios lo sacó de Damasco para que pudiera predicar en otras partes. Dios se mostró poderoso en medio de la persecución y las situaciones penosas.

Dios a veces nos permite estar frente a las autoridades. Pablo mismo testificó ante reyes, y quizás ante el césar mismo. Otros personajes bíblicos - Nehemías y Daniel, por ejemplo – tuvieron posiciones muy elevadas en el gobierno. Pero nunca debemos confundir el favor de los poderosos con el poder de Dios. Dios se muestra poderoso en la vida de los que el mundo rechaza, precisamente porque así El se lleva toda la gloria.

Si tú te encuentras enfrentando rechazo o persecución a causa de tu fe en Jesucristo, no te desanimes. Al contrario; ¡alégrate! Dios está a punto de hacer algo grande en tu vida, si tú confías en El y no en los hombres. No busquemos quedar bien con el mundo; más bien, hagamos espacio en nuestra vida para que Dios obre en nosotros. Humillémonos ante El, para que El nos levante.

Además de pena y persecución, Pablo también enfrentó sufrimientos y enfermedad. En los primeros versículos del capítulo 12 él nos recuenta una revelación maravillosa que Dios le dio. Aunque lo describe como si le hubiera sucedido a otra persona, lo hace por motivos de humildad. Es casi seguro que Pablo realmente describe su propia experiencia.

El recuenta haber sido llevado al tercer cielo, la morada de Dios, y haber visto allí cosas tan maravillosas que no se le permitía hablar de ellas. Seguramente los falsos predicadores que habían llegado a confundir a la Iglesia de Corinto también hablaban mucho de sus maravillosas visiones, pero Pablo apenas menciona la suya.

Más bien, se apura para contar que - después de darle esta maravillosa visión - Dios también le dio otra cosa. Se trata de una espina clavada en su carne, un aguijón en el cuerpo. Hasta lo describe como mensajero de Satanás. ¿A qué se refería, exactamente? El no nos dice. Es muy posible que se haya tratado de un problema de la vista, como podría también ser otra cosa.

Esto molestaba a Pablo. Si su aguijón en la carne era un problema con los ojos, se le hacía difícil escribir cartas. Tendría que usar secretarios para hacerlo. También su trabajo como fabricante de carpas sería más difícil. Tres veces le pidió a Dios que se lo quitara, pero Dios le respondió: "Bástate mi gracia. Mi gracia es suficiente para ti. Mi poder se perfecciona en la debilidad."

Dios le dio a Pablo revelaciones y visiones maravillosas, pero también le dio una debilidad para mantenerlo humilde. Irónicamente, fue gracias a esta debilidad que Pablo pudo servir tan poderosamente al Señor.

Las personas del mundo buscan el poder en la autosuficiencia. Buscan al hombre que presume de sus logros, al ganador que lo tiene todo. Las estrellas se esfuerzan por mantener una ilusión de perfección, y viven temiendo el escándalo que podría destruir su carrera.

El paganismo busca el poder de la magia para manipular a las personas y las circunstancias. Las personas van a los brujos y hechiceros buscando poder, poder para controlar a otros - o al menos sus propias vidas. Pero Dios, el Padre de nuestro Señor Jesús, muestra su poder en la debilidad.

El hace cosas grandes en nosotros cuando llegamos al final de nuestras fuerzas. Su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Por eso podemos decir, "cuando soy débil, entonces soy fuerte". ¿Significa esto que debemos dejar de hacer ejercicios para ser más fuertes? ¿Significa que debemos dejar de esforzarnos por hacer el bien, y ser totalmente pasivos?

No significa ninguna de estas cosas. Lo que significa es que, cuando lleguemos al final de nuestras fuerzas, allí vamos a encontrar a Dios - si confiamos en El. Cuando sentimos que ya no podemos más, allí está Dios. Cuando pensamos que no podemos servir a Cristo, allí está El.

De hecho, la vida cristiana y la salvación comienzan con la debilidad. Sólo podemos llegar a ser cristianos si reconocemos nuestra necesidad de un Salvador. Sólo podemos tomar la decisión de seguir a Cristo si hemos llegado a entender que no podemos salvarnos a nosotros mismos, y que necesitamos ser rescatados.
Pero no sólo es al principio de la vida cristiana. A lo largo de nuestro caminar con Cristo, tenemos que reconocer que no podemos. Es precisamente cuando no podemos más que Dios se muestra poderoso, haciendo lo imposible en nosotros. Es allí cuando vemos fuerza en la debilidad.


¿En cuáles circunstancias de tu vida necesitas que se manifieste el poder de Dios? Confiesa ante El hoy tu incapacidad, e invítale a obrar con su poder en y a través de ti. En tu debilidad, podrás encontrar la fuerza de Jesucristo.

jueves, 2 de junio de 2016

EL CENTRO DE TU PERFECTA VOLUNTAD



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Según el diccionario se define la palabra Voluntad como la facultad que permite al ser humano gobernar sus actos, decidir con libertad y optar por un tipo de conducta determinado. En otra palabra la voluntad es el poder de elección que resulta del alma con la ayuda del intelecto y las emociones para tomar una determinada decisión.

Conociendo la definición de la palabra voluntad podemos pasar a hablar de los tipos de voluntades que rigen al hombre: Su propia voluntad y la voluntad de Dios la cual puede ser perfecta o permisiva. 

Es perfecta cuando obedecemos radicalmente a los mandatos divinos y permisiva cuando nosotros insistimos en pedir algo que solo satisface nuestra propia voluntad y Dios nos lo concede, muchas veces a sabiendas que lo que él quería para nosotros es mucho mejor que lo que nosotros anhelábamos recibir de Él.

Hoy quiero tratar este tema, porque es de gran importancia para nuestra relación con Dios, debido a que dependiendo con quien este alineada nuestra voluntad, se puede revelar hacia quien está dirigida nuestra devoción y nuestra obediencia.

-Me explico- Si nosotros hacemos nuestra propia voluntad, entonces iremos en contra de la voluntad de Dios y a favor de lo que nos dicta nuestro ego.  Así mismo si alineamos nuestra voluntad con los deseos de nuestra carne y con las mundanalidades, también iremos en contra de la voluntad divina, porque como dice el Apóstol Santiago en su capítulo 4:4 “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”

 La amistad con el mundo y lo que el mundo promueve nos convierte en enemigos de Dios.

Nuestro llamado es a vivir en obediencia y a caminar en la perfecta voluntad de Dios. La Biblia nos narra una historia que nos muestra las consecuencias que se derivan de querer hacer nuestra propia voluntad.  Y me gustaría que usted la lea junto conmigo. Se encuentra en el Libro de Génesis 11:1-9.

La torre de Babel:

Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.
Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.
Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.
Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.
Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.

Después que el hombre cayo de la gracia de Dios por causa del pecado y la desobediencia. Dios ha tratado de mucha manera de restaurar la relación con el hombre, pero la humanidad sigue reincidiendo en el error de querer hacer su propia voluntad y cuando no, la voluntad de los enemigos de Dios y muchas veces hasta acuden a la voluntad permisiva de un Dios Justo, misericordioso y perdonador; pero nunca a vivir conforme a su perfecta voluntad.

¿A qué se debe eso?

Se debe a que una tendencia interna de los hombres es querer ser reconocidos y todo lo que hacemos es vivir solo para complacer nuestras innumerables e insaciables necesidades. Las personas nacemos y necesitamos crecer, crecemos y necesitamos de un trabajo para sustentarnos y así poder obtener dinero para vivir una vida mejor, obtenemos dinero, pero eso no satisface nuestras necesidades y luego buscamos fama para poder ser reconocidos y así pueda el mundo conocer nuestro nombre.

 En este relato bíblico encontramos una gran enseñanza y es mi oración que esta pueda ser de gran bendición para tu vida.

Cuando Dios creo al hombre le enseño a hablar su Idioma, el mismo idioma que hablaremos en el cielo. Al creador le plació que la humanidad hablara un solo lenguaje en ese entonces era el hebreo antiguo. El lenguaje que hablaba Jesucristo el Mesías, pero a medida que el hombre se fue movilizando y fue evolucionando en sus conocimientos, su mente se llenó de orgullo y de vanidad y quisieron unirse en un mover de rebelión para hacer su propia voluntad. Desafiaron al creador haciendo ladrillos y asfalto con la finalidad de construir una torre tan alta que pudiera llegar al cielo. ¡Qué forma más absurda de querer llegar al cielo!

El hombre en su afán de ser como dioses y bajo la influencia directa de satanás el engañador y usurpador, aprendió a mezclar la paja con el barro y crearon un elemento que Dios no había creado, lo llamaron ladrillo.

Notemos algo muy interesante en esta mezcla, que no es una creación sino una imitación de un elemento que ya Dios había creado llamado roca. El hombre mezclo dos elementos que tienen un gran significado: Las Pajas que se usan para alimentar los animales y el barro que mezclado con agua resulto ser la materia prima con la que Dios creo al hombre a su imagen y semejanza.

¿Qué sucede? que el ladrillo no tiene la consistencia que tiene la roca, el ladrillo se rompe con facilidad y las pajas son un prototipo de las obras de la carne.

El hombre en busca de hacer su propia voluntad quiso apilar ladrillos para llegar al cielo ignorando que solo hay una forma de llegar al cielo, pero no es construyendo con ladrillos sino dejando que Dios construya en nosotros la vida de Jesús quien es la roca fuerte e inconmovible.

Nuestra vida no puede estar fundamentada en base a ladrillos porque este se desborona con tan solo un golpe y no podremos subir a las alturas con algo que tiene tan poca consistencia.

Los ladrillos son símbolo de la esclavitud y del pecado, por esa razón la divina trinidad no permitió que esa torre se terminara de construir y trajo confusión sobre los hombres porque ya no estaban usando el idioma de Dios para unidad sino para rebelión y el hombre no puede pretender alcanzar a Dios con obras hechas con paja y barro. Ya el idioma no le servía para interceder sino para llenar su propio ego a tal punto que Dios se percató que con la ansiedad de los hombres de hacerse un nombre y hablando el mismo lenguaje podrían sublevarse y envanecerse hasta querer llegar a ser como su creador y decidió confundirlo y esparcirlo.

Dios cada vez que nosotros queramos hacer nuestra voluntad va a descender para confundirnos y esparcirnos, porque no se puede subir al cielo a través de las obras de la carne del hombre sino con el fruto del Espíritu Santo de Dios obrando en nosotros.

La Biblia nos dice que aquellos hombres querían hacerse un nombre para que siendo famosos no pudieran ser dispersados de la tierra, pero cuando nosotros queremos hacernos un nombre ignorando el nombre de Jesús, que es el nombre sobre todo nombre; entonces vendrán espíritus de confusión enviados por el mismo Dios para confundirnos y dispersarnos de su santa y divina presencia. A esto se debe que existan tantas religiones y sectas falsas. Estas están llenas de personas que extraviaron el camino y siguieron la dirección de una voluntad contraria a la de Dios hasta que fueron confundidos y terminaron en doctrinas de demonios como dice la Biblia.

“El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” 1 Tim. 4:1.

Dios sabía que la unidad de un pueblo que habla un mismo lenguaje y tiene un mismo propósito puede ser un arma de dos filos. Si esta unidad en hablar y propósito es con un fin de obediencia puede llamar la atención de Dios y moverlo para ejecutar su propósito y su voluntad sobre una familia, iglesia o nación.

“Otra vez os digo, que, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”. Mat. 18:19.

De la misma manera si el pueblo se une para rebelarse, Dios sabe que la unidad en un mismo propósito puede afectar la relación con El y su pueblo ya que el principio del acuerdo es una herramienta muy poderosa que atrae la atención del Creador. Aunque en el caso de la rebelión trae por consecuencia confusión y separación con Dios, ya que el principio del pecado es la rebelión y la paga del pecado es la separación o la muerte.

-Cuidado con el espíritu de babel o de vanagloria, que te hace ambicionar ser más grande, que te hace creer más en ti que en el poder de Dios, cuidado con ese espíritu que te dice a tu interior “aquí el de la unción soy yo” -“aquí el pastor soy yo” -cuidado con querer robarle la gloria al creador, - Nunca olvides que tu ere una creación, no mezcle pajas ¡digo! obras de la carne con barro, porque tú y yo somos el barro; pero él es el alfarero, es él quien debe determinar el tipo de vasija que somos, si vasijas de honras o vasijas quebradas.

Recuerda que mientras más alta es la torre de tu prepotencia, más dolorosa puede ser tu caída y más grande tu confusión y que el resultado final siempre será la separación con nuestro hacedor.

Dios destruyo la torre y esparció confundidos a sus constructores. Así termino el relato y así será el final de todo aquel que se quiera sublevar a la voluntad y al plan original de Dios.

Me ministra mucho la humildad de Jesucristo, quien, conociendo todos sus atributos y su gloria, un día en el monte de Getsemaní se humillo en oración y le dijo al Padre, si tú quieres pasa mi esta copa; pero que no se haga mi voluntad sino la tuya. Al mismo Padre que el día de su bautismo había declarado con su propia voz la complacencia que tenía sobre su hijo, quien más adelante les enseño a sus discípulos que al orar dijeran “hágase tu voluntad en la Tierra, así como se hace en el Cielo”

Tremendo nuestro Señor Jesús, quien siendo Dios no escatimo convertirse en forma de hombre para cargar en su cuerpo el pecado de todos nosotros. Seamos imitadores de Cristo aquel que siendo cien por ciento Dios se sujetaba a la voluntad de Dios el Padre y tratemos de alcanzar nuestro éxito caminando siempre en el centro mismo de su perfecta voluntad.

Alguien alguna vez dijo esta frase con la que quiero concluir y quiero que la medites profundamente. Esa persona dijo: “El peor fracaso que le puede ocurrir a un hijo de Dios, es tener éxito en algo que Dios no lo haya enviado a hacer”.

En otra palabra el éxito de un creyente no se mide por sus grandes logros ministeriales, sino más bien por el hecho de poder afirmar siempre que está en centro mismo de la perfecta voluntad de Dios, puesto que con Dios todo y sin el nada.

Oremos: Padre celestial ayúdanos cada día a parecernos a tu hijo Jesús a caminar siempre en tu obediencia y a permanecer siempre en el centro de tu santa y divina voluntad, a ser humildes y mansos de corazones y a no desear ser mayores que los demás sino simplemente imitadores de tu hijo. Te lo pedimos por los méritos que alcanzo Jesús con su muerte en la cruz. Amen.