Uno de los pecados que a lo
largo de la historia de la humanidad, ha provocado y desatado los más horribles
juicios de Dios sobre la tierra, ha sido la IDOLATRÍA. Pero, lo más
triste de todo esto es, que quien mayor amargura le ha causado a Dios por
motivo de este pecado, ha sido su pueblo escogido, la nación de Israel. Por
poner un solo ejemplo, no fue sino, por causa de este pecado, que tres mil
israelitas fueron muertos a espada en medio del desierto, cuando en su
desobediencia fabricaron un becerro de oro para adorarle. (ÉXODO 32:28).
La Idolatría, es el amor excesivo
de una persona, pueblo o nación; expresado a alguna falsa divinidad
representada por alguna figura o imagen creada o compuesta por el hombre. La
idolatría es, en resumen, uno de los pecados que más repugnancia le causa a
Dios y, en consecuencia, a su vez, uno de los pecados por los que más severamente
ha castigado Dios a los hombres y especialmente a su pueblo.
Sin embargo, existe un pecado al
que la biblia compara y categoriza como idolatría y al que podemos nombrar
como IDOLATRÍA OCULTA o la forma sutil de la Idolatría, y lo llamo así, porque la persona que la
padece, no se da cuenta de que la tiene, en razón de que el mismo pecado se
encarga de mantenerse oculto dentro de la misma persona, encegueciéndola para
que no lo vea.
Este pecado al que me refiero,
penosamente muy común y presente en la personalidad de algunos de nosotros los cristianos,
es al pecado de la Obstinación.
El
diccionario describe este término como un estado de ánimo muy habitual entre
los seres humanos que se caracteriza por la terquedad y la tozudez a la hora de
la ejecución de alguna acción o actividad, o bien para comprender y entender
determinadas cuestiones o puntos de vista que difieren con las propias.
Ser Obstinado y
ser Idolatra, es según la biblia, exactamente lo mismo. Así lo
encontramos en el Capítulo 15, versículo 23 de 1 Samuel:
"PORQUE COMO PECADO DE ADIVINACIÓN ES LA REBELIÓN, Y COMO ÍDOLOS E IDOLATRÍA LA OBSTINACIÓN".
"PORQUE COMO PECADO DE ADIVINACIÓN ES LA REBELIÓN, Y COMO ÍDOLOS E IDOLATRÍA LA OBSTINACIÓN".
Una persona OBSTINADA,
es una persona OBSESIONADA y para que lo entendamos todavía
mejor, es una persona TERCA, es alguien tan ciego, tan ofuscado, necio y persistente en su error, que es capaz, con su terquedad de hacer hablar
hasta a los BURROS; cual fue el caso del profeta BALAAN (Num. 22:21-33) a
quien su ASNA tuvo que hablarle para que parara de golpearla,
en razón de que el profeta, por motivo de su OBSTINACIÓN en ir
a maldecir al pueblo de Dios, no podía ver al ángel que con su espada desnuda
se había parado frente a la BURRA para detenerla en su camino.
Esta BURRA había
visto al ángel tres veces, sin embargo, el profeta de Dios, por su terquedad no
había podido verlo ni siquiera una vez y por esta causa la golpeaba para que
avanzara. Fue tan excesiva la OBSESION del profeta, que estuvo
en riesgo de que el ángel lo matara, pues cuando el profeta se detuvo, el ángel
le dijo: Si la burra no se hubiera detenido, yo te hubiera matado a ti y a ella
la hubiera dejado viva. Así es que, Imagínese usted. ¿Si esto le sucedió a un
cristiano con la categoría de profeta, acostumbrado a tener visiones, hablar
con ángeles y escuchar la audible voz de Dios, que piensa usted nos sucedería a
nosotros, muchos de los cuales, si sabemos que Dios habla, ha sido porque algún
profeta nos ha hablado en su nombre?
El mayor ejemplo de OBSTINACIÓN lo
tenemos en el caso del Rey Saúl, quien su OBSTINACIÓN lo llevó
no sólo a ser desechado por Dios y perder su reinado; sino que también lo
condujo al ocultismo yendo a parar a consultar a una bruja. Y es que la OBSTINACIÓN es
el medio de que se vale satanás para hacer que muchos, sin saberlo, terminen
rindiéndole adoración. De modo que cuando tú te inclinas frente a cualquier
imagen o frente a tu propio ego y lo adoras, sin darte cuenta estás rindiendo
adoración al enemigo de las almas, pues detrás de toda idolatría se encuentra
el maligno buscando ser venerado.
Las personas perseverantes que
tienen las ideas claras y saben lo que quieren suelen ser muy admiradas y
conseguir prácticamente todo lo que se proponen, pero ¿Qué pasa cuando nos
obstinamos con la misma idea, cuando queremos tener siempre la razón, cuando no
somos capaces de escuchar los consejos y advertencias de los seres que
tenemos a nuestro alrededor? Es
entonces cuando nuestra obstinación se convierte en una cárcel y nuestro ego,
en los barrotes.
Las
personas que son presas de la Obstinación y el egocentrismo, por lo general solo
obedecen a su propio “Yo.” Piensan que todo lo saben y no escuchan consejos.
Ese fue el gran error del Rey Saúl, quien luego de haber sido ungido por Dios a
través del Profeta Samuel, y luego de haber tenido una experiencia tan hermosa
donde la misma gloria de Dios lo visito y hasta danzo, adoro y profetizo, posteriormente
fue rechazado por Dios; porque Dios no comparte su gloria con nadie y solo Él
se puede auto-denominar “YO SOY”
Cuando una persona es Obstinado desafía
de forma directa a Dios, se hace esclavo de sus opiniones y no admite estar
equivocado, ya que su opinión es su gran ídolo.
Te has preguntado ¿Cómo
sería tu vida si hubieras escuchado más a las personas que te has encontrando en tu camino y han tenido la paciencia de darte buenos consejos? Muchas veces
fruto de una larga experiencia, y tu cometiendo el mismo error por causa de tener una idea fija en tu cabeza.
Esta incapacidad que a veces
todos tenemos de dejarnos modificar por el entorno y querer tener siempre la
razón, nos ciega y en muchas ocasiones se convierte en un obstáculo que
continuamente tenemos que saltar.
Es muy común confundir fortaleza
con obstinación. Y en algunas ocasiones hasta podemos ser ambas cosas, sin embargo,
son caminos que nacen y llevan a lugares muy diferentes: la fortaleza
nace de la capacidad de adaptarnos y la obstinación del miedo al cambio y
el ego desmedido.
Los obstinados de carácter tratan
de vencer su miedo luchando con los otros, pero no son conscientes de que el
poder que creen tener y su terquedad,
es en realidad debilidad disfrazada de fuerza.
El miedo suele ser la causa de la
mayoría de los problemas:
miedo a los cambios, miedo al rechazo, a la soledad, etc.
Hay personas que temen mostrarse a sí mismas porque se sienten vulnerables y se
refugian detrás de su ego cerrándose al mundo exterior. Ese muro les impide
conectar con los otros y con la demanda del momento. Así en su afán por
proteger su mundo interior dejan de empatizar y congeniar con los otros y las
relaciones personales se resienten mucho. Es difícil ser feliz cuando se entiende la vida como una lucha y las
relaciones personales como una guerra.
Querer tener siempre la razón es
una gran responsabilidad que puede llegar a pesarnos como una gran bolsa de
piedras. Nadie nos pide que estemos siempre seguros de todo, a veces uno
simplemente no sabe la respuesta.
Admitir que no somos perfectos es uno de los caminos directos a la
felicidad y mejora mucho las relaciones con los que tenemos
alrededor porque, si en vez de luchar y quedarte en esa cárcel que es la
obstinación, entiendes las relaciones personales como un apoyo mutuo, asumes que los que te
rodean tienen mucho que enseñarte y estás dispuesto a modificar tus
pensamientos y acciones, sin dejar de ser tú mismo, seguro que tomarás mejores
decisiones y estarás mucho más cerca de alcanzar la felicidad.
Finalmente, mi consejo es que
aprendamos a ser transigente, dócil y llevadero. Jesús
dijo:
“APRENDED DE MI QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN Y HALLAREIS
DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS”. Mateo 11:29.
Dice
el Profeta Samuel:
“¿SE COMPLACE DIOS TANTO EN LOS HOLOCAUSTOS,
¿VICTIMAS OFRENDAS Y SACRIFICIOS, COMO EN QUE SE LE OBEDEZCA? CLARO QUE NO,
PUESTO QUE LA OBEDIENCIA, DICE DIOS, VALE MUCHO MAS QUE MILES DE SACRIFICIOS”. 1 Samuel 15:22.
Y
dice el Salmista David:
“EL HACER TU VOLUNTAD OH DIOS, ME HA AGRADADO”. SALMOS
40:8.
Cuidemos
de ser sabios en nuestras propias opiniones y pidamos al Señor Jesús que nos
ayudes cada día a ser como El.
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